Hace ya unos meses entré en una conocida tienda de anticuario en Barcelona. Me recibe una señorita con aparentes pocas ganas de vender. Asi que, parco que es uno, empecé a pensar que mi aspecto debía dar imagen de lo vacío de mi bolsillo, pero fácilmente me di cuenta que no iban por ahí los tiros, y no diré el porqué que tampoco hace falta para lo que explico.
Pido si tienen un Omega Seamaster 2254, el "negrito". La señorita me mira como si estuviese viendo a un marciano, o similar. No sé de qué me habla, me comenta. Le explico muy sucintamente sin mejor resultado. Antes de que pudiese decir nada más, se me echa casi encima, por detrás, una especie de gorila diciéndome que ese reloj no existe, que no está para perder el tiempo. Y este menos que gorila no me pareció guardia de seguridad, tenía trazas de ser dueño o encargado.
Muy extrañado, y hasta molesto como no podía ser por menos, me levanto y hago amago de salir pero antes me giro hacia el imitador de gorila, y lo digo así con perdón al gorila, echo hacia atrás la manga de la americana y le enseño mi precioso y flamante "negrito". Su respuesta fue de lo más rastrero y menos comercial que jamás he escuchado.
Se acercó al escaparate y con expresión dominante y casi airada me restregó por los morros un Rolex GMT II diciendo. Esto es un reloj y no eso.....
Pero como el pez muere por la boca y no hay más cera que la que arde...............mi pequeña venganza se materializó cuando levantando la manga de la americana del brazo derecho le enseñé el reloj que llevaba diciéndole. Y ¿esto qué es...? No hace falta decir la marca pero por si por precio los valoramos, el que le enseñé tiene un PVP de más del doble que el GMT. Y llevaba ese reloj porque lo recogí de Rabat, no por otra cosa.
Con un cortés y cálido buenos días y que el negocio les vaya bien, me despedí para nunca jamás de la dichosa tienda. Vaya, al menos mientras ande por allí el imitador de gorila, porque como digo ni a éste le llega.
Disculpad lo extenso de éste, y saludos.