B
barista
Visitante
Buenas a todos
Existe una leyenda en Buenos Aires.
Esta leyenda está asociada al masoquismo gastronómico.
El masoquismo gastronómico, en alguna medida, nos acompaña algunas veces.
Por ejemplo odio la pizza, las pastas y las hamburguesas y sin embargo las como para hacerle solidaridad a mi marido.
La Parrilla La Leyenda ( no confundir con el restaurant del mismo nombre y ubicado en avenida Córdoba ) está ubicada en el barrio de Palermo, a la altura de la calle Güemes al 4200, y es lo menos convencional y formal que se puedan imaginar.
La Parrilla funciona en lo que alguna vez fue la galería Güemes y sus horarios y días de apertura y cierre son a piacere del dueño. Puede que a este hombre un día se le ocurra abrir a las 6 pm, otro día a las 3, el siguiente al mediodía. Y quizás una semana no abre. No tiene un horario, y tampoco el parrillero-dueño tiene empleados o ayudantes. Este hombre sencillamente cocina, lava platos, atiende mesas, cobra las cuentas, recibe proveedores, prepara la ensalada y atiende las carnes a la brasa con sus manos poco felices para las artes culinarias.
Lo único rico que probé allí son las papas asadas ( ¿ o eran fritas ? ). Nada mas.
Todo lo demás es incomible: los sandwich, el asado al plato, el choripan.
Como soy masoquista gastronómica confesa fui varias veces al lugar.
Pero al ir allí me di cuenta que no estoy sola en el mundo. Mucha gente va y come y se ríe de lo malo que se come allí.
También están aquellos que solo se van a La Leyenda a tomar un vino, unas cervezas o unos vermouth en un ambiente brumoso y post apocalíptico. La sequedad de aventuras en el siglo XXI hace que hasta tomarse un vino en La Leyenda tenga ribetes épicos.
La última vez que mi estómago sufrió en la Leyenda ( 4 años quizás ) estábamos sentados junto a unos turistas que habían venido a probar qué es sufrir y agonizar de acidez por un chorizo barato o un pedazo de carne dura como la roca. Y los turistas encantados. Se tomaron unos Fernet ( una aberración medicinal que luego se transformó en vermouth ) y felices. No sé si La Leyenda está en esos lugares tipo tripadvisor ( una truchada elegante ) pero debería tener su rincón. Es mas, creo que debería existir una web de lugares espantosos para comer o tours de gastronomía sádica. Con recomendaciones y ranking.
Ya saben dónde tienen que ir a sufrir si pasan por Buenos Aires.
PD: los precios de las pizarras, por supuesto, son de hace 4 años.
Gracias por pasar por el hilo.
Que sigan bien.
Existe una leyenda en Buenos Aires.
Esta leyenda está asociada al masoquismo gastronómico.
El masoquismo gastronómico, en alguna medida, nos acompaña algunas veces.
Por ejemplo odio la pizza, las pastas y las hamburguesas y sin embargo las como para hacerle solidaridad a mi marido.
La Parrilla La Leyenda ( no confundir con el restaurant del mismo nombre y ubicado en avenida Córdoba ) está ubicada en el barrio de Palermo, a la altura de la calle Güemes al 4200, y es lo menos convencional y formal que se puedan imaginar.
La Parrilla funciona en lo que alguna vez fue la galería Güemes y sus horarios y días de apertura y cierre son a piacere del dueño. Puede que a este hombre un día se le ocurra abrir a las 6 pm, otro día a las 3, el siguiente al mediodía. Y quizás una semana no abre. No tiene un horario, y tampoco el parrillero-dueño tiene empleados o ayudantes. Este hombre sencillamente cocina, lava platos, atiende mesas, cobra las cuentas, recibe proveedores, prepara la ensalada y atiende las carnes a la brasa con sus manos poco felices para las artes culinarias.
Lo único rico que probé allí son las papas asadas ( ¿ o eran fritas ? ). Nada mas.
Todo lo demás es incomible: los sandwich, el asado al plato, el choripan.
Como soy masoquista gastronómica confesa fui varias veces al lugar.
Pero al ir allí me di cuenta que no estoy sola en el mundo. Mucha gente va y come y se ríe de lo malo que se come allí.
También están aquellos que solo se van a La Leyenda a tomar un vino, unas cervezas o unos vermouth en un ambiente brumoso y post apocalíptico. La sequedad de aventuras en el siglo XXI hace que hasta tomarse un vino en La Leyenda tenga ribetes épicos.
La última vez que mi estómago sufrió en la Leyenda ( 4 años quizás ) estábamos sentados junto a unos turistas que habían venido a probar qué es sufrir y agonizar de acidez por un chorizo barato o un pedazo de carne dura como la roca. Y los turistas encantados. Se tomaron unos Fernet ( una aberración medicinal que luego se transformó en vermouth ) y felices. No sé si La Leyenda está en esos lugares tipo tripadvisor ( una truchada elegante ) pero debería tener su rincón. Es mas, creo que debería existir una web de lugares espantosos para comer o tours de gastronomía sádica. Con recomendaciones y ranking.
Ya saben dónde tienen que ir a sufrir si pasan por Buenos Aires.
PD: los precios de las pizarras, por supuesto, son de hace 4 años.
Gracias por pasar por el hilo.
Que sigan bien.
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