AbderramanII
Reina Mora
Sin verificar
¡Buen día a todos! Es mi primer hilo en el subforo de Relojes de Bolsillo y creo que nunca he participado aquí, así que lo primero es saludaros y presentarme: soy vecina del subforo de al lado, el de Vintages. Me gustan casi todos los tipos de relojes, pero los que realmente me entusiasman son los abueletes. No es que entienda mucho de vintages, pero si lo comparamos con lo que sé de relojes de bolsillo soy una eminencia Admito que veo las piezas de bolsillo y me parecen encantadoras, tanto por fuera como por dentro, pero como realmente disfruto de los relojes es usándolos, así que los de bolsillo no han sido nunca objeto de mi atención.
Siento una enorme envidia cuando veo mostrar relojes familiares; me parece emocionante poder disfrutar de piezas que han pertenecido a seres queridos, y lamentablemente yo no poseía ninguna; no sé, supongo que mi familia es muy ‘tirona’. El único que confiaba en poseer algún día, lo más lejano posible, era el Omega de mi padre que recuerdo en su muñeca desde que era niña y me llevaba de la mano, pero una desaprensiva se lo robó el año pasado, así que me veía condenada a no disfrutar de ese placer.
El caso es que ayer, mientras estaba cenando en casa de mis padres, mi madre me dice de pronto que por ahí, en algún sitio, hay un reloj de bolsillo de mi abuelo paterno. “Creo que era un Longines”, me dijo. Me hizo mucha ilusión, fundamentalmente porque por fin iba a tener un reloj de familia, pero es que además Longines es una marca que me gusta especialmente, así que le dije que me encantaría verlo. Al terminar de cenar se levantó y al momento apareció con un joyero en el que estaba el relojito. Lo primero que me llamó la atención fueron sus agujas, tan impresionantemente azules; me entusiasmaron. Mi madre me dijo que mi padre lo había utilizado una temporada muchos años atrás y funcionaba bien; yo no lo recuerdo. Inmediatamente le di cuerda, pero comprobé que la segundera se movía muy perezosa, probablemente debido a la suciedad y falta de lubricación, así que preferí no forzarlo. Como ya os habréis imaginado, el reloj se vino conmigo y en cuanto regrese de vacaciones mi relojero espero que vuelva a funcionar “como un Longines”. Por lo demás, supongo que es una pieza sencilla, sin especial interés, salvo para mí, claro está. La caja es de plata, pero no tiene ninguna decoración que la embellezca. He conseguido que mi marido me lo abra y creo que, por su número de serie, se puede datar en 1927-1928 y su calibre es un 1425. Aquí os dejo unas fotos (nótese el lujoso expositor vestido de negro sobre el que aparece la pieza, elaborado siguiendo indicaciones de un creativo diseñador, rafagil creo recordar que se llama )
Esto es todo amigos: estoy muy contenta, quería compartirlo y qué mejor lugar para hacerlo que este rinconcito. Muchas gracias por llegar hasta aquí y, evidentemente, agradeceré muchísimo cualquier cosa que me podáis decir sobre mi nuevo relojito que tan feliz me tiene.
Siento una enorme envidia cuando veo mostrar relojes familiares; me parece emocionante poder disfrutar de piezas que han pertenecido a seres queridos, y lamentablemente yo no poseía ninguna; no sé, supongo que mi familia es muy ‘tirona’. El único que confiaba en poseer algún día, lo más lejano posible, era el Omega de mi padre que recuerdo en su muñeca desde que era niña y me llevaba de la mano, pero una desaprensiva se lo robó el año pasado, así que me veía condenada a no disfrutar de ese placer.
El caso es que ayer, mientras estaba cenando en casa de mis padres, mi madre me dice de pronto que por ahí, en algún sitio, hay un reloj de bolsillo de mi abuelo paterno. “Creo que era un Longines”, me dijo. Me hizo mucha ilusión, fundamentalmente porque por fin iba a tener un reloj de familia, pero es que además Longines es una marca que me gusta especialmente, así que le dije que me encantaría verlo. Al terminar de cenar se levantó y al momento apareció con un joyero en el que estaba el relojito. Lo primero que me llamó la atención fueron sus agujas, tan impresionantemente azules; me entusiasmaron. Mi madre me dijo que mi padre lo había utilizado una temporada muchos años atrás y funcionaba bien; yo no lo recuerdo. Inmediatamente le di cuerda, pero comprobé que la segundera se movía muy perezosa, probablemente debido a la suciedad y falta de lubricación, así que preferí no forzarlo. Como ya os habréis imaginado, el reloj se vino conmigo y en cuanto regrese de vacaciones mi relojero espero que vuelva a funcionar “como un Longines”. Por lo demás, supongo que es una pieza sencilla, sin especial interés, salvo para mí, claro está. La caja es de plata, pero no tiene ninguna decoración que la embellezca. He conseguido que mi marido me lo abra y creo que, por su número de serie, se puede datar en 1927-1928 y su calibre es un 1425. Aquí os dejo unas fotos (nótese el lujoso expositor vestido de negro sobre el que aparece la pieza, elaborado siguiendo indicaciones de un creativo diseñador, rafagil creo recordar que se llama )
Esto es todo amigos: estoy muy contenta, quería compartirlo y qué mejor lugar para hacerlo que este rinconcito. Muchas gracias por llegar hasta aquí y, evidentemente, agradeceré muchísimo cualquier cosa que me podáis decir sobre mi nuevo relojito que tan feliz me tiene.