cvic56
Forer@ Senior
Sin verificar
Hola de nuevo a todos, compañeros de afición.
Hoy os presento un curioso artículo de Phil Connors, un columnista que escribe artículos en el periódico que dirijo, que por la temática reflexiva que emplea, creo que interesará a los miembros del foro, ya que trata de los relojes en general, tanto de pulsera, como los de pared, de sobremesa y muchos otros tipos. Espero que os guste, aunque se aparta un poco de la técnica relojera, que es lo que prima en este foro, pero es de mucha actualidad.
Lo he traducido al castellano, puesto que la edición del periódico está escrita en catalán y así tendrá mejor comprensión para todos los usuarios del foro:
Los relojes ya no hacen tic-tac
Hace poco un profesor se quejaba de que sus alumnos de ESO no sabían interpretar la hora en un reloj analógico y el programa Jimmy Kimmel Live de la televisión americana lo evidenciaba en una encuesta en la calle.
Y quizás no tiene que ser una queja el que conviene sino un cambio de paradigma del que hace falta o no aprender.
En el siglo XIV aparece el reloj mecánico y al XVI tanto los de bolsillo como de pared ya eran por todas partes. Al inicio del reloj de pulsera fue de uso básicamente femenino puesto que los hombres usaban el modelo leontina que colgaba de una cadena del bolsillo del chaleco y no fue hasta la primera Guerra Mundial que lo popularizaron los soldados.
En aquella contienda saber la hora era fundamental para guarecerse cuando empezaban los bombardeos. A pesar de que el reloj no inmunizaba, saber la hora podía ser la diferencia entre salvar la vida o morir.
A partir de aquí evolucionaron con diverses prestaciones; sumergibles, calendario, fases de la luna, cronómetro... para convertirse en el regalo preferido de la 1.ª comunión. Y en pleno siglo XX, década de los 70, aparece el reloj digital que ya no lleva agujas sino números y ya no hay que interpretar la hora sino simplemente leerla.
Desde entonces la juventud comparte su vida con relojes digitales incorporados a PCs, consolas, cámaras fotográficas, móviles, electrodomésticos, teles, coches... por lo tanto la presencia de un reloj a la muñeca como ente propio, antes indispensable, ahora es complementario. Y si es analógico, un estorbo, aun.
Los relojes de pulsera son, ya lo eran, no lo han dejado de ser nunca, pero ahora todavía más, un símbolo de distinción y status, que denota la elegancia, el poder adquisitivo y la sofisticación de quien lo lleva y hay mucha gente que se pasea llevando a la muñeca relojes que valen más que un coche.
El que los convierte en víctimas objeto de deseo de ladrones que no dudan a sustraerlos en calles, del mismo centro, de conocidas ciudades.
Y las paredes de papel de fumar de las viviendas han relegado los relojes de pared, incluso los cucús, y sus sonoras campanadas, cuartos y horas, a mudos objetos de coleccionista. Y mira que el de la película Laura tuvo un papel fundamental.
En las escuelas británicas se plantean suprimir los relojes analógicos dado que suscitan indiferencia e incomprensión.
El reloj analógico forma parte de la vida de los adultos y más si tienen cierta edad pero no forma parte de la vida de los adolescentes actuales, en un tiempo en que prima la imagen y la inmediatez. Las agujas obligan a interpretar y verbalizar algo que cada idioma lo dice de manera diferente; los números del digital solo se tienen que leer.
Un ejemplo, mira el reloj y dime, en gramática esencial de la lengua catalana, que casi es “mig quart passat de set”. Cuánto rato os hace falta para traducirlo a números?
Y vosotros, lleváis reloj?
Por: Phil Connors
Hoy os presento un curioso artículo de Phil Connors, un columnista que escribe artículos en el periódico que dirijo, que por la temática reflexiva que emplea, creo que interesará a los miembros del foro, ya que trata de los relojes en general, tanto de pulsera, como los de pared, de sobremesa y muchos otros tipos. Espero que os guste, aunque se aparta un poco de la técnica relojera, que es lo que prima en este foro, pero es de mucha actualidad.
Lo he traducido al castellano, puesto que la edición del periódico está escrita en catalán y así tendrá mejor comprensión para todos los usuarios del foro:
Los relojes ya no hacen tic-tac
Hace poco un profesor se quejaba de que sus alumnos de ESO no sabían interpretar la hora en un reloj analógico y el programa Jimmy Kimmel Live de la televisión americana lo evidenciaba en una encuesta en la calle.
Y quizás no tiene que ser una queja el que conviene sino un cambio de paradigma del que hace falta o no aprender.
En el siglo XIV aparece el reloj mecánico y al XVI tanto los de bolsillo como de pared ya eran por todas partes. Al inicio del reloj de pulsera fue de uso básicamente femenino puesto que los hombres usaban el modelo leontina que colgaba de una cadena del bolsillo del chaleco y no fue hasta la primera Guerra Mundial que lo popularizaron los soldados.
En aquella contienda saber la hora era fundamental para guarecerse cuando empezaban los bombardeos. A pesar de que el reloj no inmunizaba, saber la hora podía ser la diferencia entre salvar la vida o morir.
A partir de aquí evolucionaron con diverses prestaciones; sumergibles, calendario, fases de la luna, cronómetro... para convertirse en el regalo preferido de la 1.ª comunión. Y en pleno siglo XX, década de los 70, aparece el reloj digital que ya no lleva agujas sino números y ya no hay que interpretar la hora sino simplemente leerla.
Desde entonces la juventud comparte su vida con relojes digitales incorporados a PCs, consolas, cámaras fotográficas, móviles, electrodomésticos, teles, coches... por lo tanto la presencia de un reloj a la muñeca como ente propio, antes indispensable, ahora es complementario. Y si es analógico, un estorbo, aun.
Los relojes de pulsera son, ya lo eran, no lo han dejado de ser nunca, pero ahora todavía más, un símbolo de distinción y status, que denota la elegancia, el poder adquisitivo y la sofisticación de quien lo lleva y hay mucha gente que se pasea llevando a la muñeca relojes que valen más que un coche.
El que los convierte en víctimas objeto de deseo de ladrones que no dudan a sustraerlos en calles, del mismo centro, de conocidas ciudades.
Y las paredes de papel de fumar de las viviendas han relegado los relojes de pared, incluso los cucús, y sus sonoras campanadas, cuartos y horas, a mudos objetos de coleccionista. Y mira que el de la película Laura tuvo un papel fundamental.
En las escuelas británicas se plantean suprimir los relojes analógicos dado que suscitan indiferencia e incomprensión.
El reloj analógico forma parte de la vida de los adultos y más si tienen cierta edad pero no forma parte de la vida de los adolescentes actuales, en un tiempo en que prima la imagen y la inmediatez. Las agujas obligan a interpretar y verbalizar algo que cada idioma lo dice de manera diferente; los números del digital solo se tienen que leer.
Un ejemplo, mira el reloj y dime, en gramática esencial de la lengua catalana, que casi es “mig quart passat de set”. Cuánto rato os hace falta para traducirlo a números?
Y vosotros, lleváis reloj?
Por: Phil Connors
Última edición: