nosferatus
Habitual
Sin verificar
Seguramente habrá más, pero ahora mismo se me ocurren tres grupos donde categorizar los inventos: los que triunfaron y marcaron una línea a seguir, los que fallaron estrepitosamente y fueron a parar al cubo de la basura de la Historia y los que fueron sustituidos por otros más eficientes, pero a pesar de ser fallidos tienen nostálgicos seguidores. Hay todavía fans del sistema Betamax de vídeo y nosotros, como amantes de los relojes (y más de los vintages) somos dinosaurios jurásicos, así que qué os voy a contar.
Pero la introducción viene a explicar mi relación con los relojes de leds, que fueron un suspiro de tecnología que barrió todo pero que duraron un segundo. Sin duda fue un invento fallido, pero tan bonito que casi cincuenta años después sus luces rojas nos siguen cautivando a alguno.
Cada vez que encuentro uno que me gusta (y no me arruina) pienso que voy a ser capaz de volverlo a la vida, pero eso pocas veces sucede. Sus corazones dejaron de latir hace tiempo y ningún masaje cardiaco les suele hacer reaccionar. Tengo la suerte de tener dos Pulsar que ya os presenté que se encienden y funcionan maravillosamente, pero andan por mis cajones algunos proyectos fallidos e incluso el lamentable recuerdo de un Benrus magnífico que me robaron y al rato los ladrones tirarían a la basura por no entender su complicado funcionamiento.
Todo viene a cuenta de que en estos días llegaron desde lejanas muy lejanas tierras dos más.
Aquí en la foto con el Pulsar que les da la bienvenida. Son un Hamilton QED (Quartz Electronic Digit/Date) Frontier 1602 de 1975 y un Texas Instruments Modelo 102.
Como los vendedores nunca conocen si estos modelos funcionan, cómo funcionan, cómo hacerles funcionar, qué pilas ponerles y todo el temita (y si lo saben y el bicho funciona se van por las nubes) pagas una pastita y rezas porque la cosa tenga solución, que ya os digo que casi nunca la tiene. Efectivamente ni el módulo del Hamilton (que es el Modulo 925, el mismo que el del Omega Constellation Led (otra joya), ni el del TI hacen nada por satisfacer a su orgulloso propietario que soy yo. Como podeis ver las cajas están de fábula y no escatimaban precisamente en los acabados ni en la bondad de los aceros ni en los preciosos brazaletes, al fin y al cabo eran gemas tecnológicas de la época.
Los módulos Pulsar tienen arreglo,: hay un tipo en UK que los regenera y los pone en marcha por mal que estén previo pago de su importe, claro, que no es barato. Estos dos modelos son un escalón superior en la tecnología y mi amigo Ben Azari me dice que sí, que está estudiando los modelos de Hamilton y Omega para hacer lo mismo que con los Pulsar, pero que hasta dentro de un año o así no sabrá si es capaz.
Y después de daros la brasa, una pregunta: ¿Sabéis de algún relojero que sea capaz de meterlos mano?. Es muy posible que el arreglo sea cosa de nada (o no), pero si tuviera alguien a quien mandárselos tendría una lucecita de esperanza de resucitarlos. Vale (que escribían los latinos).
Pero la introducción viene a explicar mi relación con los relojes de leds, que fueron un suspiro de tecnología que barrió todo pero que duraron un segundo. Sin duda fue un invento fallido, pero tan bonito que casi cincuenta años después sus luces rojas nos siguen cautivando a alguno.
Cada vez que encuentro uno que me gusta (y no me arruina) pienso que voy a ser capaz de volverlo a la vida, pero eso pocas veces sucede. Sus corazones dejaron de latir hace tiempo y ningún masaje cardiaco les suele hacer reaccionar. Tengo la suerte de tener dos Pulsar que ya os presenté que se encienden y funcionan maravillosamente, pero andan por mis cajones algunos proyectos fallidos e incluso el lamentable recuerdo de un Benrus magnífico que me robaron y al rato los ladrones tirarían a la basura por no entender su complicado funcionamiento.
Todo viene a cuenta de que en estos días llegaron desde lejanas muy lejanas tierras dos más.
Aquí en la foto con el Pulsar que les da la bienvenida. Son un Hamilton QED (Quartz Electronic Digit/Date) Frontier 1602 de 1975 y un Texas Instruments Modelo 102.
Como los vendedores nunca conocen si estos modelos funcionan, cómo funcionan, cómo hacerles funcionar, qué pilas ponerles y todo el temita (y si lo saben y el bicho funciona se van por las nubes) pagas una pastita y rezas porque la cosa tenga solución, que ya os digo que casi nunca la tiene. Efectivamente ni el módulo del Hamilton (que es el Modulo 925, el mismo que el del Omega Constellation Led (otra joya), ni el del TI hacen nada por satisfacer a su orgulloso propietario que soy yo. Como podeis ver las cajas están de fábula y no escatimaban precisamente en los acabados ni en la bondad de los aceros ni en los preciosos brazaletes, al fin y al cabo eran gemas tecnológicas de la época.
Los módulos Pulsar tienen arreglo,: hay un tipo en UK que los regenera y los pone en marcha por mal que estén previo pago de su importe, claro, que no es barato. Estos dos modelos son un escalón superior en la tecnología y mi amigo Ben Azari me dice que sí, que está estudiando los modelos de Hamilton y Omega para hacer lo mismo que con los Pulsar, pero que hasta dentro de un año o así no sabrá si es capaz.
Y después de daros la brasa, una pregunta: ¿Sabéis de algún relojero que sea capaz de meterlos mano?. Es muy posible que el arreglo sea cosa de nada (o no), pero si tuviera alguien a quien mandárselos tendría una lucecita de esperanza de resucitarlos. Vale (que escribían los latinos).