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Forer@ Senior
Sin verificar
Francisco Yeregui nació en Leiza (Navarra) en el año 1.760. Era carpintero, y seguramente muy bueno, porque observando el reloj de la iglesia de su pueblo construyó uno totalmente de madera que daba las horas y medias, y lo presentó en una exposición en Pamplona.
Todos quedaron admirados del trabajo realizado, pero le recomendaron que en vez de madera utilizara el hierro, material mucho más adecuado para la construcción de relojes.
Siguiendo esta recomendación dejó la carpintería y se trasladó a otro pueblo para aprender el oficio de herrero. Durante dos años aprendió todo lo necesario para establecerse de nuevo en su pueblo, donde además de realizar los trabajos habituales de otros herreros, probablemente también construiría algún reloj de torre, pero del primero que se tiene noticia es el que construyó para la iglesia de Betelu (Navarra)
En un documento del 15 de abril de 1.796 consta que se comprometió a construir un reloj que debía estar colocado para el día de San Pedro (29 de junio) y mantenerlo en funcionamiento durante los seis años siguientes. Este reloj tenía una característica muy especial, “daba las horas y medias, y a las tres de la tarde tañía treinta y tres campanadas, con las que quería recordar la muerte del Redentor”
Este reloj no solo estuvo funcionando los 6 años siguientes exigidos en el contrato, sino 160 más, hasta que se sustituyó por otro en el año 1.962.
La exigencia que le impusieron en este reloj, que tenía que sonar 33 campanadas a las 3 de la tarde, la utilizó Yeregui para buscar una utilidad práctica en otros relojes, consiguiendo una variedad en el número de campanadas que podía dar el reloj a determinadas horas, bien para utilizar como despertador, aviso para funciones religiosas etc, tal como se ve en este documento.
“Otro de los relojes construidos por Francisco Yeregui era el colocado en Burlada. En este contrato, que lleva fecha 12 de marzo de 1821, y Francisco Yeregui figura como vecino de Betelu, entre otros detalles más o menos interesantes se especifica que la queda que toca a las ocho en el invierno y a las nueve en el verano…”
Resalto en negrita este detalle porque es muy importante para identificar sus relojes. Viene a decir que el reloj debía sonar la queda dando bastantes más campanadas a las ocho en invierno y a las nueve en verano.
Muchos relojeros no habrían aceptado el encargo de realizar un reloj así por la complejidad que esto supone, pero Yeregui lo solucionó de una forma tan sencilla que solo un genio lo puede imaginar.
Muchos de los relojes construidos por Francisco Yeregui han sido sustituidos por otros más modernos, pero todavía quedan algunos en pueblos pequeños, generalmente de menos 50-100 habitantes, olvidados en las torres de las iglesias, sin que se les preste atención, y con el riesgo de terminar en la chatarra.
Se han localizado 3 de sus relojes con esta característica en pueblos situados en un radio de menos de 10 km, actualmente todos parados, pero que han funcionado hasta hace muy poco, en estado original y en condiciones de funcionar después de una limpieza y servicio adecuado. Como tienen bastante desgaste por haber funcionado muchísimos años no es muy conveniente volverlos a recuperar para que funcionen ininterrumpidamente, pero sí para evitar que se deterioren más y terminen desapareciendo.
Reloj número 1
Los relojes de torre antiguos lo mismo que otros relojes de su época utilizaron diferentes sistemas para contar las campanadas que debían dar en cada momento, y entre los más frecuentes está la rueda contadera, que tiene una serie de muescas en su contorno separadas unas de otras a una distancia proporcional al número campanadas que tiene que dar en cada hora.
La rueda contadera más frecuente es la que da dos vueltas al día y cuenta las horas desde la una hasta las doce y repite este ciclo.
Algunos relojes con rueda contadera dan las medias y otros no, y más raramente repiten la hora, pero en todos los casos deben sonar el número de campanadas correspondientes a la hora que marca el reloj, bueno, en algunos de los que construyó Yeregui, no.
Esta rueda contadera del reloj de torre que presento, da una sola vuelta completa al día, tiene un diámetro de unos 70 cm. y a una hora determinada, que se puede elegir entre las 4 o las 5 de la madrugada, suenan 24 o 25 campanadas para aviso-despertador de los vecinos.
Esto se consigue intercalando entre las 4 y las 5 un tramo más largo, en donde puede dar 19 campanadas. También tiene una placa que se puede atornillar a la derecha o a la izquierda de este tramo largo, tapando un rebaje, formándose así un tramo continuo donde puede dar 24 o 25 campanadas dependiendo dónde se coloque esta placa.
Puede parecernos que es excesivamente pronto para despertar a la gente, pero hay que tener en cuenta que ahora vamos dos horas adelantados con el sol, pero en la fecha de construcción del reloj, (en el año 1.802 ya estaba funcionando) no era así, y las 4 y 5 corresponderían con las 6 y 7 actuales, y los que tenían que realizar labores agrícolas necesitaban madrugar, sobre todo en verano, y los demás podían continuar durmiendo tranquilamente después de las campanadas.
Posteriormente Yeregui fue complicando el “invento” y añadió más posibilidades, tal como muestro en el reloj N.º 2.
Tiene un solo tren de sonería, lo mismo que el anterior, y la posibilidad de elegir entre 16 opciones para que suene dos veces al día 20 campanadas más que la hora correspondiente. Si hoy en día se le encargara a un relojero que construyera un reloj mecánico de estas características, seguramente nos diría que eso es imposible y que tendría que ser electrónico, y suponiendo que pudiera construirlo sería de tal complejidad mecánica que hace doscientos años no se podría realizar, pero Yeregui lo hizo simplemente haciendo una rueda contadera con unos cuantos rebajes más de lo habitual y unas pequeñas placas atornilladas en el lugar adecuado para tapar algunos de estos rebajes, y esto sin tener una formación relojera. Un genio.
Relojes número 2 y 3.
No muestro fotos del Nº 3 porque es prácticamente igual que el Nº 2 y al estar muy sucio no se aprecian los detalles
En estos 2 relojes Yeregui construyó una rueda contadera mucho más compleja, con las siguientes características:
Las ruedas contaderas de estos relojes están diseñadas para que den 220 campanadas y una vuelta al día. Los relojes que suenan las horas y medias, si no repiten, dan 180 campanadas al día, por lo que estos dan 40 más. Estas 40 campanadas “extra” las tiene que dar repartidas en dos grupos de 20 que se sumarán a las de las horas seleccionadas, entre las que tienen esta opción. Para conseguir esto tienen 4 placas metálicas atornilladas que se puede elegir dónde colocar, pero entre unas opciones concretas, no en cualquier sitio. Tres de estas placas tienen que colocarse necesariamente seguidas, sin dejar huecos entre ellas. Lo mismo que el reloj anterior también tiene intercalados entre las horas unos tramos de 4, 5, 8 y 19 horas que tapando con las placas unos rebajes concretos se puede elegir dónde se quiere que suenen estas campanadas “extra”.
Probablemente, en el momento de encargar el reloj también se acordaría en qué horas podría sonar estas campanadas extra. Como la construcción era totalmente artesanal, se haría un reloj “a la carta”.
En las imágenes se pueden ver estas placas atornilladas en la rueda contadera y los lugares donde pueden colocarse y el número de campanadas que dará en cada caso.
Por la mañana se puede elegir que suene de una de estas cuatro maneras.
23 campanadas a las 3
24 campanadas a las 4
25 campanadas a las 5
26 campanadas a las 6
Y por la tarde entre una de estas dos
28 campanadas a las 8
29 campanadas a las 9
Por lo tanto, se puede elegir que a lo largo del día suene de una de estas 8 maneras.
23 campanadas a las 3 de la mañana y 28 campanadas a las 8 de la tarde
24 campanadas a las 4 de la mañana y 28 campanadas a las 8 de la tarde
25 campanadas a las 5 de la mañana y 28 campanadas a las 8 de la tarde
26 campanadas a las 6 de la mañana y 28 campanadas a las 8 de la tarde
23 campanadas a las 3 de la mañana y 29 campanadas a las 9 de la tarde
24 campanadas a las 4 de la mañana y 29 campanadas a las 9 de la tarde
25 campanadas a las 5 de la mañana y 29 campanadas a las 9 de la tarde
26 campanadas a las 6 de la mañana y 29 campanadas a las 9 de la tarde
Probablemente el reloj estaría pensado al principio para funcionar así. Las 8 y 9 de la tarde serían para el toque de queda lo mismo que aparece en el documento citado del reloj de Burlada.
Pero si se avanza medio día la rueda contadera respecto a la hora, los toques de la mañana los dará por la tarde y viceversa, y se podría elegir que suene también de una de estas 8 maneras, sumando en total 16.
28 campanadas a las 8 de la mañana y 23 campanadas a las 3 de la tarde
28 campanadas a las 8 de la mañana y 24 campanadas a las 4 de la tarde
28 campanadas a las 8 de la mañana y 25 campanadas a las 5 de la tarde
28 campanadas a las 8 de la mañana y 26 campanadas a las 6 de la tarde
29 campanadas a las 9 de la mañana y 23 campanadas a las 3 de la tarde
29 campanadas a las 9 de la mañana y 24 campanadas a las 4 de la tarde
29 campanadas a las 9 de la mañana y 25 campanadas a las 5 de la tarde
29 campanadas a las 9 de la mañana y 26 campanadas a las 6 de la tarde
Actualmente está preparado para que suenen 26 campanadas a las 6 de la mañana y 29 a las 9 de la tarde. Si se desea que estas 20 campanadas extra las dé a otras horas hay que cambiar de lugar las placas atornilladas en la rueda contadera tal como se indica en las imágenes siguientes.
Para que se comprenda mejor cómo está construida esta rueda y cómo contaría las horas, señalo con números rojos dónde daría la media y en negro cuántas campanadas daría en cada tramo en ausencia de las placas atornilladas.
A continuación, dónde hay que colocar las placas para conseguir que suene de una determinada manera.
Una vista del reloj.
Creo que Yeregui no copió de nadie, sino que con su ingenio inventó este tipo de rueda contadera tan especial, y por este detalle se pueden reconocer sus relojes. También construiría relojes con la sonería normal, y en estos casos es más difícil si no hay algún documento.
Si la rueda contadera de un reloj de torre tiene una serie de placas atornilladas en unos puntos de su contorno coincidiendo con los rebajes donde suenan las medias, o agujeros que indican que algún día las tuvo, o si a una hora determinada da más campanadas de las que corresponden a dicha hora, ese reloj lo construiría Yeregui.
Con este artículo pretendo dar a conocer a Francisco Yeregui, relojero, que si hubiera nacido en uno de los centros relojeros de Francia, Inglaterra, Suiza etc. hoy figuraría en los libros como uno de los grandes innovadores de la relojería.
También hago un llamamiento para que se conserven los relojes de torre que todavía existen. Si es posible que se limpien y se acondicionen para preservarlos mejor, pero si esto no es posible, al menos que no se vendan y terminen en la chatarra, que con el paso del tiempo llegará alguien que sabrá darles el valor y atención que se merecen.
Para los que quieran conocer más detalles de la vida de este relojero, en el siguiente enlace hay más información de él y de sus descendientes, también relojeros.
También se puede ver en qué condiciones trabajaban, y qué herramientas tan rudimentarias y escasas tenían.
Un saludo.
Todos quedaron admirados del trabajo realizado, pero le recomendaron que en vez de madera utilizara el hierro, material mucho más adecuado para la construcción de relojes.
Siguiendo esta recomendación dejó la carpintería y se trasladó a otro pueblo para aprender el oficio de herrero. Durante dos años aprendió todo lo necesario para establecerse de nuevo en su pueblo, donde además de realizar los trabajos habituales de otros herreros, probablemente también construiría algún reloj de torre, pero del primero que se tiene noticia es el que construyó para la iglesia de Betelu (Navarra)
En un documento del 15 de abril de 1.796 consta que se comprometió a construir un reloj que debía estar colocado para el día de San Pedro (29 de junio) y mantenerlo en funcionamiento durante los seis años siguientes. Este reloj tenía una característica muy especial, “daba las horas y medias, y a las tres de la tarde tañía treinta y tres campanadas, con las que quería recordar la muerte del Redentor”
Este reloj no solo estuvo funcionando los 6 años siguientes exigidos en el contrato, sino 160 más, hasta que se sustituyó por otro en el año 1.962.
La exigencia que le impusieron en este reloj, que tenía que sonar 33 campanadas a las 3 de la tarde, la utilizó Yeregui para buscar una utilidad práctica en otros relojes, consiguiendo una variedad en el número de campanadas que podía dar el reloj a determinadas horas, bien para utilizar como despertador, aviso para funciones religiosas etc, tal como se ve en este documento.
“Otro de los relojes construidos por Francisco Yeregui era el colocado en Burlada. En este contrato, que lleva fecha 12 de marzo de 1821, y Francisco Yeregui figura como vecino de Betelu, entre otros detalles más o menos interesantes se especifica que la queda que toca a las ocho en el invierno y a las nueve en el verano…”
Resalto en negrita este detalle porque es muy importante para identificar sus relojes. Viene a decir que el reloj debía sonar la queda dando bastantes más campanadas a las ocho en invierno y a las nueve en verano.
Muchos relojeros no habrían aceptado el encargo de realizar un reloj así por la complejidad que esto supone, pero Yeregui lo solucionó de una forma tan sencilla que solo un genio lo puede imaginar.
Muchos de los relojes construidos por Francisco Yeregui han sido sustituidos por otros más modernos, pero todavía quedan algunos en pueblos pequeños, generalmente de menos 50-100 habitantes, olvidados en las torres de las iglesias, sin que se les preste atención, y con el riesgo de terminar en la chatarra.
Se han localizado 3 de sus relojes con esta característica en pueblos situados en un radio de menos de 10 km, actualmente todos parados, pero que han funcionado hasta hace muy poco, en estado original y en condiciones de funcionar después de una limpieza y servicio adecuado. Como tienen bastante desgaste por haber funcionado muchísimos años no es muy conveniente volverlos a recuperar para que funcionen ininterrumpidamente, pero sí para evitar que se deterioren más y terminen desapareciendo.
Reloj número 1
Los relojes de torre antiguos lo mismo que otros relojes de su época utilizaron diferentes sistemas para contar las campanadas que debían dar en cada momento, y entre los más frecuentes está la rueda contadera, que tiene una serie de muescas en su contorno separadas unas de otras a una distancia proporcional al número campanadas que tiene que dar en cada hora.
La rueda contadera más frecuente es la que da dos vueltas al día y cuenta las horas desde la una hasta las doce y repite este ciclo.
Algunos relojes con rueda contadera dan las medias y otros no, y más raramente repiten la hora, pero en todos los casos deben sonar el número de campanadas correspondientes a la hora que marca el reloj, bueno, en algunos de los que construyó Yeregui, no.
Esta rueda contadera del reloj de torre que presento, da una sola vuelta completa al día, tiene un diámetro de unos 70 cm. y a una hora determinada, que se puede elegir entre las 4 o las 5 de la madrugada, suenan 24 o 25 campanadas para aviso-despertador de los vecinos.
Esto se consigue intercalando entre las 4 y las 5 un tramo más largo, en donde puede dar 19 campanadas. También tiene una placa que se puede atornillar a la derecha o a la izquierda de este tramo largo, tapando un rebaje, formándose así un tramo continuo donde puede dar 24 o 25 campanadas dependiendo dónde se coloque esta placa.
Puede parecernos que es excesivamente pronto para despertar a la gente, pero hay que tener en cuenta que ahora vamos dos horas adelantados con el sol, pero en la fecha de construcción del reloj, (en el año 1.802 ya estaba funcionando) no era así, y las 4 y 5 corresponderían con las 6 y 7 actuales, y los que tenían que realizar labores agrícolas necesitaban madrugar, sobre todo en verano, y los demás podían continuar durmiendo tranquilamente después de las campanadas.
Posteriormente Yeregui fue complicando el “invento” y añadió más posibilidades, tal como muestro en el reloj N.º 2.
Tiene un solo tren de sonería, lo mismo que el anterior, y la posibilidad de elegir entre 16 opciones para que suene dos veces al día 20 campanadas más que la hora correspondiente. Si hoy en día se le encargara a un relojero que construyera un reloj mecánico de estas características, seguramente nos diría que eso es imposible y que tendría que ser electrónico, y suponiendo que pudiera construirlo sería de tal complejidad mecánica que hace doscientos años no se podría realizar, pero Yeregui lo hizo simplemente haciendo una rueda contadera con unos cuantos rebajes más de lo habitual y unas pequeñas placas atornilladas en el lugar adecuado para tapar algunos de estos rebajes, y esto sin tener una formación relojera. Un genio.
Relojes número 2 y 3.
No muestro fotos del Nº 3 porque es prácticamente igual que el Nº 2 y al estar muy sucio no se aprecian los detalles
En estos 2 relojes Yeregui construyó una rueda contadera mucho más compleja, con las siguientes características:
Las ruedas contaderas de estos relojes están diseñadas para que den 220 campanadas y una vuelta al día. Los relojes que suenan las horas y medias, si no repiten, dan 180 campanadas al día, por lo que estos dan 40 más. Estas 40 campanadas “extra” las tiene que dar repartidas en dos grupos de 20 que se sumarán a las de las horas seleccionadas, entre las que tienen esta opción. Para conseguir esto tienen 4 placas metálicas atornilladas que se puede elegir dónde colocar, pero entre unas opciones concretas, no en cualquier sitio. Tres de estas placas tienen que colocarse necesariamente seguidas, sin dejar huecos entre ellas. Lo mismo que el reloj anterior también tiene intercalados entre las horas unos tramos de 4, 5, 8 y 19 horas que tapando con las placas unos rebajes concretos se puede elegir dónde se quiere que suenen estas campanadas “extra”.
Probablemente, en el momento de encargar el reloj también se acordaría en qué horas podría sonar estas campanadas extra. Como la construcción era totalmente artesanal, se haría un reloj “a la carta”.
En las imágenes se pueden ver estas placas atornilladas en la rueda contadera y los lugares donde pueden colocarse y el número de campanadas que dará en cada caso.
Por la mañana se puede elegir que suene de una de estas cuatro maneras.
23 campanadas a las 3
24 campanadas a las 4
25 campanadas a las 5
26 campanadas a las 6
Y por la tarde entre una de estas dos
28 campanadas a las 8
29 campanadas a las 9
Por lo tanto, se puede elegir que a lo largo del día suene de una de estas 8 maneras.
23 campanadas a las 3 de la mañana y 28 campanadas a las 8 de la tarde
24 campanadas a las 4 de la mañana y 28 campanadas a las 8 de la tarde
25 campanadas a las 5 de la mañana y 28 campanadas a las 8 de la tarde
26 campanadas a las 6 de la mañana y 28 campanadas a las 8 de la tarde
23 campanadas a las 3 de la mañana y 29 campanadas a las 9 de la tarde
24 campanadas a las 4 de la mañana y 29 campanadas a las 9 de la tarde
25 campanadas a las 5 de la mañana y 29 campanadas a las 9 de la tarde
26 campanadas a las 6 de la mañana y 29 campanadas a las 9 de la tarde
Probablemente el reloj estaría pensado al principio para funcionar así. Las 8 y 9 de la tarde serían para el toque de queda lo mismo que aparece en el documento citado del reloj de Burlada.
Pero si se avanza medio día la rueda contadera respecto a la hora, los toques de la mañana los dará por la tarde y viceversa, y se podría elegir que suene también de una de estas 8 maneras, sumando en total 16.
28 campanadas a las 8 de la mañana y 23 campanadas a las 3 de la tarde
28 campanadas a las 8 de la mañana y 24 campanadas a las 4 de la tarde
28 campanadas a las 8 de la mañana y 25 campanadas a las 5 de la tarde
28 campanadas a las 8 de la mañana y 26 campanadas a las 6 de la tarde
29 campanadas a las 9 de la mañana y 23 campanadas a las 3 de la tarde
29 campanadas a las 9 de la mañana y 24 campanadas a las 4 de la tarde
29 campanadas a las 9 de la mañana y 25 campanadas a las 5 de la tarde
29 campanadas a las 9 de la mañana y 26 campanadas a las 6 de la tarde
Actualmente está preparado para que suenen 26 campanadas a las 6 de la mañana y 29 a las 9 de la tarde. Si se desea que estas 20 campanadas extra las dé a otras horas hay que cambiar de lugar las placas atornilladas en la rueda contadera tal como se indica en las imágenes siguientes.
Para que se comprenda mejor cómo está construida esta rueda y cómo contaría las horas, señalo con números rojos dónde daría la media y en negro cuántas campanadas daría en cada tramo en ausencia de las placas atornilladas.
A continuación, dónde hay que colocar las placas para conseguir que suene de una determinada manera.
Una vista del reloj.
Creo que Yeregui no copió de nadie, sino que con su ingenio inventó este tipo de rueda contadera tan especial, y por este detalle se pueden reconocer sus relojes. También construiría relojes con la sonería normal, y en estos casos es más difícil si no hay algún documento.
Si la rueda contadera de un reloj de torre tiene una serie de placas atornilladas en unos puntos de su contorno coincidiendo con los rebajes donde suenan las medias, o agujeros que indican que algún día las tuvo, o si a una hora determinada da más campanadas de las que corresponden a dicha hora, ese reloj lo construiría Yeregui.
Con este artículo pretendo dar a conocer a Francisco Yeregui, relojero, que si hubiera nacido en uno de los centros relojeros de Francia, Inglaterra, Suiza etc. hoy figuraría en los libros como uno de los grandes innovadores de la relojería.
También hago un llamamiento para que se conserven los relojes de torre que todavía existen. Si es posible que se limpien y se acondicionen para preservarlos mejor, pero si esto no es posible, al menos que no se vendan y terminen en la chatarra, que con el paso del tiempo llegará alguien que sabrá darles el valor y atención que se merecen.
Para los que quieran conocer más detalles de la vida de este relojero, en el siguiente enlace hay más información de él y de sus descendientes, también relojeros.
También se puede ver en qué condiciones trabajaban, y qué herramientas tan rudimentarias y escasas tenían.
Un saludo.
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