Cada vez que lo veo me pongo mal de los nervios.
Y la razón es que ese relOj me lo ofrecieron en el año 1997 en una joyería de mi pueblo por 65.000 pesetas. Era un stock que tenía en la trastienda y me lo sacó el relojero mientras me enseñaba relojes vintage (de aquella eran viejunos) en estado NOS para un regalo para mi padre. Le dije que ya volvería a por el y cometí el error de no señalizarlo. Me pasé pensando en él un mes, y cuando volví a por él, lo había vendido. Con mi visita, lo había puesto en el escaparate y algún entendido que lo vio se lo llevó rápido. Aún hoy me doy de cabezazos cuando veo una foto.
Por ello, cuando veáis algún reloj que os llene, lanzaos a por él. Ya habrá tiempo de arrepentirse.