Marco Schmidt
Quasi-forer@
Sin verificar
Entre lluvia y rocío, frío y calor, lodo y cascadas solo un reloj muy resistente podría salir adelante. En mi caso el Seiko SRPE03 o más conocido como el Rey Tortuga fue el encargado de controlar mi tiempo, darme la hora y como siempre otorgarme un estilo deportivo.
Compré este reloj como regalo de graduación de la universidad, en ese entonces no estaba seguro de que sería un reloj que me gustaría usar, sobre todo por el tamaño. Sin embargo, uso tras uso el reloj comenzó a sorprenderme, su comodidad es increíble para ser un reloj de 45mm y el hecho de ser un reloj moderno y nuevo me daba mucha confianza.
Disfruto mucho usarlo, y me siento tan seguro que decidí usarlo en mi descenso del camino de la muerte, a continuación les escribo mi experiencia.
Datos técnicos del reloj
Llegamos en bus a la cumbre donde los guías nos dieron los equipos y las bicicletas, en ese momento decidí que mi reloj estaría por encima de mi chaqueta para poder verlo de manera más fácil y para ello fue muy útil la extensión Diver con la que cuenta este reloj. Una vez dadas las instrucciones de los guías, el equipo listo y mi reloj bien sujeto a mi muñeca comenzamos a descender el primer tramo.
Fue una experiencia muy intensa, el frío hacía que mis ojos lloren, que mis manos se congelen y como si fuera poco la humedad del ambiente que actuaba como lluvia me mojaba entero. Pero ni el frío ni la lluvia que duraron 2.5 horas fueron rival para mi Rey Tortuga, el reloj funcionó como si nada y sin importar la cantidad gotas que tenía en el cristal clara era la legibilidad del reloj debido a sus grandes y contrastantes marcadores; en ningún momento me preocupó que mi reloj se mojara, su certificación ISO 6425 me mantenía tranquilo y despreocupado de que le entrara agua.
Fueron aproximadamente 20 km antes del descanso y merienda, y durante esas 2.5 horas ni noté que tenía puesto mi reloj, esto debido a su caja tipo “cojín” que me permitía un amplio movimiento y flexibilidad en mi muñeca, considerando que casi siempre estaba doblada para sostener el manubrio de la bicicleta.
Una vez merendados y recargada la energía comenzamos el descenso por la ruta de la muerte. Había mucha neblina y humedad en el ambiente, la ropa se mojaba mucho y por ende mi reloj también, pero como mencionaba, este no es un factor que tenga efecto en un reloj tipo Diver.
Como mucho sabrán la ruta de la muerte es prácticamente de tierra, piedras grandes sueltas, charcos y cascadas. En algunos tramos debido a las rocas la bicicleta vibraba bastante y pensé que eso podría afectar a la precisión del reloj, sin embargo este factor tampoco tuvo relevancia.
Una experiencia muy fascinante y divertida fue pasar por debajo de las cascadas y empaparme por completo, disfrutando de la ruta y de mi robusto reloj. Y así fueron pasando los kilómetros llenos de experiencia, adrenalina, chapuzones y lodo. Faltando menos de 10 km para terminar la ruta nos encontramos con el deslizamiento del suelo en una curva, fallido fue nuestro intento de atravesarlo ya que todavía bajaban tandas de mazamorra periódicamente, entonces agradecidos por no haber sufrido ninguna desgracia o accidente decidimos dar media vuelta y comenzar a subir mas de 20 km que ya habíamos descendido.
Fueron más de 4.5 horas de subida para poder completar esos 20 km nuevamente, al inicio enfrentamos el característico calor del trópico que con todo el equipo y las bicicletas se convirtió algo sofocante, el lado bueno era que teníamos las caídas de agua naturales para poder refrescarnos y descansar. Pasadas las horas notamos que el sol se iba ocultando y nuestro calor se iba agotando, la preocupación por nuestra ropa mojada y el frío al que seríamos expuestos si no llegábamos a tiempo al bus colmaba nuestros pensamientos.
Es importante no omitir el detalle que nuestra última comida había sido un plátano y un chocolate cercanos a las 11:30 de la mañana, pues ya habían llegado las 18:00 y no habíamos ingerido nada más que agua fresca de las cascadas. Ya casi alucinando y como decíamos en ese instante “con el cerebro frito y el estómago vacío” lo único en lo que pensábamos era en comer, tanto ejercicio y el esfuerzo físico de la subida logró descompensar a algunos compañeros de nuestro equipo que fueron recogidos por el bus más tarde.
Finalmente llegamos al inicio de la Ruta de la Muerte y con nosotros la oscura noche donde encontramos un kiosko y compramos galletas y agua para poder comer. Como muchos saben el “lume” de Seiko es muy fuerte y en la oscuridad pude realmente hacer uso de él, una vez más la legibilidad de este reloj prima ante cualquier adversidad.
Entre chiste y chiste logramos vencer la Ruta de la Muerte dos veces y tengo el privilegio de haber pasado esta experiencia con mi fabuloso Seiko Rey Tortuga que ahora yo lo llamo “Rey de la Ruta”.
Una vez recogidos todos los integrantes del equipo nos fuimos a comer unas deliciosas truchas al Valle de Pongo, lugar famoso por la trucha fresca que sirven. Ese increíble día concluyó en la mesa con una deliciosa trucha y con el relato de las experiencias particulares de cada uno de los miembros del equipo.
Espero haber puesto tanta importancia al reloj como al relato de mi experiencia, la verdad es simplemente es un reloj muy bien elaborado y preparado para superar cualquier adversidad. Si bien no es el reloj más resistente, permítanme felicitar a la casa Seiko por haber elaborado un reloj con tales cualidades, es una pieza que la recomiendo muchísimo y espero que ahora se den cuenta el porqué.
Compré este reloj como regalo de graduación de la universidad, en ese entonces no estaba seguro de que sería un reloj que me gustaría usar, sobre todo por el tamaño. Sin embargo, uso tras uso el reloj comenzó a sorprenderme, su comodidad es increíble para ser un reloj de 45mm y el hecho de ser un reloj moderno y nuevo me daba mucha confianza.
Disfruto mucho usarlo, y me siento tan seguro que decidí usarlo en mi descenso del camino de la muerte, a continuación les escribo mi experiencia.
Datos técnicos del reloj
- Marca: Seiko
- Movimiento: 4R36
- Alternancias por hora: 21600 A/H
- Rango de temperatura operacional: Entre -10°C y + 60°C
- Resistencia magnética: 4800 A/m (60 Gauss)
- Diámetro: 45 mm
- Ancho de asas: 22mm
- Resistencia al agua: 200m
- Precisión: +45/-35 s/d
- Complicaciones: Día/Fecha
- Precio retail: USD 625
Llegamos en bus a la cumbre donde los guías nos dieron los equipos y las bicicletas, en ese momento decidí que mi reloj estaría por encima de mi chaqueta para poder verlo de manera más fácil y para ello fue muy útil la extensión Diver con la que cuenta este reloj. Una vez dadas las instrucciones de los guías, el equipo listo y mi reloj bien sujeto a mi muñeca comenzamos a descender el primer tramo.
Fue una experiencia muy intensa, el frío hacía que mis ojos lloren, que mis manos se congelen y como si fuera poco la humedad del ambiente que actuaba como lluvia me mojaba entero. Pero ni el frío ni la lluvia que duraron 2.5 horas fueron rival para mi Rey Tortuga, el reloj funcionó como si nada y sin importar la cantidad gotas que tenía en el cristal clara era la legibilidad del reloj debido a sus grandes y contrastantes marcadores; en ningún momento me preocupó que mi reloj se mojara, su certificación ISO 6425 me mantenía tranquilo y despreocupado de que le entrara agua.
Fueron aproximadamente 20 km antes del descanso y merienda, y durante esas 2.5 horas ni noté que tenía puesto mi reloj, esto debido a su caja tipo “cojín” que me permitía un amplio movimiento y flexibilidad en mi muñeca, considerando que casi siempre estaba doblada para sostener el manubrio de la bicicleta.
Una vez merendados y recargada la energía comenzamos el descenso por la ruta de la muerte. Había mucha neblina y humedad en el ambiente, la ropa se mojaba mucho y por ende mi reloj también, pero como mencionaba, este no es un factor que tenga efecto en un reloj tipo Diver.
Como mucho sabrán la ruta de la muerte es prácticamente de tierra, piedras grandes sueltas, charcos y cascadas. En algunos tramos debido a las rocas la bicicleta vibraba bastante y pensé que eso podría afectar a la precisión del reloj, sin embargo este factor tampoco tuvo relevancia.
Una experiencia muy fascinante y divertida fue pasar por debajo de las cascadas y empaparme por completo, disfrutando de la ruta y de mi robusto reloj. Y así fueron pasando los kilómetros llenos de experiencia, adrenalina, chapuzones y lodo. Faltando menos de 10 km para terminar la ruta nos encontramos con el deslizamiento del suelo en una curva, fallido fue nuestro intento de atravesarlo ya que todavía bajaban tandas de mazamorra periódicamente, entonces agradecidos por no haber sufrido ninguna desgracia o accidente decidimos dar media vuelta y comenzar a subir mas de 20 km que ya habíamos descendido.
Fueron más de 4.5 horas de subida para poder completar esos 20 km nuevamente, al inicio enfrentamos el característico calor del trópico que con todo el equipo y las bicicletas se convirtió algo sofocante, el lado bueno era que teníamos las caídas de agua naturales para poder refrescarnos y descansar. Pasadas las horas notamos que el sol se iba ocultando y nuestro calor se iba agotando, la preocupación por nuestra ropa mojada y el frío al que seríamos expuestos si no llegábamos a tiempo al bus colmaba nuestros pensamientos.
Es importante no omitir el detalle que nuestra última comida había sido un plátano y un chocolate cercanos a las 11:30 de la mañana, pues ya habían llegado las 18:00 y no habíamos ingerido nada más que agua fresca de las cascadas. Ya casi alucinando y como decíamos en ese instante “con el cerebro frito y el estómago vacío” lo único en lo que pensábamos era en comer, tanto ejercicio y el esfuerzo físico de la subida logró descompensar a algunos compañeros de nuestro equipo que fueron recogidos por el bus más tarde.
Finalmente llegamos al inicio de la Ruta de la Muerte y con nosotros la oscura noche donde encontramos un kiosko y compramos galletas y agua para poder comer. Como muchos saben el “lume” de Seiko es muy fuerte y en la oscuridad pude realmente hacer uso de él, una vez más la legibilidad de este reloj prima ante cualquier adversidad.
Entre chiste y chiste logramos vencer la Ruta de la Muerte dos veces y tengo el privilegio de haber pasado esta experiencia con mi fabuloso Seiko Rey Tortuga que ahora yo lo llamo “Rey de la Ruta”.
Una vez recogidos todos los integrantes del equipo nos fuimos a comer unas deliciosas truchas al Valle de Pongo, lugar famoso por la trucha fresca que sirven. Ese increíble día concluyó en la mesa con una deliciosa trucha y con el relato de las experiencias particulares de cada uno de los miembros del equipo.
Espero haber puesto tanta importancia al reloj como al relato de mi experiencia, la verdad es simplemente es un reloj muy bien elaborado y preparado para superar cualquier adversidad. Si bien no es el reloj más resistente, permítanme felicitar a la casa Seiko por haber elaborado un reloj con tales cualidades, es una pieza que la recomiendo muchísimo y espero que ahora se den cuenta el porqué.
