Chupao.
Vete a una tienda de maquetas, que te vendan un bote de esmalte Humbrol (nada de acrílico, esmalte; si no tienen, vete a otra tienda) en el tono de rojo que te guste (el que muestras podría ser un rojo-naranja señal), un pincel de pelo 5/0 y un rollo de cinta de enmascaramiento de Tamiya. Y un bote de disolvente.
Aquí tienes la carta de colores de Humbrol (sólo las dos primeras páginas, las demás son acrílicas). Ten en cuenta que al ser una superficie pequeña, va a aparecer más oscuro de lo que es en realidad (por el efecto escala), así que busca un color un poquillo más claro.
Limpia razonablemente (es decir, desengrasa; no hace falta que uses el disolvente, basta con agua y jabón) la segundera, nos podemos ahorrar la imprimación.
Sujeta la aguja con la cinta en una superficie manejable y blandita, para no dañar el cañón (yo uso porexpán o similar), fíjala con la cinta de enmascarar y demarca la zona que quieres pintar.
Pinta con cuidadito la zona. Yo en estas tuve el hándicap de respetar el lumen, y eso siempre es jodido porque se descascarilla con mirarlo mal.
En tu caso, que no hay lumen a respetar, es mucho más sencillo: Recuerda que los esmaltes son pigmentos disueltos en aceite, así que te encontrarás con el mazacote de pigmento en el fondo del bote, cubierto por una gruesa capa de aceite. Toca remover con un palillo hasta que quede homogéneo.
En un pocico, echa pinutura y disolvente a razón de 1/4 (una parte de pintura por cuatro de disolvente). Si tienes paciencia, incluso más (1/6).
Dale tantas manos de pintura como hayas disuelto la pintura (cuatro si lo has disuelto a 1/4, seis si lo has disuelto a 1/6), dejando un par de horas entre mano y mano (con la aguja protegida del polvo; una campana de plástico o un vaso boca abajo servirán). La idea es aplicar la cantidad prevista de pigmento en varias capas, quedará más liso.
E vualá. Fácil, rico y con fundamento.