Danichrome
Milpostista
Verificad@ con 2FA
Hola, no soy coleccionista de plumas, aunque siempre me gustaron desde niño y siempre he usado al menos una regularmente durante mi vida. Resulta que la pluma que uso a diario, pues odio los bolis, es una Waterman que me autoregalé allá por 2011 o 2012. Me gusta rellenarla con el convertidor de rosca y tinta de tintero, pero no voy más allá de eso y no escribo tampoco demasiado, aparte de algunas notas en bloc y poco más. Vamos, que no soy muy sibarita, simplemente me gusta como quien tiene solo un solo reloj. De hecho, el desgaste me satisface porque me cuenta las batallitas que he pasado con ella. La verdad es que le cogí bastante cariño.
Pues bien, todo OK hasta la semana pasada... Resulta que estaba en un evento en el que tenía que pronunciar unas palabras ante un público, y en un camerino aparte me estaba haciendo unos apuntes con la pluma, que luego con los nervios escénicos y todo eso me olvidé sobre la mesa. He de aclarar que se suponía que nadie más entraría en esa habitación aparte de mí. Sin embargo, al regresar, había allí varias personas, y una mujer mayor, para horror mío, había cogido mi pluma y estaba garabateando en un papel. Me subió una cólera e impotencia brutal por no poder hacer nada ni montar allí un pollo. Simplemente le quité rápido el instrumento y traté de dominarme lo mejor que pude. Porque encima, si deces algo, te dicen: "¿Por qué te pones así por un boli de nada?" Pero ahora el problema es que ya no escribe igual. Está rara, diferente... no es lo mismo. No sé qué debo hacer para recupere la sensación anterior. Es curioso porque hasta ese día no me había dado cuenta de hasta qué punto la pluma se había hecho a mí. MI enfado inicial fue sobre todo por la falta de respeto, por coger una cosa tan preciada por mí sin mi permiso. No me imaginé hasta qué punto podría agravarse la cosa.
¿Alguna recomendación?
Pues bien, todo OK hasta la semana pasada... Resulta que estaba en un evento en el que tenía que pronunciar unas palabras ante un público, y en un camerino aparte me estaba haciendo unos apuntes con la pluma, que luego con los nervios escénicos y todo eso me olvidé sobre la mesa. He de aclarar que se suponía que nadie más entraría en esa habitación aparte de mí. Sin embargo, al regresar, había allí varias personas, y una mujer mayor, para horror mío, había cogido mi pluma y estaba garabateando en un papel. Me subió una cólera e impotencia brutal por no poder hacer nada ni montar allí un pollo. Simplemente le quité rápido el instrumento y traté de dominarme lo mejor que pude. Porque encima, si deces algo, te dicen: "¿Por qué te pones así por un boli de nada?" Pero ahora el problema es que ya no escribe igual. Está rara, diferente... no es lo mismo. No sé qué debo hacer para recupere la sensación anterior. Es curioso porque hasta ese día no me había dado cuenta de hasta qué punto la pluma se había hecho a mí. MI enfado inicial fue sobre todo por la falta de respeto, por coger una cosa tan preciada por mí sin mi permiso. No me imaginé hasta qué punto podría agravarse la cosa.
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