Goldoff
Administrador de RE
Tripulación
Verificad@ con 2FA
La relación de Bell & Ross con las calaveras se remonta a... 2009. Desde entonces han ido apareciendo regularmente en las presentaciones que la casa ha hecho de sus novedades. Se diría que una calavera retrotrae a romanticismo, piratas o guerreros más o menos antiguos en general. Más allá de su significado belicoso, la calavera, signo consensuado de la muerte, adquiere a su vez un significado filosófico simbolizando la fragilidad y brevedad de la vida, especialmente en las obras de las Vanidades. Memento mori (recuerda que morirás) recuerda las macabras representaciones presentes en pinturas antiguas o en los gabinetes de curiosidades de los humanistas del Siglo de las Luces. La tradición mejicana celebra el Día de Muertos, en noviembre, que es una oportunidad para burlarse de la muerte a través de las famosas calaveras decoradas con colores brillantes. Tradición, antigüedad, en todo caso.
Pero resulta que una marca a la que a veces se acusa de "encasillada" por su constante referencia a los instrumentos de vuelo cuadrados le da la vuelta a este símbolo del vintage y lo proyecta hacia el futuro (o al menos el presente) sin abandonar sus referentes aeronáuticos. El Bell&Ross Cyber Skull muestra una calavera facetada al estilo del famoso avión de combate Lockeed F117, construido para ser indetectable a los radares. Muchos otros vehículos militares han sido construidos con esta técnica para camuflarse con su entorno.
El Bell&Ross Cyber Skull está construido a su vez en cerámica negra mate y su estructura facetada crea volúmenes y una imagen en 3D para escapar del radar, pero llamar la atención. ¿Origami futurista? Memento mori 2.0? ¿Nuevo camafeo de un cyborg? Las asas desaparecen para que la correa de caucho se integre directamente en la caja
Tras esa decoración facetada se oculta el calibre de cuerda manual BR-CAL 206. Siguiendo la lógica de la "invisibilidad", la pletina
principal sigue el contorno del cráneo, mientras que los puentes se extienden hasta las cuatro esquinas de la caja, ocultos por las tibias. Una arquitectura como esta hace que el cráneo parezca flotar ingrávido dentro de la caja. Una impresión que se ve reforzada por la transparencia total de la esfera (inexistente, en realidad es el zafiro frontal), resaltada únicamente por 12 índices en forma de bastón. Además de la indicación de horas y minutos, el movimiento del autómata activa la mandíbula que se abre y parece reírse cuando se da cuerda al reloj.
Una apuesta radical que anuncia una nueva era en Bell & Ross.
Calibre manufactura, cerámica negra, serie limitada a 500 ejemplares... ¿justificaría un precio de 9.900 €? A muchos les parecerá excesivo pero personalmente apuesto a que se agotan en cuanto aparezcan en el mercado.
Pero resulta que una marca a la que a veces se acusa de "encasillada" por su constante referencia a los instrumentos de vuelo cuadrados le da la vuelta a este símbolo del vintage y lo proyecta hacia el futuro (o al menos el presente) sin abandonar sus referentes aeronáuticos. El Bell&Ross Cyber Skull muestra una calavera facetada al estilo del famoso avión de combate Lockeed F117, construido para ser indetectable a los radares. Muchos otros vehículos militares han sido construidos con esta técnica para camuflarse con su entorno.
El Bell&Ross Cyber Skull está construido a su vez en cerámica negra mate y su estructura facetada crea volúmenes y una imagen en 3D para escapar del radar, pero llamar la atención. ¿Origami futurista? Memento mori 2.0? ¿Nuevo camafeo de un cyborg? Las asas desaparecen para que la correa de caucho se integre directamente en la caja
Tras esa decoración facetada se oculta el calibre de cuerda manual BR-CAL 206. Siguiendo la lógica de la "invisibilidad", la pletina
principal sigue el contorno del cráneo, mientras que los puentes se extienden hasta las cuatro esquinas de la caja, ocultos por las tibias. Una arquitectura como esta hace que el cráneo parezca flotar ingrávido dentro de la caja. Una impresión que se ve reforzada por la transparencia total de la esfera (inexistente, en realidad es el zafiro frontal), resaltada únicamente por 12 índices en forma de bastón. Además de la indicación de horas y minutos, el movimiento del autómata activa la mandíbula que se abre y parece reírse cuando se da cuerda al reloj.
Una apuesta radical que anuncia una nueva era en Bell & Ross.
Calibre manufactura, cerámica negra, serie limitada a 500 ejemplares... ¿justificaría un precio de 9.900 €? A muchos les parecerá excesivo pero personalmente apuesto a que se agotan en cuanto aparezcan en el mercado.
Última edición: