croma
Habitual
Sin verificar
Hola:
De vez en cuando la marca italiana nos escandaliza con el lanzamiento de un nuevo modelo de instrumento de escritura. Todos nos lanzamos a señalarlo, criticando más o menos su aspecto, ergonomía, cilindrada, peligrosidad o contundencia. Lo cierto es que no dejan indiferentes.
Hay otras marcas que se han especializado en ese tipo de engendros a medio camino entre la escultura y la horterada, y no conviene olvidar otros esperpentos con los que nos regalan los sentidos casas como S.T. Dupont o Grayson Tighe. Si existen, es porque hay público para ello, aunque no conozco a nadie que reconozca haber comprado alguna de estas cosas. Tampoco se ven en los penshows, lo cual indica que deben tener otras vías de distribución.
Como amantes y usuarios de estilográficas, estas piezas nos suelen resultar horripilantes, escasamente funcionales y enigmáticas en su desempeño, hasta el punto de que bien podían ser ofrecidas ocultando cualquier otra aplicación en lugar de la escritura. Lo cierto es que gracias a su precio, normalmente astronómico, suelen quedar fuera de nuestro alcance, del mío al menos. Y menos mal, porque alguna de estas barbaridades tienen su punto y hubieran podido acabar en el estante del cuarto de baño, por ejemplo.
El caso es que he intentado encontrar la inspiración para estas obras en el caso de Montegrappa y, exceptuando la prodigiosa capacidad creativa del señor Stallone, resulta que de vez en cuando convocan concursos de diseño con alguna temática concreta para que jóvenes diseñadores desinhibidos lancen sus ideas más luminosas camufladas como estilográficas. Obviamente, se puede afirmar sin ningún género de duda que algunos de esos diseñadores jamás han usado una de ellas y que sobre ellas saben poco más que deben llevar una cosa que pincha en unos de extremos y que hay que hacer algún tipo de tapa para impedir que los humanos se claven dicho aguijón durante su transporte.
He aquí algunos ejemplos de concepto en respuesta a las convocatorias de Montegrappa. Es de suponer que algunas de ellas descansen en el cajón de algún responsable de producto de dicha casa y por lo tanto, debemos considerarlas como potenciales amenazas que cualquier día nos pueden asaltar desde algún escaparate de postín real o virtual.
Comenzando por unas propuestas de Andre Bales, he de reconocer que alguna es bastante viable.
Con la excusa de algo llamado Proyecto Blue Hand, se presentaron estas iniciativas. Sin comentarios.
Con la temática Ciberpunk encontramos estas otras.
Y, dedicadas a Superman y su mundo, tenemos esta gran hornada, alguna bastante curiosa y quizá viable.
Desde luego, hay que reconocer el derroche de imaginación, aunque también lo preocupante del estado mental de algunas personas.
Y ahora, sabiendo lo que nos espera, tenemos dos opciones, ahorrar o salir corriendo.
Saludos y a disfrutar.
De vez en cuando la marca italiana nos escandaliza con el lanzamiento de un nuevo modelo de instrumento de escritura. Todos nos lanzamos a señalarlo, criticando más o menos su aspecto, ergonomía, cilindrada, peligrosidad o contundencia. Lo cierto es que no dejan indiferentes.
Hay otras marcas que se han especializado en ese tipo de engendros a medio camino entre la escultura y la horterada, y no conviene olvidar otros esperpentos con los que nos regalan los sentidos casas como S.T. Dupont o Grayson Tighe. Si existen, es porque hay público para ello, aunque no conozco a nadie que reconozca haber comprado alguna de estas cosas. Tampoco se ven en los penshows, lo cual indica que deben tener otras vías de distribución.
Como amantes y usuarios de estilográficas, estas piezas nos suelen resultar horripilantes, escasamente funcionales y enigmáticas en su desempeño, hasta el punto de que bien podían ser ofrecidas ocultando cualquier otra aplicación en lugar de la escritura. Lo cierto es que gracias a su precio, normalmente astronómico, suelen quedar fuera de nuestro alcance, del mío al menos. Y menos mal, porque alguna de estas barbaridades tienen su punto y hubieran podido acabar en el estante del cuarto de baño, por ejemplo.
El caso es que he intentado encontrar la inspiración para estas obras en el caso de Montegrappa y, exceptuando la prodigiosa capacidad creativa del señor Stallone, resulta que de vez en cuando convocan concursos de diseño con alguna temática concreta para que jóvenes diseñadores desinhibidos lancen sus ideas más luminosas camufladas como estilográficas. Obviamente, se puede afirmar sin ningún género de duda que algunos de esos diseñadores jamás han usado una de ellas y que sobre ellas saben poco más que deben llevar una cosa que pincha en unos de extremos y que hay que hacer algún tipo de tapa para impedir que los humanos se claven dicho aguijón durante su transporte.
He aquí algunos ejemplos de concepto en respuesta a las convocatorias de Montegrappa. Es de suponer que algunas de ellas descansen en el cajón de algún responsable de producto de dicha casa y por lo tanto, debemos considerarlas como potenciales amenazas que cualquier día nos pueden asaltar desde algún escaparate de postín real o virtual.
Comenzando por unas propuestas de Andre Bales, he de reconocer que alguna es bastante viable.
Con la excusa de algo llamado Proyecto Blue Hand, se presentaron estas iniciativas. Sin comentarios.
Con la temática Ciberpunk encontramos estas otras.
Y, dedicadas a Superman y su mundo, tenemos esta gran hornada, alguna bastante curiosa y quizá viable.
Desde luego, hay que reconocer el derroche de imaginación, aunque también lo preocupante del estado mental de algunas personas.
Y ahora, sabiendo lo que nos espera, tenemos dos opciones, ahorrar o salir corriendo.
Saludos y a disfrutar.