La termodinámica dice que nones. Todo cuerpo en movimiento (o sus piezas) que se anima mediante un impulso inicial, conserva dicho impulso hasta donde le es posible, pero a la vez sufre un rozamiento (con el medio, o unas piezas del sistema con respecto a otras), este diferencial negativo va restando del impulso inicial hasta detener el sistema.
La "máquina de movimiento continuo" (que no es tal, por supuesto) más ingeniosa que conozco se basa en dos esferitas repletas de condensadores, cargados eléctricamente de forma que ambas esferas entren en repulsión. Las esferitas se articulan mediante dos varillas unidas a un vástago central, que sostiene el conjunto (parecido a una balanza con sus brazos y una esfera a cada extremo de los mismos en vez de platos), las varillas pueden oscilar sobre el vástago central de forma que las esferas se aproximan hasta casi tocarse, entonces entra en juego la repulsión eléctrica y se separan, suben un tanto hasta que pierden el impulso y luego caen por acción de la gravedad, y recomienza el proceso. Todo el conjunto está encerrado en una campana de vacío para minimizar la pérdida de carga de los condensadores por ionización del aire circundante. Como es natural, el proceso seguirá mientras las esferas retengan suficiente carga eléctrica, lo cual no es eterno, porque el rozamiento del eje de varillas con el vástago central más la pérdida de carga de los condensadores (que se puede minimizar, pero no anular), llevarán finalmente a que el sistema entre en reposo.
Jo, qué tocho! Sorry.