El novedoso Hybrid 3.0 de Frederique Constant da una nueva vuelta de tuerca en lo que viene siendo una constante en la marca: estar un paso adelante respecto a sus competidores. Si en 2015 presentaba el primer smartwatch “horológico” con indicaciones analógicas (esto es, con agujas en lugar de dígitos en una pantalla) esta vez sorprende con un híbrido que junta lo mejor de los dos mundos en principio irreconciliables: un calibre mecánico de manufactura con un avanzado módulo electrónico capaz de recoger datos del usuario y comunicarse con un teléfono inteligente, todo ello en una elegante caja de corte clásico.
A estas alturas ya hemos oído muchas veces que el smartwatch va a acabar con la relojería mecánica porque a las nuevas generaciones no les interesa la tradición y están mucho más orientados a la vertiente práctica, de manera que les resulta mucho más fácil consultar la hora en su teléfono o –en el caso de usar reloj- donde obtengan información adicional. Peter Stas ya lo dijo en la presentación del Horological Smartwatch: nuestro objetivo no es Apple sino los relojes de cuarzo que sólo dan la hora. Y a fe que lo ha conseguido: según el director general Niels Eggerding ya se han vendido más de 100.000 (cien mil) unidades desde su lanzamiento.
Lo que hace pionero al Hybrid 3.0 de Frederique Constant es que a las funcionalidades habituales de un smartwatch (monitor de sueño, cuentapasos, entrenador dinámico, almacenamiento de datos en la nube…) se añade un analizador del calibre mecánico (lo que venimos llamando un cronocomparador) que nos indicará si su marcha está en parámetros de usabilidad o necesita ser ajustada. Concretamente, se miden la frecuencia, la amplitud y el posible error de marcha. Los resultados, como todos los anteriores, se mostrarán en la pantalla del Smartphone al que esté conectado. Si el análisis determina que el calibre mecánico presenta un problema, se informa al usuario a través de la propia aplicación y a través de la nube. Todos los días, a las 4 am y sin intervención del usuario, el reloj realiza un análisis de forma automatizada.
Y hablando de conectar, otra novedad del Hybrid 3.0 de Frederique Constant es que la batería del módulo smart dura hasta siete días o más, gracias a la conexión no-permanente entre reloj y teléfono. Esta conexión se producirá a voluntad del usuario accionando el pulsador situado entre las 9 y las 10, lo que evita la conexión permanente y, por tanto, el consumo excesivo (e inútil, en ese caso). Este módulo, desarrollado por MMT en Suiza, se ha concebido pensando en la compatibilidad con un calibre mecánico, lo que ha obligado a aislarlo magnéticamente para evitar interferencias con él (… lo que se reflejaría en el cronocomparador incorporado).
Ambos calibres se cargan a través de una caja-estuche con un rotor que no solo gira para cargar el mecánico sino que dispone de un micro USB para cargar el electrónico. El precio es de 3.390 € (3.690 si es el acero es chapado en oro) y hay una serie limitada a 888 ejemplares con correa de aligátor por 3.490 €.