El continente asiático siempre ha sido fuente de inspiración, tanto en el arte, como en el codiciado mundo de la joyería. Una Asia imaginada, sobre todo con el foco en China y Japón, que desplegó su esplendor entre los siglos XIX y XX, cuando surgieron colecciones de curiosidades, objetos exóticos y ornamentos con fantasiosas decoraciones que a menudo eran desconocidas para Europa.
Pero poco a poco, esa Asia imaginada fueron cautivando Occidente gracias a la afición de algunos ilustres nombres como el de Alfred Cartier; sus tres hijos Louis, Pierre y Jacques, y Alfred Baur. Los primeros por sus creaciones de inspiración asiática de sobras conocidas, el segundo por su afición coleccionista, pero entre ambos consiguieron despertar la curiosidad al otro lado del charco.
Ahora, la exposición Asia imaginada en la Fundación Baur, en el Museo de Arte del Extremo Oriente de Ginebra rinde homenaje a estas joyas de coleccionista con el seño Cartier a través de una muestra en la que se podrá contemplar las aventuras asiáticas de un apasionado amante del arte y de un imaginativo joyero, reunidas en una historia que combina fantasía y realidad.
La exposición Asia imaginada abrirá sus puertas este jueves 12 de noviembre hasta el próximo 14 de febrero. Una oportunidad única de apreciar el arte más asiático de la icónica firma joyera.