Tradicionalmente, Aniceto Jiménez Pita había concebido y desarrollado todos sus proyectos literalmente sobre papel, de modo que el proceso pasaba necesariamente por la materialización de prototipos previos donde comprobar el acierto o error de los cálculos realizados y a partir de los cuales se corregían éstos.
Es así como -entre otros- vieron la luz el RE1 y el RE2: a partir de dibujos a lápiz y una calculadora, lo que si bien le da un aura romántica al asunto no deja de ser un motivo de retraso a la hora de tener el resultado en nuestras manos.
Coincidiendo con el desarrollo del revolucionario concepto del Pita Oceana la tecnología ha llegado en auxilio del genio creador, y desde el principio se están dibujando todos sus componentes con herramientas de diseño 3D. Esto ha llevado no sólo a acelerar todas las fases del proyecto, sino que mientras tanto ha habido tiempo de plasmar una de las múltiples ideas que rondan por la cabeza del relojero, o en este caso más bien la combinación de dos de ellas: el Pita Cuerda, nombre todavía provisional y que podríamos denominar interno.
Se trata de un reloj con el sello de la casa, esto es, sin corona de remontuar y accionado por el fondo de la caja mediante el patentado TSM o Time Setting Mechanism, que en este caso sirve por primera vez para dar o armar la cuerda del reloj, ya que hasta ahora todos los relojes con TSM eran de carga automática. Operativamente podría decirse que se asemeja al Freak de Ulysse Nardin aunque utiliza un sistema distinto, ya que en el Freak el muelle real ocupa todo el fondo y en el caso del Pita Cuerda se mantiene dentro de su barrilete.
Esto es la pletina de un Unitas en fase de preparación para las modificaciones que va a albergar:
Sin embargo, lo mas atractivo de este nuevo proyecto está en su esfera, ya que no va a tener agujas en un sentido tradicional sino que será el propio tren de engranajes convenientemente modificado el que va a marcar las horas:
Una gran rueda perimetral a modo de carrusel funcionará como horaria, mientas que otra rueda convenientemente sobredimensionada funcionará como minutera. Además de la originalidad que innegablemente aporta al reloj, esta idea tiene la virtud de no hacer la lectura de la hora en algo reservado a iniciados como ocurre, por ejemplo, con el Papillon de Andreas Strehler…
Como dicen los franceses: «a suivre»