J
Jorge Aldao
Habitual
Sin verificar
Homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre) es una vieja frase latina que se aplica perfectamente al mundo actual.
Ante todo, mi pena por las víctimas directas e indirectas de esta salvajada que ahora se ha cometido en Barcelona pero que viene invadiendo de manera creciente todo el planeta.
También mi contento, un tanto egoísta, porque no me han llegado noticias de que ninguno de mis parientes y comocidos catalantes haya caído en la volteada.
Mi esperanza de que esta vez ningún político avieso intente usar a estas víctimas con fines oscuros como ocurrió con el 11/M en Atocha.
Y mi caluroso aprecio a Casiná por el coraje de escribir lo que ha escrito en un momento tan difícil.
Acuerdo con él en que la religión no es la causa de tanta locura.
Y afirmarlo livianamente sólo ayudará a aquellos que quieren que la violencia (en nombre de la religión, de la democracia, del libre comercio o de lo que sea) siga campeando por todo el mundo.
Abde... tienes razón... Hay que seguir. No dejarnos asustar es el mejor homenaje a las víctimas.
Pero en estos casos hay que tener el corazón caliente (es imprescindible) pero la cabeza muy fría.
Ante todo, mi pena por las víctimas directas e indirectas de esta salvajada que ahora se ha cometido en Barcelona pero que viene invadiendo de manera creciente todo el planeta.
También mi contento, un tanto egoísta, porque no me han llegado noticias de que ninguno de mis parientes y comocidos catalantes haya caído en la volteada.
Mi esperanza de que esta vez ningún político avieso intente usar a estas víctimas con fines oscuros como ocurrió con el 11/M en Atocha.
Y mi caluroso aprecio a Casiná por el coraje de escribir lo que ha escrito en un momento tan difícil.
Acuerdo con él en que la religión no es la causa de tanta locura.
Y afirmarlo livianamente sólo ayudará a aquellos que quieren que la violencia (en nombre de la religión, de la democracia, del libre comercio o de lo que sea) siga campeando por todo el mundo.
Abde... tienes razón... Hay que seguir. No dejarnos asustar es el mejor homenaje a las víctimas.
Pero en estos casos hay que tener el corazón caliente (es imprescindible) pero la cabeza muy fría.