si hay algo que refleja el Londres Style es el Big Ben.
Esta inmensa torre, situada en el extremo noroeste del Palacio de Westminster, es su mayor símbolo desde 1859, y su aspecto desprende elegancia, clase, educación y majestuosidad. Todas esas características tan típicas de Gran Bretaña, y que casan a la perfección con su mentalidad abierta al visitante.
Para permitiros conocer mejor esta torre, a continuación os desvelamos algunas de sus mayores curiosidades. Imprescindibles para presumir de sabiduría mientras la fotografiamos para la postal de turno… O para subirla a Facebook e Instagram.
El Big Ben no se llama Big Ben. En realidad ha sido siempre la Torre del reloj de Westminster, también conocida como Torre de San Esteban. Sin embargo este año, y coincidiendo con el Jubileo de la Reina,(El Jubileo de Diamante de la reina Isabel II fue la celebración internacional a lo largo del 2012 que marcó el 60° aniversario de la ascensión de la reina Isabel II) se decidió cambiarle el nombre. ¿Para ponerle Big Ben? No. Para llamarle Elizabeth Tower. O lo que es lo mismo, Torre de Isabel.
El nombre de Big Ben, pese a utilizarse para referirse a la torre, es el de una de sus antiguas campanas. Concretamente la primera que tuvo, construida en 1857. Esta campana ya no forma parte del reloj, pues tuvo que ser sustituida a causa de una grieta. La nueva campana era mucho más ligera, pero aún así pesaba 2,5 toneladas. Se tardaron 30 horas en subirla a la torre.
¿Quien era el ‘Big Ben’? El origen del nombre no está del todo claro, pero existen dos hipótesis al respecto. La primera apunta que el ‘Big Ben’ era Benjamin Hall, encargado de su construcción. La segunda indica que podría ser Ben Caunt, un famoso boxeador de la época que ayudó a subirla hasta el campanario.
La Torre del Big Ben mide 96 metros de altura, y es la tercera torre con reloj más alta del mundo. Sus cuatro relojes son de medidas idénticas. De 7 metros de diámetro, la manecilla de las horas mide 2,7 metros. La de los minutos mide 4,3 metros.
Es necesario subir 334 escalones para coronar el Big Ben. Sin embargo, solo los británicos pueden hacerlo. Para ellos es gratis, pero tienen que pedir un permiso especial y se suele dar cita para meses más tarde. Algunas noticias recientes apuntan a que la visita podría ser de pago en un futuro próximo, aunque no sabemos si ello influirá en el acceso de extranjeros.
Las cuatro esferas del reloj cuentan con una misma inscripción en latín: “Domine Salvam Fac Reginam Nostram Vicotiam Primam” (“Dios salve a nuestra Reina Victoria Primera“).
El Big Ben es, con perdón de los digitales, el reloj más preciso jamás construido. Tanto que la Reina proclamó Lord a su diseñador, Edmund Beckett Denison. Ni los horrores de la Segunda Guerra Mundial consiguieron detenerlo. Sin embargo, sucumbió a una ola de calor de 2005 que lo expuso a una temperatura de 31 grados. Mucha puntuallidad, pero nuestro querido amigo no sobreviviría a un verano en Sevilla.
Como si de la Torre de Pisa se tratara, el Big Ben también se está torciendo. Los expertos han descubierto que sufre una inclinación de 46 centímetros, y que además el Parlamento se está hundiendo. Una hecatombe. No obstante, tendrían que pasar 4.000 años para que la inclinación de esta torre fuera comparable a la de Pisa. No lo verán nuestros ojos.