enriqueescoms
Milpostista
Sin verificar
MI PRIMERA MIERDA es el título de una novela de humor sórdido que estoy escribiendo, no soy profesional, no os asusteis!
El protagonista (en primera persona) es un despojo social cercano ya a los 50 al que el azar le va a permitir salir del sanitario mental donde está recluido. Sobrevive sin saber cómo, mientras convierte en aventura cada fracaso.
El protagonista heredó un reloj de su padre alcohólico (o que más le bien le sustrajo el día del entierro). Es lo único de valor en su vida, si es que acaso tiene algo de valor.
Qué reloj le ponemos al protagonista? Sed partícipes!!!
............
El libro, para que os hagais una idea, arranca tal que así:
"Hubiese preferido haber tenido algo más de tiempo para acicalarme como manda el protocolo. O cuanto menos para ducharme. Aún así, el aspecto, a pesar de ser escueto, se me antojaba suficientemente presentable. Era la primera vez que habría de verlo. Al susodicho me refiero. Y la opción de desparramarme sobre la pechera el último tercio del bote de colonia, único que tenía, se presentó como una solución alternativa la mar de decente.
Tampoco es que estuviera yo muy al tanto de las últimas tendencias en alta perfumería pero el hecho de haberla cogido prestada tiempo atrás, en un feliz descuido, de la consulta veterinaria, no creo que afectara mucho al resultado final. La belleza de las imperfecciones, me convencí."
El protagonista (en primera persona) es un despojo social cercano ya a los 50 al que el azar le va a permitir salir del sanitario mental donde está recluido. Sobrevive sin saber cómo, mientras convierte en aventura cada fracaso.
El protagonista heredó un reloj de su padre alcohólico (o que más le bien le sustrajo el día del entierro). Es lo único de valor en su vida, si es que acaso tiene algo de valor.
Qué reloj le ponemos al protagonista? Sed partícipes!!!
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El libro, para que os hagais una idea, arranca tal que así:
"Hubiese preferido haber tenido algo más de tiempo para acicalarme como manda el protocolo. O cuanto menos para ducharme. Aún así, el aspecto, a pesar de ser escueto, se me antojaba suficientemente presentable. Era la primera vez que habría de verlo. Al susodicho me refiero. Y la opción de desparramarme sobre la pechera el último tercio del bote de colonia, único que tenía, se presentó como una solución alternativa la mar de decente.
Tampoco es que estuviera yo muy al tanto de las últimas tendencias en alta perfumería pero el hecho de haberla cogido prestada tiempo atrás, en un feliz descuido, de la consulta veterinaria, no creo que afectara mucho al resultado final. La belleza de las imperfecciones, me convencí."