Esto que está sucediendo aquí en España es lo que ya se resolvió en Nueva York, llamado como el "efecto cristales rotos", teoría por la cual cuando en un edificio se ve un cristal roto, el siguiente gamberro trata de romper más. Si no hay ninguno roto, no hace mal.
Aquí se ha producido una "costumbre" de aceptar el mal, acrecentado pro la pasividad de las autoridades. Se persigue bajo multas enormes que no te pongas el cinturón de seguridad (tú para tí mismo -no perjudicas a otro-, pero eso les hace recaudar mucho dinero) pero no se persigue en absoluto que los patinetes o las bicicletas te aborden por las aceras (o es meramente testimonial, precisamente porque son insolventes los usuarios infractores), cuando esto afecta a otros de forma no accidental, sino permanente. Es decir, se está tolerando la delincuencia que es la infracción en grado mayor, precisamente porque los delincuentes no producen enriquecimiento a la sociedad indemnizando como compensación; sin embargo sí te persiguen si cometes cualquier irregularidad de difícil digestión; un plazo que no cumples, una discutible diferencia económica en la renta, y en materia de tráfico, la obsesión en que -como en el sistema educativo- todos circulemos como el más burro de la fila, siendo impune que los del carril central formen una caravana que hace imposible saltar de carril... etc. O sea, van a lo fácil. Y por tanto -se está viendo cómo la delincuencia se crece, pues habréis visto imágenes de policías que son vapuleados por tipos fornidos que no se dejan detener- produciendo el efecto de ser ejemplo a seguir. Primero tímidamente. Luego no será así. El caldo de cultivo de la delincuencia, el manifiesto odio a la gente que ejerce actividades rentables, y el -al parecer- derecho de todos a cobrar sin trabajar produce un efecto que un día será explosivo. En ese momento no habrá modo razonable de reprimir. Y empezarán los tiros cuando la delincuencia ataque a los políticos, que son la causa del problema, y los que finalmente legitimarán el uso desproporcionado de fuerza, esa que hoy no puedes ejercitar contra quien entra en tu casa estando tú dentro. En fin... Ya sé que esto no es políticamente correcto decirlo. No hay más que ver la foto de la sociedad para ver si objetivamente es veraz. Pero para llá vamos. Incluso contra las opiniones de los irresponsables. Al tiempo.