Goldoff
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Esta es la primera de tres reviews que voy a traer sobre modelos de Perrelet, una marca con bastantes años de historia que reclama para sí la invención de la carga automática por masa oscilante ya en 1777 por su fundador Abraham-Louis Perrelet. Como ya comenté en la presentación de la marca, Perrelet, aun siendo 100% suiza, tiene cierto ADN español al ser hoy propiedad del emprendedor gaditano (linense, concretamente) Miguel Rodríguez, creador del Grupo Festina.
En 1995 presentó el "Dipteros", un reloj de tres agujas cuya característica distintiva era un rotor doble: la masa oscilante ubicada en el fondo se conectaba con otra -decorativa- en la esfera. Este concepto fue el origen del Turbine, presentado en 2009 y que desde entonce ha venido cosechando un discreto éxito habida cuenta de la cantidad de versiones aparecidas durante estos más de diez años.
Cabe recordar que los Turbine, al igual que todas las colecciones de Perrelet, montan calibres Soprod, igualmente englobada en el Grupo Festina (desde 2008) y no sé si por ello calificables de "manufactura", denominación esta flexible y adaptable donde las haya (volveré sobre esto en otra review). Lo importante aquí es que son calibre propietarios e independientes de la otrora omnipresente ETA. En este sentido Soprod, además de suministrar a Perrelet, es proveedora de varias marcas ajenas de nombre bien sonoro que ahora no vienen al caso y que sólo menciono por el final del monopolio tácito de la ¿manufactura? perteneciente al Grupo Swatch.
El calibre P-331-MH de carga automática que equipa la colección Turbine viene con su certificado COSC. Y no hay una versión sin él, lo que ya posiciona tanto a uno como a la otra. De carga bidireccional (no importa hacia dónde gire la masa oscilante) arroja una reserva de marcha de 42 horas desde que está a plena carga. Suficiente para un día, un tanto justa para el fin de semana -en el supuesto de que te quites un reloj como este para el fin de semana-. 92 componentes, de los cuales 25 son rubíes, oscila a 28.800 alternancias por hora (4 herzios) que con los años se ha revelado como la frecuencia más equilibrada entre precisión y desgaste (las altas frecuencias tipo 36.000 a/h requieren de periodos de mantenimiento más cortos. Otra cosa es que se los den). La decoración, estando hecha en su mayoría por medios mecánicos (platina perlada, puentes arenados, masa oscilante calada y cepillada) le da elegancia al reloj cuando es observado a través del fondo visto.
Una particularidad de la versión que montan los Turbine es el largo eje en la parte opuesta a la masa oscilante, que es el que sostendrá la turbina que da nobre a la colección, aunque no haya conexión real entre ambos elementos giratorios.
En la colección Turbine hay -por ahora- no menos de 50 versiones distintas, incluyendo varias con tourbillon o pedrería, pero aquí voy a hablar de las dos que me han sido cedidas para esta review: una con caja de carbono (parcial) y la otra con caja de acero pulido a espejo de la serie "Erotic" que, a semejanza de algunos relojes de mediados del siglo pasado, esconde una escena de estética manga y de temática acorde a su nombre. Y digo "esconde" porque con la turbina en reposo es prácticamente imposible verla al quedar tapada por las 12 palas de la misma.
El juego se descubre al agitar el reloj.
Una de las cosas que me ha sorprendido en positivo es la personalidad que desprende su diseño: a estas alturas es muy difícil aportan novedades estéticas sin caer en la extravagancia, y la mayoría de relojes suelen recordarnos a diseños previos. El Turbine no se escapa de este axioma -ese encaje entre correa y asas es Genta si o sí- pero el hecho de que a partir de ahí la caja sea perfectamente circular frena en seco la tentación de "leer" Royal Oak. Además, la carrura (el "canto" de la caja) sugiere -pero no mucho- el efecto "cacerola" del Blancpain Fifty Fathoms aunque Perrelet le ha añadido unas acanaladuras que le dan esa personalidad y que, de una forma distinta, ha puesto también en su Lab Peripheral que veremos próximamente.
El diámetro es de 44 mm, pero no da sensación de reloj grande. La altura de 13,82 mm (versión Carbon. 13mm en la versión de acero) que a algunos les parecerá excesiva (regla 4:1 de Walter) se justificaría aquí por el añadido de la "complicación" de la turbina, que obliga a darle espacio. Aun así, y tal vez por el bisel de dos facetas y que el cristal de zafiro no se eleva prácticamente nada desde él, se ve proporcionado. Opinión completamente subjetiva, desde luego.
Otro elemento que contribuye a mantener las proporciones controladas es el fondo prácticamente plano, decorado con el negativo de las acanaladuras de la carrura y que, al menos en las dos unidades recibidas, coinciden con estas. La corona, de generosas proporciones, participa de esta estética y presenta un motivo también de estrías sobre una forma tronco-cónica descendiente hacia la caja. Tiene el logo esculpido en su testa y, a pesar de no estar roscada, proporciona al reloj una estanqueidad de 100 metros/10 atmósferas en el caso de la versión Carbon y de 50 metros / 5 atmósferas en la versión de acero. A estas alturas, *todos* los relojes deberían ofrecer una resistencia al agua de al menos esas 10 atmósferas. Por cierto, esa versión Carbon no es enteramente de fibra de carbono, sino que combina con ella policarbonato y un bisel de acero con tratamiento PVD.
La parte de la esfera es -siempre en mi opinión- otro punto a favor: puedes leerla si necesidad de calzarte unas gafas de presbicia. Y eso, a ciertas edades -como la mía-, es un factor extra a tener en cuenta. El anillo conteniendo los índices es muy similar en ambos modelos probados, lo que contribuye a ese aire de familia más allá de las doce palas de la turbina y el disco central, que parecería hecho de algún metal y remachado. Las agujas son de tamaño proporcionado y, como digo, cumplen perfectamente su función de indicar la hora. Desde una perspectiva cenital es agradable ver la "cuadratura del círculo", con el encuadre de la redondez de la esfera en esas asas cuadrangulares. Me ha gustado que el logo esté serigrafiado en el cristal en lugar de en la esfera.
Las correas, al menos las que he tenido ocasión de probar, tienen en común que la parte exterior es en piel. No dice de qué, aunque es de suponer que sea becerro con dibujo de escamas de cocodrilo/aligátor. El forro interior es de caucho, y su necesaria rigidez (por el tipo de amarre a la caja del reloj) no se hace nada incómoda. Se remata con un cierre desplegable de tres piezas y bloqueo por doble botón, que es en acero con tratamiento PVD negro para la versión Carbon y de acero pulido en la versión de acero. Un detalle: el ajuste de longitud se realiza mediante una pieza abatible de uno de los extremos de dicho cierre, pero la correa no está perforada de lado a lado, lo que permite una visión más "limpia" al o haber agujeros. He echado en falta, eso sí, un mecanismo de cambio rápido en la zona de los pasadores. En la página web de la marca se puede ver la posibilidad de sustituir la correa por un brazalete metálico por una cantidad quasi ridícula: menos del 5% del precio del reloj mismo. En todos los casos se acompaña de una correa de caucho en una caja tipo Peli.
Con una muñeca de 17,5cm de circunferencia, me ha resultado cómodo de llevar en cualquier circunstancia, con la particularidad de que, a pesar de ser un reloj relativamente llamativo (en la pasada feria de Meeting Point me preguntaron dos veces por él), no te incomodan las miradas que puedan caer sobre él.
Los precios de las versiones solo hora van desde los 4.180 € del Turbine EVO con correa de caucho hasta los 4.980 de los Turbine Pilot con brazalete de acero y tratamiento PVD negro. También hay una versión GMT (6.080 €) y una cronográfica (calibre propio de Soprod P-361) a 6.580 €. Los tourbillones (talking pieces, sobre todo) salen por justo por debajo de 90.000 €
Más info en www.perrelet.com
Y en
En 1995 presentó el "Dipteros", un reloj de tres agujas cuya característica distintiva era un rotor doble: la masa oscilante ubicada en el fondo se conectaba con otra -decorativa- en la esfera. Este concepto fue el origen del Turbine, presentado en 2009 y que desde entonce ha venido cosechando un discreto éxito habida cuenta de la cantidad de versiones aparecidas durante estos más de diez años.
Cabe recordar que los Turbine, al igual que todas las colecciones de Perrelet, montan calibres Soprod, igualmente englobada en el Grupo Festina (desde 2008) y no sé si por ello calificables de "manufactura", denominación esta flexible y adaptable donde las haya (volveré sobre esto en otra review). Lo importante aquí es que son calibre propietarios e independientes de la otrora omnipresente ETA. En este sentido Soprod, además de suministrar a Perrelet, es proveedora de varias marcas ajenas de nombre bien sonoro que ahora no vienen al caso y que sólo menciono por el final del monopolio tácito de la ¿manufactura? perteneciente al Grupo Swatch.
El calibre P-331-MH de carga automática que equipa la colección Turbine viene con su certificado COSC. Y no hay una versión sin él, lo que ya posiciona tanto a uno como a la otra. De carga bidireccional (no importa hacia dónde gire la masa oscilante) arroja una reserva de marcha de 42 horas desde que está a plena carga. Suficiente para un día, un tanto justa para el fin de semana -en el supuesto de que te quites un reloj como este para el fin de semana-. 92 componentes, de los cuales 25 son rubíes, oscila a 28.800 alternancias por hora (4 herzios) que con los años se ha revelado como la frecuencia más equilibrada entre precisión y desgaste (las altas frecuencias tipo 36.000 a/h requieren de periodos de mantenimiento más cortos. Otra cosa es que se los den). La decoración, estando hecha en su mayoría por medios mecánicos (platina perlada, puentes arenados, masa oscilante calada y cepillada) le da elegancia al reloj cuando es observado a través del fondo visto.
Una particularidad de la versión que montan los Turbine es el largo eje en la parte opuesta a la masa oscilante, que es el que sostendrá la turbina que da nobre a la colección, aunque no haya conexión real entre ambos elementos giratorios.
En la colección Turbine hay -por ahora- no menos de 50 versiones distintas, incluyendo varias con tourbillon o pedrería, pero aquí voy a hablar de las dos que me han sido cedidas para esta review: una con caja de carbono (parcial) y la otra con caja de acero pulido a espejo de la serie "Erotic" que, a semejanza de algunos relojes de mediados del siglo pasado, esconde una escena de estética manga y de temática acorde a su nombre. Y digo "esconde" porque con la turbina en reposo es prácticamente imposible verla al quedar tapada por las 12 palas de la misma.
El juego se descubre al agitar el reloj.
Una de las cosas que me ha sorprendido en positivo es la personalidad que desprende su diseño: a estas alturas es muy difícil aportan novedades estéticas sin caer en la extravagancia, y la mayoría de relojes suelen recordarnos a diseños previos. El Turbine no se escapa de este axioma -ese encaje entre correa y asas es Genta si o sí- pero el hecho de que a partir de ahí la caja sea perfectamente circular frena en seco la tentación de "leer" Royal Oak. Además, la carrura (el "canto" de la caja) sugiere -pero no mucho- el efecto "cacerola" del Blancpain Fifty Fathoms aunque Perrelet le ha añadido unas acanaladuras que le dan esa personalidad y que, de una forma distinta, ha puesto también en su Lab Peripheral que veremos próximamente.
El diámetro es de 44 mm, pero no da sensación de reloj grande. La altura de 13,82 mm (versión Carbon. 13mm en la versión de acero) que a algunos les parecerá excesiva (regla 4:1 de Walter) se justificaría aquí por el añadido de la "complicación" de la turbina, que obliga a darle espacio. Aun así, y tal vez por el bisel de dos facetas y que el cristal de zafiro no se eleva prácticamente nada desde él, se ve proporcionado. Opinión completamente subjetiva, desde luego.
Otro elemento que contribuye a mantener las proporciones controladas es el fondo prácticamente plano, decorado con el negativo de las acanaladuras de la carrura y que, al menos en las dos unidades recibidas, coinciden con estas. La corona, de generosas proporciones, participa de esta estética y presenta un motivo también de estrías sobre una forma tronco-cónica descendiente hacia la caja. Tiene el logo esculpido en su testa y, a pesar de no estar roscada, proporciona al reloj una estanqueidad de 100 metros/10 atmósferas en el caso de la versión Carbon y de 50 metros / 5 atmósferas en la versión de acero. A estas alturas, *todos* los relojes deberían ofrecer una resistencia al agua de al menos esas 10 atmósferas. Por cierto, esa versión Carbon no es enteramente de fibra de carbono, sino que combina con ella policarbonato y un bisel de acero con tratamiento PVD.
La parte de la esfera es -siempre en mi opinión- otro punto a favor: puedes leerla si necesidad de calzarte unas gafas de presbicia. Y eso, a ciertas edades -como la mía-, es un factor extra a tener en cuenta. El anillo conteniendo los índices es muy similar en ambos modelos probados, lo que contribuye a ese aire de familia más allá de las doce palas de la turbina y el disco central, que parecería hecho de algún metal y remachado. Las agujas son de tamaño proporcionado y, como digo, cumplen perfectamente su función de indicar la hora. Desde una perspectiva cenital es agradable ver la "cuadratura del círculo", con el encuadre de la redondez de la esfera en esas asas cuadrangulares. Me ha gustado que el logo esté serigrafiado en el cristal en lugar de en la esfera.
Las correas, al menos las que he tenido ocasión de probar, tienen en común que la parte exterior es en piel. No dice de qué, aunque es de suponer que sea becerro con dibujo de escamas de cocodrilo/aligátor. El forro interior es de caucho, y su necesaria rigidez (por el tipo de amarre a la caja del reloj) no se hace nada incómoda. Se remata con un cierre desplegable de tres piezas y bloqueo por doble botón, que es en acero con tratamiento PVD negro para la versión Carbon y de acero pulido en la versión de acero. Un detalle: el ajuste de longitud se realiza mediante una pieza abatible de uno de los extremos de dicho cierre, pero la correa no está perforada de lado a lado, lo que permite una visión más "limpia" al o haber agujeros. He echado en falta, eso sí, un mecanismo de cambio rápido en la zona de los pasadores. En la página web de la marca se puede ver la posibilidad de sustituir la correa por un brazalete metálico por una cantidad quasi ridícula: menos del 5% del precio del reloj mismo. En todos los casos se acompaña de una correa de caucho en una caja tipo Peli.
Con una muñeca de 17,5cm de circunferencia, me ha resultado cómodo de llevar en cualquier circunstancia, con la particularidad de que, a pesar de ser un reloj relativamente llamativo (en la pasada feria de Meeting Point me preguntaron dos veces por él), no te incomodan las miradas que puedan caer sobre él.
Los precios de las versiones solo hora van desde los 4.180 € del Turbine EVO con correa de caucho hasta los 4.980 de los Turbine Pilot con brazalete de acero y tratamiento PVD negro. También hay una versión GMT (6.080 €) y una cronográfica (calibre propio de Soprod P-361) a 6.580 €. Los tourbillones (talking pieces, sobre todo) salen por justo por debajo de 90.000 €
Más info en www.perrelet.com
Y en
Perrelet Peripheral Lab Dual Time Big Date
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