
Aerotuck
Forer@ Senior
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Comparto con muchos amigos coleccionistas la idea de que la satisfacción del conocimiento que se adquiere sobre un determinado modelo durante su búsqueda, y la gran emoción que sentimos cuando al fin lo encontramos y lo adquirimos (a veces tras una tensa subasta), a veces igualan a la alegría que sentimos cuando finalmente lo recibimos. Cuanto más raro es el reloj en cuestión, más intensas son estas emociones.
Hoy os quiero contar y enseñar una de las piezas que más me han producido estas sensaciones, por su rareza, por las condiciones en las que la encontré, y por el estado en que al final he podido dejarla. Se trata de uno de los primeros cronos 3133 que salieron de la fábrica de Poljot en Moscú, estimo que durante el año 1976 ó 1977.
Por mis manos han pasado ya docenas de relojes de este tipo, y así he ido aprendiendo a diferenciar algunos detalles de diseño que nos permiten datar el reloj, así como evaluar la coherencia temporal de sus distintas partes, algo muy útil para evitar los ensamblajes a veces inverosímiles que abundan en el mercado.
Por eso, en cuanto vi por primera vez la fotografía del reloj en un sitio de subastas de un país que vivió tras el telón de acero, di sin querer un salto en mi silla: Esa esfera con “pozos blancos”, como dicen los coleccionistas rusos, la tipografía diferente de la habitual en la pista de minutos, el bisel destrozado por la luz del sol pero correcto, y la caja de acero, esa caja que solo se fabricó por unos meses antes de que se introdujeran modificaciones y que es tan difícil de encontrar, y más en un reloj que no es un Okeah… todo concordaba, gritándome que había encontrado un tesoro.
Inmediatamente hice clic en la siguiente fotografía, que mostraba el calibre al descubierto, y lo que encontré no me defraudó. Todos los detalles (demasiados para mencionarlos todos aquí) que me indicaban que había encontrado uno de los primeros Sturmanskies. Lo principal, el numero de serie de 5 dígitos en el puente del cronógrafo en forma de corazón, acompañado del logotipo de Poljot en ese mismo puente, y no en la pletina principal del reloj, como en las decenas de miles de ejemplares que saldrían de Moscú durante más de dos décadas.
Inmediatamente me puse en contacto con un amigo en ese país, que se ofreció en el acto a ayudarme con la compra y el envío del reloj. Fijamos un limite para la puja que haría en mi nombre, y acordamos esperar al último momento para actuar. Durante los pocos días que duró la espera, yo vigilaba la evolución del precio, que para mi alegría, no se disparaba como había previsto. Llegó el día, y por suerte, pudimos ganar la subasta, por un precio que no terminaba de creerme. Más de lo que vale un 3133 “del montón” en perfecto estado, pero bastante menos de lo que he llegado a pagar por otros cronos de este tipo que, aunque en mejores condiciones, son mucho más fáciles de encontrar.
Tras unos días mas de espera pude recibir el reloj, afortunadamente sin ningún problema en la aduana (algo habitual que puede complicar la historia increíblemente, como me está pasando estos días con otro reloj). Al abrir el paquete, fue todavía mejor de lo que las fotos me habían hecho pensar.
No tengo ni la paciencia ni las habilidades fotográficas de mi camarada de cervezas y chatarra Marius Jacob 😉, así que no pudo contaros de forma tan detallada el proceso de restauración del reloj. Baste señalar dos o tres detalles. El reloj funcionaba, aunque mal, y solo fue necesario desmontar y hacer una limpieza a fondo, cambiarle una palanca del cronógrafo que se rompió durante la restauración, sustituir el plexi por otro original conseguido gracias a otro amigo, e instalar un bisel antiguo, con sus letras rojas, y un pulsador de crono que, aunque de acero, por desgracia no se corresponde con la caja de primera generación. Esta es una de las características poco conocidas de estos sturmaskies tempranos: Los pulsadores de los primeros ejemplares eran del tipo de tornillo, y con las primeras modificaciones de diseño (en mi opinión combinando medidas para abaratar costes, como esta sustitución, con otras medidas para mejorar la calidad del diseño, especialmente en el calibre) además de modificar ligeramente el diseño de la caja, se sustituyeron estos pulsadores atornillados por los posteriores, que se fijan con un “circlip” que los hace mucho más difíciles de instalar y desinstalar. Por supuesto, encontrar uno de estos pulsadores originales de tornillo que se produjeron durante muy poco tiempo, es tarea poco menos que imposible…
No voy a entrar en las especificidades técnicas de esta versión inicial del 3133 y que lo hace diferente, ya me esta quedando un texto muy largo… para quienes tenéis interés en las características de los primeros sturmanskies, os puedo recomendar dos fuentes: la muy conocida guía de Polmax http://www.polmax3133.com/guide.html y los dos libros italianos sobre relojes rusos de colección. Son dos buenos recursos para empezar a conocer estos relojes, pero ojo, no están exentos de lagunas e incorrecciones, así que no los tomemos como una guía definitiva. Os dejo algunas fotos del proceso de restauración:
Tras la restauración, este es el aspecto del reloj. Estoy muy satisfecho del resultado final, y de haber podido llevar este reloj a un estado en el que ningún coleccionista quisquilloso (y conozco unos cuantos) pondría reparos a añadirlo a su colección. He llegado a recibir ofertas de alguno, incluso desde Rusia.
Espero que hayáis encontrado esta historia interesante, y que el reloj os lo parezca también.
Hoy os quiero contar y enseñar una de las piezas que más me han producido estas sensaciones, por su rareza, por las condiciones en las que la encontré, y por el estado en que al final he podido dejarla. Se trata de uno de los primeros cronos 3133 que salieron de la fábrica de Poljot en Moscú, estimo que durante el año 1976 ó 1977.
Por mis manos han pasado ya docenas de relojes de este tipo, y así he ido aprendiendo a diferenciar algunos detalles de diseño que nos permiten datar el reloj, así como evaluar la coherencia temporal de sus distintas partes, algo muy útil para evitar los ensamblajes a veces inverosímiles que abundan en el mercado.
Por eso, en cuanto vi por primera vez la fotografía del reloj en un sitio de subastas de un país que vivió tras el telón de acero, di sin querer un salto en mi silla: Esa esfera con “pozos blancos”, como dicen los coleccionistas rusos, la tipografía diferente de la habitual en la pista de minutos, el bisel destrozado por la luz del sol pero correcto, y la caja de acero, esa caja que solo se fabricó por unos meses antes de que se introdujeran modificaciones y que es tan difícil de encontrar, y más en un reloj que no es un Okeah… todo concordaba, gritándome que había encontrado un tesoro.
Inmediatamente hice clic en la siguiente fotografía, que mostraba el calibre al descubierto, y lo que encontré no me defraudó. Todos los detalles (demasiados para mencionarlos todos aquí) que me indicaban que había encontrado uno de los primeros Sturmanskies. Lo principal, el numero de serie de 5 dígitos en el puente del cronógrafo en forma de corazón, acompañado del logotipo de Poljot en ese mismo puente, y no en la pletina principal del reloj, como en las decenas de miles de ejemplares que saldrían de Moscú durante más de dos décadas.
Inmediatamente me puse en contacto con un amigo en ese país, que se ofreció en el acto a ayudarme con la compra y el envío del reloj. Fijamos un limite para la puja que haría en mi nombre, y acordamos esperar al último momento para actuar. Durante los pocos días que duró la espera, yo vigilaba la evolución del precio, que para mi alegría, no se disparaba como había previsto. Llegó el día, y por suerte, pudimos ganar la subasta, por un precio que no terminaba de creerme. Más de lo que vale un 3133 “del montón” en perfecto estado, pero bastante menos de lo que he llegado a pagar por otros cronos de este tipo que, aunque en mejores condiciones, son mucho más fáciles de encontrar.
Tras unos días mas de espera pude recibir el reloj, afortunadamente sin ningún problema en la aduana (algo habitual que puede complicar la historia increíblemente, como me está pasando estos días con otro reloj). Al abrir el paquete, fue todavía mejor de lo que las fotos me habían hecho pensar.
No tengo ni la paciencia ni las habilidades fotográficas de mi camarada de cervezas y chatarra Marius Jacob 😉, así que no pudo contaros de forma tan detallada el proceso de restauración del reloj. Baste señalar dos o tres detalles. El reloj funcionaba, aunque mal, y solo fue necesario desmontar y hacer una limpieza a fondo, cambiarle una palanca del cronógrafo que se rompió durante la restauración, sustituir el plexi por otro original conseguido gracias a otro amigo, e instalar un bisel antiguo, con sus letras rojas, y un pulsador de crono que, aunque de acero, por desgracia no se corresponde con la caja de primera generación. Esta es una de las características poco conocidas de estos sturmaskies tempranos: Los pulsadores de los primeros ejemplares eran del tipo de tornillo, y con las primeras modificaciones de diseño (en mi opinión combinando medidas para abaratar costes, como esta sustitución, con otras medidas para mejorar la calidad del diseño, especialmente en el calibre) además de modificar ligeramente el diseño de la caja, se sustituyeron estos pulsadores atornillados por los posteriores, que se fijan con un “circlip” que los hace mucho más difíciles de instalar y desinstalar. Por supuesto, encontrar uno de estos pulsadores originales de tornillo que se produjeron durante muy poco tiempo, es tarea poco menos que imposible…
No voy a entrar en las especificidades técnicas de esta versión inicial del 3133 y que lo hace diferente, ya me esta quedando un texto muy largo… para quienes tenéis interés en las características de los primeros sturmanskies, os puedo recomendar dos fuentes: la muy conocida guía de Polmax http://www.polmax3133.com/guide.html y los dos libros italianos sobre relojes rusos de colección. Son dos buenos recursos para empezar a conocer estos relojes, pero ojo, no están exentos de lagunas e incorrecciones, así que no los tomemos como una guía definitiva. Os dejo algunas fotos del proceso de restauración:
Tras la restauración, este es el aspecto del reloj. Estoy muy satisfecho del resultado final, y de haber podido llevar este reloj a un estado en el que ningún coleccionista quisquilloso (y conozco unos cuantos) pondría reparos a añadirlo a su colección. He llegado a recibir ofertas de alguno, incluso desde Rusia.
Espero que hayáis encontrado esta historia interesante, y que el reloj os lo parezca también.
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