rafagil
De la casa
Sin verificar
Madrid, a 14 de junio de 1924
La línea 2 del Metropolitano se inauguraba sin contratiempos, conectando puntos de vital importancia para las costumbres de la Villa y Corte como son la Puerta del Sol y la plaza de toros de Las Ventas. Los primeros viajeros que entrasen por la estación Sevilla pasarían ante el mural del ilustrador Roberto Baldrich, -creado con la más selecta cerámica vitrificada de los talleres de Alfonso Romero-, seguramente sin apenas mirar a la dama de negro que en él quedaba retratada, y que con pose mitad castiza, mitad vampiresa de cine mudo, anunciaba las Sales de Carabaña.
¡Natural! ¿por qué iba alguien a reparar precisamente en ese anuncio de azulejos, entre los veintitantos que había en una sola estación?
Templete del Metropolitano de Madrid, años 20
Chicago, a 12 de agosto de 1930
G.A.G. estrena reloj. Estrenar reloj siempre ha sido acontecimiento, pero desde el crack del pasado año y el hundimiento de la economía, con las empresas cayendo como caen las fichas de un dominó y con el paro alcanzando niveles nunca vistos en los EEUU, estrenar reloj, además de ser un acontecimiento, podía ser considerado como un acto provocador, irreverente y transgresor para los tiempos que se vivían. Una verdadera falta de decoro.
Chicago, Illinois, circa 1930
Madrid, años 60
España empieza a conocer el desarrollismo y se reforma íntegramente la estación de Sevilla, siendo clausurados algunos vestíbulos y pasillos de antes de la guerra y quedando todos los murales originales destruidos o sepultados tras unos tabiques de nueva construcción. Dichos murales cerámicos no contaban con ninguna protección administrativa, y apenas eran vistos por la sociedad de entonces como publicidad desfasada. Nadie lamentó su pérdida.
Sabadell, 2017
El Illinois llega a mi casa, tras haber sido limpiada la máquina y rehecho el interior de las agujas esqueletizadas.
El reloj, huérfano de cristal, queda sepultado en un cajón a la espera de la milagrosa aparición de una esfera en buen estado y de un cristal para esa caja.
Madrid, Verano de 2018
Durante las obras de la última reforma integral de la estación de Metro Sevilla, son demolidos los muros de la reforma de hace cincuenta años y aparecen de nuevo a la luz los azulejos de Sales de Carabaña.
Las sensibilidades han cambiado con el tiempo y se decide separar cuidadosamente el mural de la pared para ser restaurado y devuelto a un lugar adecuado de la renovada estación.
Limpio y recompuestas las zonas más afectadas, la dama de Caravaña vuelve a mostrar su cara bonita, sus artísticas letras y su sencilla cenefa, siendo una obra equilibrada y armoniosa, en la que nada sobra y nada falta.
No es una obra de arte, pero sí una digna muestra de las artes decorativas de las que proviene la expresión art decó.
Sabadell, enero de 2020
Una tarde ociosa abro de nuevo el cajón que alberga la cajita roja que contiene el Illinois art decó sin cristal y de dial ennegrecido.,
Como sé que me va a resultar imposible encontrar una esfera igual, pero en buen estado, decido tratar de limpiarla.
Contento con el resultado, decido abrir por primera vez la tapa para ver la máquina.
Y lo que vi es lo que me motivó a hacer el hilo anterior de éste mismo reloj, digamos que de “pre-presentacion”: Marcado toscamente con una punta de alfiler, aparecía en la tapa el día de su compra y estreno, que además, oh sorpresa, es también el día de mi cumpleaños, pero exactamente de cuarenta años antes: AUG. 12. 1930
Y hoy me decido a hacer el hilo de presentación.
Porque es, ni más ni menos, que un Illinois art decó de 1930.
No es uno de esos Illinois de serie especial, con apellido y alcurnia, pero pese a ser de los llamados "genéricos", es hermoso.
Muy hermoso.
Además de ser un Illinois art decó grandecito, calibre 24, 3/0 Size, para más señas.
Y con su cara bonita.
Y con sus números peculiares.
Y su sencilla cenefa.
Que sale del túnel del tiempo debidamente limpio y acristalado, e ingresa definitivamente en mi colección.
Galería de imágenes.
En la foto, Illinois 24 de 1929, y el recién llegado, Illinois 24 de 1930
Hilo previo.
No me disculpo por el tocho.
Quien no quiera leer, que no lea.
La línea 2 del Metropolitano se inauguraba sin contratiempos, conectando puntos de vital importancia para las costumbres de la Villa y Corte como son la Puerta del Sol y la plaza de toros de Las Ventas. Los primeros viajeros que entrasen por la estación Sevilla pasarían ante el mural del ilustrador Roberto Baldrich, -creado con la más selecta cerámica vitrificada de los talleres de Alfonso Romero-, seguramente sin apenas mirar a la dama de negro que en él quedaba retratada, y que con pose mitad castiza, mitad vampiresa de cine mudo, anunciaba las Sales de Carabaña.
¡Natural! ¿por qué iba alguien a reparar precisamente en ese anuncio de azulejos, entre los veintitantos que había en una sola estación?
Templete del Metropolitano de Madrid, años 20
Chicago, a 12 de agosto de 1930
G.A.G. estrena reloj. Estrenar reloj siempre ha sido acontecimiento, pero desde el crack del pasado año y el hundimiento de la economía, con las empresas cayendo como caen las fichas de un dominó y con el paro alcanzando niveles nunca vistos en los EEUU, estrenar reloj, además de ser un acontecimiento, podía ser considerado como un acto provocador, irreverente y transgresor para los tiempos que se vivían. Una verdadera falta de decoro.
Chicago, Illinois, circa 1930
Madrid, años 60
España empieza a conocer el desarrollismo y se reforma íntegramente la estación de Sevilla, siendo clausurados algunos vestíbulos y pasillos de antes de la guerra y quedando todos los murales originales destruidos o sepultados tras unos tabiques de nueva construcción. Dichos murales cerámicos no contaban con ninguna protección administrativa, y apenas eran vistos por la sociedad de entonces como publicidad desfasada. Nadie lamentó su pérdida.
Sabadell, 2017
El Illinois llega a mi casa, tras haber sido limpiada la máquina y rehecho el interior de las agujas esqueletizadas.
El reloj, huérfano de cristal, queda sepultado en un cajón a la espera de la milagrosa aparición de una esfera en buen estado y de un cristal para esa caja.
Madrid, Verano de 2018
Durante las obras de la última reforma integral de la estación de Metro Sevilla, son demolidos los muros de la reforma de hace cincuenta años y aparecen de nuevo a la luz los azulejos de Sales de Carabaña.
Las sensibilidades han cambiado con el tiempo y se decide separar cuidadosamente el mural de la pared para ser restaurado y devuelto a un lugar adecuado de la renovada estación.
Limpio y recompuestas las zonas más afectadas, la dama de Caravaña vuelve a mostrar su cara bonita, sus artísticas letras y su sencilla cenefa, siendo una obra equilibrada y armoniosa, en la que nada sobra y nada falta.
No es una obra de arte, pero sí una digna muestra de las artes decorativas de las que proviene la expresión art decó.
Sabadell, enero de 2020
Una tarde ociosa abro de nuevo el cajón que alberga la cajita roja que contiene el Illinois art decó sin cristal y de dial ennegrecido.,
Como sé que me va a resultar imposible encontrar una esfera igual, pero en buen estado, decido tratar de limpiarla.
Contento con el resultado, decido abrir por primera vez la tapa para ver la máquina.
Y lo que vi es lo que me motivó a hacer el hilo anterior de éste mismo reloj, digamos que de “pre-presentacion”: Marcado toscamente con una punta de alfiler, aparecía en la tapa el día de su compra y estreno, que además, oh sorpresa, es también el día de mi cumpleaños, pero exactamente de cuarenta años antes: AUG. 12. 1930
Y hoy me decido a hacer el hilo de presentación.
Porque es, ni más ni menos, que un Illinois art decó de 1930.
No es uno de esos Illinois de serie especial, con apellido y alcurnia, pero pese a ser de los llamados "genéricos", es hermoso.
Muy hermoso.
Además de ser un Illinois art decó grandecito, calibre 24, 3/0 Size, para más señas.
Y con su cara bonita.
Y con sus números peculiares.
Y su sencilla cenefa.
Que sale del túnel del tiempo debidamente limpio y acristalado, e ingresa definitivamente en mi colección.
Galería de imágenes.
En la foto, Illinois 24 de 1929, y el recién llegado, Illinois 24 de 1930
Hilo previo.
No me disculpo por el tocho.
Quien no quiera leer, que no lea.
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