En efecto, los costes de operación de una tienda física siempre tenderán a ser mayores que los de una virtual, siendo responsabilidad de la tienda física dar una propuesta de valor que satisfaga a sus posibles clientes y les compense de la diferencia de precio.
Respecto a la marca, tiene dos modos posibles (en términos generales) de controlar sus precios:
1. A pie de fábrica: salvo que estemos hablando de que alguien está robando relojes a Seiko (y no creo que nos estemos refiriendo aquí a ese caso) ese "precio irrisorio" del que hablas no puede ser inferior al de fábrica, precio que ya establece Seiko de forma que no sólo no pierda dinero con él, sino que obtenga el beneficio que le parece adecuado. Por lo tanto, ese "precio irrisorio" no es tal: es el precio con el que el fabricante obtiene su beneficio cabal y adecuado. En la actual situación de baja inflación y bajo o nulo incremento de los costes productivos, parece extremadamente dudoso que la fábrica no consiga beneficios suficientes manteniendo los precios más o menos al ritmo de la inflación (y, como muy mucho, incrementando sus precios por el coste minorista de la mejoras que introduce: por ejemplo ¿cuánto cuesta un cristal zafiro? ¿y cuánto el Hardlex? Pues en esa diferencia tienes el incremento de precio razonable máximo para pasar de un tipo de cristal al otro).
2. A través de particiones del mercado y falsos monopolios. Evidentemente, el fabricante tiene el derecho legal a aumentar de este modo sus precios de venta en ciertos mercados, pero yo también tengo el derecho de considerar este tipo de prácticas torticeras y abusivas.
En los últimos 3~5 años estamos viendo "en vivo y en directo" cómo Seiko se está subiendo al carro (otras marcas ya lo hicieron antes) de subir precios "porque pueden" ofreciendo a cambio incrementos de valor, en mi opinión, muy inferiores a los incrementos de precios de que vienen acompañados. De nuevo, tienen todo el derecho a hacerlo, y yo a expresar mi opinión al respecto, tanto verbalmente, como con la cartera. Si muchos hiciéramos los mismo, todos saldríamos beneficiados (con la excepción de los accionistas de la marca que, en vez de comprarse dos yates, sólo se podrían comprar uno).