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Sin verificar
Historia de Keystone . La huelga del 60 (9)
En el año de 1960 los mineros de Riotinto declararon una huelga indefinida en tanto en cuanto no se atendieran sus revindicaciones salariales. El jornal diario estaba establecido en treinta y seis pesetas y era imposible vivir en condiciones semiaceptables con él. La situación llegó a ser muy tensa con riesgo de enfrentamientos violentos.
Un día el pregonero anunció en la Plaza de las Ranas que Franco iba a venir al pueblo a escuchar personalmente las quejas de los mineros. Así ocurrió, unos días más tarde Franco daba un discurso desde el balcón del ayuntamiento, rodeado por los miembros del staff de la mina. En ese balcón estaba yo.
Los mineros y sus familias se concentraron frente al ayuntamiento en un ambiente de tensión extrema. Ellos y sus organizaciones no eran precisamente franquistas y no esperaban nada bueno.
Pero Franco anunció que puesto que todos los precios habían subido, los mineros tenían razón al solicitar una subida. Allí mismo fijó el jornal diario en 60 pesetas. La gente se miraba incrédula y estallo en vivas, gritos y poco más tarde en fandanguillos. Toda la noche se desbordó en una fiesta interminable.
En el año de 1960 los mineros de Riotinto declararon una huelga indefinida en tanto en cuanto no se atendieran sus revindicaciones salariales. El jornal diario estaba establecido en treinta y seis pesetas y era imposible vivir en condiciones semiaceptables con él. La situación llegó a ser muy tensa con riesgo de enfrentamientos violentos.
Un día el pregonero anunció en la Plaza de las Ranas que Franco iba a venir al pueblo a escuchar personalmente las quejas de los mineros. Así ocurrió, unos días más tarde Franco daba un discurso desde el balcón del ayuntamiento, rodeado por los miembros del staff de la mina. En ese balcón estaba yo.
Los mineros y sus familias se concentraron frente al ayuntamiento en un ambiente de tensión extrema. Ellos y sus organizaciones no eran precisamente franquistas y no esperaban nada bueno.
Pero Franco anunció que puesto que todos los precios habían subido, los mineros tenían razón al solicitar una subida. Allí mismo fijó el jornal diario en 60 pesetas. La gente se miraba incrédula y estallo en vivas, gritos y poco más tarde en fandanguillos. Toda la noche se desbordó en una fiesta interminable.
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