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Milpostista
Sin verificar
Hola compañeros, como sorbéis no solo me gustan los Catalino, este es un reloj que adquirí el viernes pasado y se trata de un Saboneta de oro 18k sonería minutos, con un sonido fantástico, y una precisión admirable.
Fabricado en suiza C. 1880. Caja tres tapas de considerable grosor grabado guilloche, numerada Nº 13932 Balancier Compensateur Repetition Sonnant les heures, les quarts et les minutes. Tras su tapa de características y guardapolvo aparece la buena maquina de 35 rubís. Tipo de maquina De latón plateado 35 rubís. Calibre redondo a serpentines. Numerada bajo de la esfera Nº 13932, ruedas de remontuar con "dientes de lobo". Sonería de minutos sobre dos gong con pulsador de uña.
Escape de áncora volante bimetálico partido, espiral Breguet. Tamaño 5,1 cm. Peso 114,8 gramos.
La sonería de minutos es una de las complicaciones más apreciada por el coleccionista. ¿Pero como funciona un reloj con sonería a minutos?.
De forma general el mecanismo de sonería está diferenciado del mecanismo del reloj propiamente dicho, disponiendo para sí, de su barrilete, de las piezas y sistemas necesarios para la activación de los martillos y de los timbres sonoros. Cada indicación, horas, cuartos y minutos, consta de su propio conjunto de piezas que provocan la acción de la sonería. Cada conjunto de piezas se compone de un caracol, un rastrillo y una leva que acciona el martillo.
Los timbres: Los timbres son varillas de sección redonda cuya longitud y diámetro difieren acorde a la tonalidad deseada. Van dispuestos en círculo, bordeando el movimiento y están sólidamente anclados sobre la platina base.
Los martillos: Los martillos son de acero templado, y están situados generalmente de forma opuesta a cada lado del barrilete de la sonería, pivotando cada uno sobre un eje. El martillo de las horas golpea sobre un timbre grave para la sonería de las horas y el segundo golpe de los cuartos. El martillo de los minutos golpea sobre un timbre agudo para los minutos y el primer golpe de los cuartos. El golpe del martillo hace vibrar el timbre, actuando la caja del reloj como recinto de resonancia. El ajuste de una sonería precisa de especial atención para que la fuerza que se aplica sobre el timbre sea la justa: ni demasiado fuerte, ya que ello atenuaría el sonido; ni demasiado flojo, ya que apenas podría oírse.
Los caracoles: Los caracoles son la memoria del mecanismo de sonería. Su nombre se debe a su particular forma, especialmente el de las horas. No son más que levas, sobre las cuales vienen a tomar apoyo los palpadores de los rastrillos. Existe un caracol por cada cómputo de tiempo que precisa ser transformado en sonido. Así habrá un caracol para las horas, otro para los cuartos y otro para los minutos. Son el nexo de unión entre el sistema de sonería y el sistema del reloj, ya que generalmente están encastrados en el cañón de los minutos, por lo que giran solidarios con él.
Los rastrillos: El rastrillo es la pieza que sirve de unión entre los caracoles y los martillos. Por una parte, tiene un palpador que, al accionar el pulsador de la sonería, “lee” la cantidad de repiques que debe realizar y, por otra, cuenta con un dentado circular con un número de dientes en función de tiempo que deben repicar. El rastrillo de las horas consta de 12 dientes, el de los cuartos de dos grupos de tres dientes para una repetición sobre dos timbres y el de los minutos consta de 14 dientes.
La sorpresa: Sorpresa es el nombre que recibe el dispositivo de seguridad situado bajo el caracol de los minutos y que evita que toque a destiempo (se descuente en los repiques) en el momento de pasar de un cuarto de hora a otro.
La magia del sonido de las horas: Esta magia se inicia en el momento en que accionamos el pulsador de sonería. Entonces se desencadenan toda una serie de órdenes mecánicas encaminadas a proporcionarnos el tañido que nos indicará la hora. En el momento de activar el mecanismo, se arma el barrilete de la sonería mediante una cremallera. Un tren de engranajes que finaliza en un regulador es el encargado de dosificar el destensado del barrilete y de que se realice a velocidad constante. A su vez, esta cremallera dará orden a los rastrillos para que “lean” cuantos repiques deben realizar, apoyándose en los caracoles correspondientes y así finalmente, se remite la orden a los martillos, que golpearan con precisión y delicadeza los timbres. Esta pieza a pesar de no estar firmada presenta una máquina de excepcional calidad.
Saludos
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Fabricado en suiza C. 1880. Caja tres tapas de considerable grosor grabado guilloche, numerada Nº 13932 Balancier Compensateur Repetition Sonnant les heures, les quarts et les minutes. Tras su tapa de características y guardapolvo aparece la buena maquina de 35 rubís. Tipo de maquina De latón plateado 35 rubís. Calibre redondo a serpentines. Numerada bajo de la esfera Nº 13932, ruedas de remontuar con "dientes de lobo". Sonería de minutos sobre dos gong con pulsador de uña.
Escape de áncora volante bimetálico partido, espiral Breguet. Tamaño 5,1 cm. Peso 114,8 gramos.
La sonería de minutos es una de las complicaciones más apreciada por el coleccionista. ¿Pero como funciona un reloj con sonería a minutos?.
De forma general el mecanismo de sonería está diferenciado del mecanismo del reloj propiamente dicho, disponiendo para sí, de su barrilete, de las piezas y sistemas necesarios para la activación de los martillos y de los timbres sonoros. Cada indicación, horas, cuartos y minutos, consta de su propio conjunto de piezas que provocan la acción de la sonería. Cada conjunto de piezas se compone de un caracol, un rastrillo y una leva que acciona el martillo.
Los timbres: Los timbres son varillas de sección redonda cuya longitud y diámetro difieren acorde a la tonalidad deseada. Van dispuestos en círculo, bordeando el movimiento y están sólidamente anclados sobre la platina base.
Los martillos: Los martillos son de acero templado, y están situados generalmente de forma opuesta a cada lado del barrilete de la sonería, pivotando cada uno sobre un eje. El martillo de las horas golpea sobre un timbre grave para la sonería de las horas y el segundo golpe de los cuartos. El martillo de los minutos golpea sobre un timbre agudo para los minutos y el primer golpe de los cuartos. El golpe del martillo hace vibrar el timbre, actuando la caja del reloj como recinto de resonancia. El ajuste de una sonería precisa de especial atención para que la fuerza que se aplica sobre el timbre sea la justa: ni demasiado fuerte, ya que ello atenuaría el sonido; ni demasiado flojo, ya que apenas podría oírse.
Los caracoles: Los caracoles son la memoria del mecanismo de sonería. Su nombre se debe a su particular forma, especialmente el de las horas. No son más que levas, sobre las cuales vienen a tomar apoyo los palpadores de los rastrillos. Existe un caracol por cada cómputo de tiempo que precisa ser transformado en sonido. Así habrá un caracol para las horas, otro para los cuartos y otro para los minutos. Son el nexo de unión entre el sistema de sonería y el sistema del reloj, ya que generalmente están encastrados en el cañón de los minutos, por lo que giran solidarios con él.
Los rastrillos: El rastrillo es la pieza que sirve de unión entre los caracoles y los martillos. Por una parte, tiene un palpador que, al accionar el pulsador de la sonería, “lee” la cantidad de repiques que debe realizar y, por otra, cuenta con un dentado circular con un número de dientes en función de tiempo que deben repicar. El rastrillo de las horas consta de 12 dientes, el de los cuartos de dos grupos de tres dientes para una repetición sobre dos timbres y el de los minutos consta de 14 dientes.
La sorpresa: Sorpresa es el nombre que recibe el dispositivo de seguridad situado bajo el caracol de los minutos y que evita que toque a destiempo (se descuente en los repiques) en el momento de pasar de un cuarto de hora a otro.
La magia del sonido de las horas: Esta magia se inicia en el momento en que accionamos el pulsador de sonería. Entonces se desencadenan toda una serie de órdenes mecánicas encaminadas a proporcionarnos el tañido que nos indicará la hora. En el momento de activar el mecanismo, se arma el barrilete de la sonería mediante una cremallera. Un tren de engranajes que finaliza en un regulador es el encargado de dosificar el destensado del barrilete y de que se realice a velocidad constante. A su vez, esta cremallera dará orden a los rastrillos para que “lean” cuantos repiques deben realizar, apoyándose en los caracoles correspondientes y así finalmente, se remite la orden a los martillos, que golpearan con precisión y delicadeza los timbres. Esta pieza a pesar de no estar firmada presenta una máquina de excepcional calidad.
Saludos
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