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The Beater Man
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Hace tres semanas aparezco por casa con mi última compra, un reloj de moda pero que me gusta mucho, un Jason Hyde. Lo presenté en el foro y tuvo incluso buena acogida porque tiene una estética muy bonita. Estaba releyendo las opiniones cuando se me acercó mi hijo de 14 años, ve el reloj y dice: Uy, qué chulo, ¿me lo dejas probar? Yo, lógicamente me lo saco de la muñeca y le ayudo a ponérselo, él se lo acomoda y lo mira y remira. -Es guapísimo, déjamelo un rato.
Desde entonces no se lo ha quitado. Encima le ha comprado una Nato negra (que he pagado yo) y el reloj luce muchísimo mejor. Ahora, cada vez que nos sentamos a la mesa para comer no hago más que mirar cómo se lleva la comida a la boca, embelesado por aquel reloj que una vez fue mío por unos minutos. Le he pedido que me lo preste algún día con la promesa de dejarle yo mi Hamilton, o el Tissot, algún Orient, e incluso mi Aquaracer. Se lo está pensando.
Desde entonces no se lo ha quitado. Encima le ha comprado una Nato negra (que he pagado yo) y el reloj luce muchísimo mejor. Ahora, cada vez que nos sentamos a la mesa para comer no hago más que mirar cómo se lleva la comida a la boca, embelesado por aquel reloj que una vez fue mío por unos minutos. Le he pedido que me lo preste algún día con la promesa de dejarle yo mi Hamilton, o el Tissot, algún Orient, e incluso mi Aquaracer. Se lo está pensando.
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