Finalmente estoy de nuevo por aquí. Comenzaré a dar alguna pincelada que otra sobre las plumas que aparecen en la foto. Todas, todas tienen algún motivo más o menos entrañable para estar conmigo.
Haylas de pura afición que un día tras un flechazo llegaron a casa. Otras llegaron por otros caminos cargadas de sentimientos y un baúl lleno de recuerdos. E incluso alguna que no aparece en la fotografía, pobre ella entre otras de más soberbia prestancia, tiene su sitio asegurado en cualquier rincón por no decir, que lo digo, el mejor que pueda haber en mi modesto hogar. Ella sola per se, llena mi mundo de recuerdos imborrables. Y es que es el fiel remedo e imagen de la primera pluma que tuve en mis manos convertido casi por arte de magia en su fiel cuidador y guardador. Responsabilidad más que aceptada por un crío de unos 10 años.
Pero la vida, los tiempos se la llevaron entre tantas otras cosas e, imposible de volver a verla, busqué y encontré otra que es, para mí, el fiel reflejo de aquella humilde Parker que fue la primera semilla vivificadora de una afición que desde entonces disfruto y llevo con la máxima responsabilidad sabiendo que una una pluma es un ser que toma vida en nuestras manos.
Aunque me salga del hilo que pretendía llevar, subo una foto de esa Parker, la sosia de la que marcó e imprimió en mi esta afición que tantas locuras, alegrías y esperanzas me ha proporcionado.
Es esta;
Bueno, por hoy ya he cubierto el cupo de captar vuestra atención y paciencia leyendo cosas que este frío teclado traduce sin la calidez de una pluma pero que bien hace su trabajo en estos tiempos de tanta maravilla tecnológica.
Seguiré explicando algo de la
Sheaffer que ocupa el primer puesto por la izquierda. Una obviedad lo dicho pues de eso sabéis infinitamente más que yo, pero ahí queda.
Mis saludos