Voy a relatar mi experiencia y el porqué prefiero los auto.
Como muchos, empece con un Casio, de los cuales tengo varias piezas y es una marca que adoro. Empecé a hacer submarinismo a la par que otros deportes de riesgo y decidí comprarme un diver auto Citizen. Pero este no era mi primer auto. Mi padre me había regalado años atrás un viejo Seiko que me ponía cuando me vestía de “bonito”.
Así pasaron los años y me acostumbré a los auto. Me ponía uno, me lo quitaba, lo echaba al cajón y cuando me apetecía, lo sacaba, le daba “dos meneos” y a la muñeca. Así durante años.
Un buen día conocí a una moza de muy buen ver que acabó siendo mi novia, y decidió “por su cuenta” como suelen hacer las mujeres, cambiar mi estilo “rebelde-surfero-informal” por algo más acorde a su estética, bastante más refinada. Así que en estas, me regaló un Hugo Boss (sí sí, el de las colonias)... Y además con correa de piel tipo cocodrilo... Nada más lejano a mis gustos y aspecto.
Como bien habéis imaginado, esa relación estaba destinada al fracaso y así fue. Y por supuesto el reloj del tipo de las colonias, se despidió de mi muñeca y se fue a lo más profundo del cajón...
Años más tarde y gracias a las nuevas redes sociales la encontré, tan buena moza como siempre pero con dos nuevos “atributos” pectorales que yo desconocía. Y siendo yo como soy, muy amigo de explorar terrenos desconocidos, decidí saludarla y recordar viejos tiempos...
Tras varios días de ciber-camelo, conseguí una cita con ella para cenar.
Ya me disponía a salir de casa cuando me dije: “El reloj!” Así que abrí el cajón, rebusqué y allí perdido entre los calcetines de rombos y las aspirinas del 98 estaba el reloj “de las colonias”. Lo puse en hora y a la muñeca.
En mitad de la cena (y todo iba muy bien), alargué la mano para tomar la suya entre las mías y me dijo: “Llevas mi reloj” (emocionada ella) A lo que yo, muy vivo, le contesté : “Pues claro cielo, no me lo he quitado). Ella puso una mirada tierna y mi testosterona empezó a hacer la ola sabiendo que los nuevos atributos de mi ex iban a disparar los niveles a cotas máximas...
-Lo llevas atrasado. - Y como en las películas, en las que el protagonista se queda en shock durante una micronésima de segundo para viajar al pasado, pude ver y escuchar en mi mente con sonido mecanografiado la palabra : Q-U-A-R-T-Z.
Lo quitó de mi muñeca (su cara ya no era de ternura, sino de total desconfianza y cabreo femenino) y dijo: -La correa está prácticamente nueva y no tiene pila...
Lo que pasó después ya lo podéis imaginar, pero nada tuvo que ver ni con atributos, ni sábanas ni desayunos en la cama. Me despedí de ella y sus atributos sin siquiera poder “saludarlos” no sin antes ganarme un buen “rapapolvo”.
Moraleja de la historia:
Si hubiese sido un auto, esa noche hubiese dormido entre unas laderas y colinas deliciosas y aterciopeladas...
Desde entonces ni cuarzos ni la colonia de ese tipo...