Gonzoneitor
Milpostista
Sin verificar
Buenos días,
Antes de nada, aclarar mi profunda admiración a los posts del compañero Gustavo, que no deja de ser una inspiración para un servidor.
Al escribir estas líneas, mi intención es pragmática: plasmar las experiencias personales de un aficionado que sólo puede hablar de sensaciones. Espero que pueda transmitirlas con acierto para aquellos que, como yo en su día, estén dudosos entre modelos o en aventurarse en una inversión como es la de un reloj de estas características.
Sirva también de presentación de mi última pieza.
Comencemos.
Rolex Sea Dweller 50 Aniversario.
Para algunos, el súper submariner. Un reloj basado en el mítico "diver" de la Fundación Hans Wilsdorf. Una pieza de submarinismo que en su momento marcó un hito en cuanto a los límites físicos de la ingeniería. Toda una demostración de intenciones para plantar cara a la osada competencia, que amenazaba con superar tecnológicamente a uno de los grandes buques insignia de la marca regia.
Y como casi todo en Rolex marca tendencia, este "habitante del mar" (Sea Dweller) siguió un camino paralelo a su hermano menor, el Submariner, pero diferente y con su propio nicho de mercado. Quizás no sea un reloj generalista, pero qué duda cabe que se trata de una pieza digna de toda colección. Una rareza tecnológica de su época que ha logrado pelear con ferocidad en el mercado horológico, ganarse el corazón de aficionados y coleccionistas y llegar a cumplir sus nada menos que 50 años en el mercado. Pocas piezas pueden conseguir tal dignidad.
El modelo.
Tenemos un "Submariner" hipertrofiado de 43 milímetros, tres más que aquel. Más alto desde la tapa hasta el cristal y con el nuevo calibre Rolex 3235 con escape "chipirritifláutico" Chronergy (no sé qué es pero con ese nombre seguro que justifica los dos mil euros más que cuesta) y con la característica válvula de helio, que en este caso es sensiblemente inferior a su ciclado hermano, el Deep Sea.
Las sensaciones.
Aclarar que he disfrutado de un Rolex Deep sea, que vendí con el fin de hacerme con esta pieza tan especial, así que mi experiencia está basada en la comparación de los hermanos mayores del mar, el Sea Dweller y el Deep Sea.
Rolex nos presenta un modelo contundente, sin duda. Cualquiera de los dos son relojes pesados, que se sienten en la muñeca y que hay que vestir bastante ajustados, puesto que de lo contrario pueden cabecear mucho. Parece que la marca se ha hecho eco del problema que presentaba el Deep sea con calibre 3135, que tenía un brazalete demasiado estrecho. Mi experiencia personal es que el modelo anterior (el DS 3135) basculaba de tal manera que, en ocasiones, el brazalete llegaba a dejar marcas de presión sobre la muñeca. No puedo hablar del nuevo Deep sea (calibre 3235), que no me he probado, pero tengo entendido que trae el nuevo brazalete más ancho. Lo que sí que puedo asegurar que esta circunstancia ya se ha solucionado en el Sea Dweller 50 Aniversario.
Su brazalete es unos milímetros más ancho, lo que reparte el peso en todo el contorno de la muñeca y suaviza mucho la presión. Aparte, su tamaño mínimamente más reducido se nota más liviano. Ahora puedo afirmar, tras 24 horas vistiéndolo, que es un reloj muy cómodo. Se adapta a la muñeca gracias a la sobredimensionada superficie de apoyo y tras dormir con él, no padezco marcas de presión en el brazo, como sí me ha pasado con otros modelos y marcas (por ejemplo, el propio Deep Sea).
Al ser menos alto y con el característico bisel dentado de Rolex con aristas pulidas, su uso con camisa es también muy cómodo. La pieza se esconde fácilmente bajo el puño y no se engancha, salvo que se vistan prendas muy entalladas.
Su aspecto exterior, como todos hemos visto, es el de un Rolex Submariner Date con el detalle (reminiscencia de modelos pretéritos) del nombre del modelo en letras carmesí. A simple vista, para los no iniciados, puede pasar por su hermano menor. Estamos hablando de una pieza que guarda gran parecido. Los detalles distintivos son muchos: los tres milímetros, la grafía, el incremento de peso y caja, el brazalete, el calibre, etc. Pero en la mano, estamos hablando de pequeñas pinceladas aquí y allá, de rasgos sutiles que lo diferencian. Hay que tener claras las nociones básicas entre modelos para reconocer lo que tenemos entre manos.
Red letters.
La grafía roja, de un tono carmesí, un rojo intenso pero oscuro, algo parecido a la sangre, es el detalle principal y diferenciador de este modelo. Las llamadas “red letters” por aficionados y entendidos es un rasgo muy apreciado en antiguos modelos de la marca y que, sin duda, confieren una característica muy particular a este. Cualidad, que también han rescatado sus primos los Tudor, y que rompe tanto la simetría de la esfera como la frialdad cromática del conjunto. No en vano, hablamos de un modelo blanco y negro al que se le introduce una sola palabra de color rojo en todo el conjunto y, salvo el lumen en un azul pastel, que sólo se aprecia de noche, carece de color.
A los amantes de la fotografía, de la composición gráfica o del arte, nos llama la atención que los diseñadores no han elegido la posición del modelo al azar: la esfera es todo un manual de estudio de la composición y de las proporciones. Vemos una estructura que respeta claramente la ley de los tercios y me aventuro a asegurar que las “red letters” respetan la proporción áurea, aunque esta circunstancia no la haya comprobado de forma empírica.
En definitiva, nos encontramos ante una pieza especial, entre las especiales. Un modelo conmemorativo dentro de una línea de productos particular y todo un pedacito de historia de Rolex en la muñeca.