Hoyanco
De la vieja guardia
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A esta señora ya la había visto un par de veces por Cronoworld.
Una vieja tarada,de esas que van desaliñadas por la calle con un carro de la compra ,hablando sola y oliendo a rayos fritos -o perros muertos-, una jomless,que dirían los americanos.
Hoy cuando he ido a visitar a Alberto para ver los Nomos,estaba allí de nuevo.Traía dos despertadores viejos,otros varios a ponerles pila,me sorprendería mucho que funcionasen, y no hacía más que sacar trastos del carro y ponerlos sobre el mostrador.Una linterna de esas de petaca,otro despertador...
Alberto me estaba atendiendo a mí, y previamente a otro cliente,pero de vez en cuando se acercaba a la señora y le echaba una mirada y le dirigía alguna palabra.
Al rato,en un aparte,le pregunté a Amadeo,el padre de Alberto- sobre esta señora,y lo que le pasaba. Soledad,me dijo.No es su nombre,es lo que le ocurre. Su marido tenía estos despertadores,de vez en cuando nos los trae,le ponemos pila,y les echamos un vistazo cuando lo necesitan.
No le cobran.Eso no me lo dijo Amadeo,lo ví yo cuando se marchó.
Es por esto por lo que me gustan las tiendas de barrio, y este es mi pequeño homenaje a todos los que habeis escrito algún relato para el concurso.
Hasta hoy no tenía ninguna historia,y mira por donde me la he encontrado sin buscarla.
Joder,parezco un oso amoroso
Un cordial saludo.
Javier.
Una vieja tarada,de esas que van desaliñadas por la calle con un carro de la compra ,hablando sola y oliendo a rayos fritos -o perros muertos-, una jomless,que dirían los americanos.
Hoy cuando he ido a visitar a Alberto para ver los Nomos,estaba allí de nuevo.Traía dos despertadores viejos,otros varios a ponerles pila,me sorprendería mucho que funcionasen, y no hacía más que sacar trastos del carro y ponerlos sobre el mostrador.Una linterna de esas de petaca,otro despertador...
Alberto me estaba atendiendo a mí, y previamente a otro cliente,pero de vez en cuando se acercaba a la señora y le echaba una mirada y le dirigía alguna palabra.
Al rato,en un aparte,le pregunté a Amadeo,el padre de Alberto- sobre esta señora,y lo que le pasaba. Soledad,me dijo.No es su nombre,es lo que le ocurre. Su marido tenía estos despertadores,de vez en cuando nos los trae,le ponemos pila,y les echamos un vistazo cuando lo necesitan.
No le cobran.Eso no me lo dijo Amadeo,lo ví yo cuando se marchó.
Es por esto por lo que me gustan las tiendas de barrio, y este es mi pequeño homenaje a todos los que habeis escrito algún relato para el concurso.
Hasta hoy no tenía ninguna historia,y mira por donde me la he encontrado sin buscarla.
Joder,parezco un oso amoroso
Un cordial saludo.
Javier.