Publico aquí un texto extraído de un documento de F.P. Journe acerca de esta complicación. El subtítulo lo dice todo
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El segundo muerto
o el arte de detener el tiempo
Hacia finales del siglo XVII, cuando los relojes eran cada vez más precisos, los relojeros adjuntaron una aguja que por fin permitía medir los segundos. Estos «relojes» convertidos en «péndulos», gracias a la invención del volante pendular por parte del holandés Huygens, fueron dotados de un péndulo de 1 metro de longitud, teniendo éste un período de 1 segundo. La esfera se divide en 60 subdivisiones para que la aguja salte de segundo en segundo.
Cuando se realizaron los primeros relojes con indicación de segundos, algunos relojeros del siglo XVIII quisieron producir el mismo efecto visual que en los péndulos. Inventaron para ello sistemas que prolongaban el período de los volantes. Los más conocidos son el escape de pirueta o el inmenso volante de M. Pouzait. No obstante, estos sistemas fueron enseguida abandonados, ya que perjudicaban la precisión.
Así, sin sistema adicional, la aguja empieza a marcar el medio segundo, frecuencia más utilizada en esta época. La gran facilidad de lectura del tiempo que se obtiene por una aguja marcando el segundo, sin moverse durante el mismo segundo, proporciona en el siglo XIX nuevas ideas a los relojeros.
Aparecieron tres sistemas llamados «segundo muerto»:
- El primero: estaba compuesto por un pequeño tren de engranajes adicional activado por un resorte acoplado al resorte principal. A cada segundo, la aguja era liberada por el escape del reloj. Este sistema llamado «segundo muerto independiente» tenía la ventaja de no perjudicar la precisión del reloj y de que el usuario lo podía desconectar.
- El segundo: comprendía un engranaje suplementario partiendo de la rueda de escape hasta una rueda de segundo adicional, provista de 60 dientes que estaban retenidos por un resorte. Este sistema, muy simple, perjudicaba gravemente la precisión.
- El tercero: un escape llamado «De golpes perdidos» conseguía que el volante hiciera dos oscilaciones para que la rueda de escape avanzara cada segundo. Estos escapes se inspiraban en gran medida en los relojes fabricados en China, ya que para la filosofía china esto equivalía a parar el tiempo. Allí ya no se tenía prisa, el tiempo estaba dominado…
Por último, hoy en día, el TOURBILLON SOUVERAIN está provisto de un «segundo muerto natural». Está montado sobre una de las ruedas del remontuar de igualdad y no puede de ninguna manera afectar la precisión del reloj.