No entiendo demasiado de relojes, pero si que se algo de vibraciones en las motos. Hace una cantidad de años que me da pudor confesar, tuve una Aermacchi 350 (comercializadas en Europa por Harley Davidson con su marca) que vibraba como sólo un monocilíndrico de carrera larga sin ejes de balance sabe hacer. El único aislamiento de las vibraciones con el que contaba eran unos puños de goma doble (los célebres "Granturismo" que montaban muchas motos de carretera y scoooters de la época) y nunca tuve problemas con los pelucos, in illo tempore un Cauny y un Mortima de cuerda, un Sicura diver de cuerda y otro Sicura diver automático y uno de bolsillo de cuerda con esfera estéril.
(imagen original de
http://dayerses.com/)
Más tarde tuve una Triumph Bonneville '78. O sea, una Bonnie de las de verdad, con motor de cárter seco y configuración twin inglesa: los dos pistones subiendo y bajando a la vez, calados a 270º y, como no, carrera larga, con distribución de varillas y balancines y transmisión primaria por cadena. Para completar la fiesta (realmente ésto no supone vibraciones pero aporta color y sabor al espectáculo), el arranque era única y exclusivamente a patada. Una moto de motociclista, vamos, pero con unas vibraciones que dejaban a la sísmica Aermacchi a la altura de una plácida balsa de aceite. Como es sabido, D'os en Persona reveló a los británicos cómo debe ser una motocicleta: ligera, estrecha, ágil, bonita, con cárter seco (¿Alguien lo dudaba?
), arranque a pedal, mejor sonido que un Stradivarius, bielas largas, larguísimas, interminables, par motor de locomotora y muchas y buenas vibraciones, como de colapso interplanetario. Norton, Matchless, Ariel, BSA, Triumph, Triumph, Triumph, Lucas, Strumey-Archer, Girling, Lockeed, Avon, Dunlop ¡D'os salve a Su Graciosa!
Bien, ni un problema relojístico con mi Bonnie, salvo la sirga del cuentarrevoluciones que a veces se aflojaba, pero creo que esos relojes no puntúan en éste foro.
(Imagen original de
https://www.webbikeworld.com/)
Algo más adelante
disfruté del caracter de lo nuestro, de la furia española, de la esencia motociclistica celtibérica en cuatro tiempos, de la incomparable Sanglas 500. Un consejo: si os sobran unos kilos no malgasteis el dinero en una plataforma vibratoria. Para vibraciones de verdad, nada como una Sanglas, producto nacional bruto donde los haya. Hoy día parece que el cilindro de ese motor es un retoque de fotochof, pero nada más lejos de la realidad: una Sanglas es una Sanglas, el epítome del monocilindrismo nacional, el monocilíndrico superlativo, ese pistón del tamaño de un barril de cerveza subiendo y bajando a velocidades indecentes, la moto de la Benemérita, el freno de disco encerrado en un tambor (años más tarde lo patentó Honda y lo bautizó como "inboard disc", pero nosotros lo vimos primero).
¿Problemas con los pelucos? Ni uno. ¿Problemas con las vibraciones? Bien, un día se me cayó el motor de arranque con bendix y todo.
(Imagen original:
http://retrocustomracer.blogspot.com/)
Algunos años después, con los ánimos más apaciguados, me rendí a los cantos de sirena de la elegancia del diseño y la ingeniería italiana revisados por la industria nacional en forma de una hoy exótica (y entonces muy habitual, en fin) Ducati Forza 350, que pese a las resonancias transalpinas de su nombre estaba fabricada en España por la desaparecida Mototrans. Pero con todos sus componentes de manufactura española no dejaba de tener un corazón italiano, con un motor monocilíndrico verdaderamente majestuoso, con su distribución por eje rey aunque, eso si, para la versión carpetovetónica la distribución no contaba con el complejo sistema desmodrómico para el cierre de las válvulas, confiado a unos fiables muelles en la Piel de Toro.
Sin llegar a las proporciones cataclísmicas de la Bonnie, la Aermacchi o la Sanglas, la Forza vibraba como pocas. Y también -todo hay que decirlo- sonaba mejor que la sinfónica de Berlín. Vamos, una Ducati como está mandado. Por aquella época utilizaba un bonito Lotus (analógico de cuarzo) que no acusó problema alguno con los vigorosos latidos del corazón de la Forza.
(Imagen original
https://cartelmotor.com/)
He tenido otras motos, pero aunque vibraban, no llegaban a los niveles antológicos de las glosadas
up supra. Eran máquinas civilizadas: Mobylette, Vespa, Lambretta, Honda 125, Sanglas Yamaha, Morini 350, BMW 900. Ahora creo que hacen unas motos en el Japón que tienen cuatro cilindros de carrera corta, distribución por cadena y que no vibran nadita de nada. Y que a las monos les ponen unos ejes de balance que les quitan las vibraciones y la gracia. Y que los motores twin (¡Pecado mortal!) tienen ciclo alterno y van calados a 180º. Creo que éste cambio de paradigmas augura el fin de los tiempos. Por si acaso hace ya unos cuantos años que dejé de montar en moto. Hace ya bastante tiempo que la cambié por la bicicleta. E -ironías del destino- montando en mi diminuta bicicleta Dahon plegable conseguí lo que ni el volcánico caracter de la Aermacchi, ni la furia española de la Sanglas, ni la pasión monocilíndrica de la Ducati ni el poderío del imperio británico de la Triumph Bonnie pudieron conseguir con sus apocalípticas vibraciones: desbaratar por completo la masa oscilante de un indestructible Vostok Amphibia.
Ironías del destino, en fin.
A lo mejor, si montas en una de esas tetracilíndricas japonesas que hacen ahora que casi no vibran, te podría interesar un ruso automático amarillo; cuestan poco más de la mitad de tu presupuesto, tienen un diseño muy personal y son indestructibles... a menos que montes en una bicicleta plegable, claro está.
(Imágenes originales de la tienda del mercante Zenitar en
https://www.ebay.es/splashui/captch...im=mNDYuMTz&iia=qogzLjExEH&iiz=irYMi43Mg**zwX )