B
barbicas
Forer@ Senior
Sin verificar
La desesperanza, a mi juicio, es un estado de ánimo en el que, el entusiasmo, la confianza, la fé, el amor, desfallecen e incluso pueden llegar a extinguirse; se introduce en el alma una especie de frustración, de impotencia, de minusvalía, que nos impide razonar, buscar alternativas a tal situación para así paliar o remediar el agobio o la angustia que nos produce.
La desesperanza, insisto, a mi juicio, no es desesperación, esta es perdida de paciencia y sosiego, la desesperanza es un estado ansioso o angustioso que hace del futuro una posibilidad o realidad que amenaza; tampoco es decepción, con ella nos sentimos que nuestra expectativa está frustrada.
La desesperanza, es más dañina, más nefasta, pues nos hace ver, con resignación, que tenemos que dejar a un lado nuestros sueños, nuestras ambiciones. Tenemos que buscar antídotos frente a ella, con dificultades, es posible vencerla, es el reto de nuestra vida, tenemos que buscar apoyo en quien amamos y nos aman, asumir que todo es transitorio, cada día es nuevo con posibilidades y potencialmente sorprendente, buscar información en personas que tengan más recursos que nosotros, etc, etc.
Tenemos el peligro de caer en un nihilismo, olvidando nuestras convicciones, nuestras responsabilidades, no creer en nada, ni en nosotros mismos, buscar sentido a lo que no lo tiene y pensar que él, el nihilismo, nos va a dominar, y bajo ningún concepto es así, siempre hay salida.
Hay una frase, si me permitís, una reflexión de Samuel Johnson, a mi entender con mucha enjundia, dice así: “Es necesario esperar, aunque la esperanza, haya de verse frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción”.
Saludos cordiales.
La desesperanza, insisto, a mi juicio, no es desesperación, esta es perdida de paciencia y sosiego, la desesperanza es un estado ansioso o angustioso que hace del futuro una posibilidad o realidad que amenaza; tampoco es decepción, con ella nos sentimos que nuestra expectativa está frustrada.
La desesperanza, es más dañina, más nefasta, pues nos hace ver, con resignación, que tenemos que dejar a un lado nuestros sueños, nuestras ambiciones. Tenemos que buscar antídotos frente a ella, con dificultades, es posible vencerla, es el reto de nuestra vida, tenemos que buscar apoyo en quien amamos y nos aman, asumir que todo es transitorio, cada día es nuevo con posibilidades y potencialmente sorprendente, buscar información en personas que tengan más recursos que nosotros, etc, etc.
Tenemos el peligro de caer en un nihilismo, olvidando nuestras convicciones, nuestras responsabilidades, no creer en nada, ni en nosotros mismos, buscar sentido a lo que no lo tiene y pensar que él, el nihilismo, nos va a dominar, y bajo ningún concepto es así, siempre hay salida.
Hay una frase, si me permitís, una reflexión de Samuel Johnson, a mi entender con mucha enjundia, dice así: “Es necesario esperar, aunque la esperanza, haya de verse frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción”.
Saludos cordiales.
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