Eyudinu
Forer@ Senior
Sin verificar
Tengo casi cuarenta relojes y subiendo. Algunos los considero “con valor sentimental”, por ejemplo los dos que fueron de mi padre, o el Citizen de cuarzo que me regalaron con 18 años, un Aquaterra de cuarzo regalo de aniversario (mi primer reloj “caro” y el que desencadenó todo…), un CK que es el primero que yo elegí y un Longines Conquest reedicion que era el que había ido a buscar cuando compré el Omega y que al final terminó cayendo con la excusa del contrato indefinido en el trabajo.
El resto son relojes comprados casi todos por Internet, la mayoría vintages. Creo que he reunido varias piezas en buen estado, que me encanta poseer. Yo soy de los que cambio de reloj cada día. Incluso tengo uno “para estar en casa”, al que doy cuerda todas las tardes. A algunos les tengo más apego y a otros menos. He ido vendiendo varios cuando no me satisfacían.
A donde quiero llegar con todo este coñazo <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" /><st1😛ersonName ProductID="es a la" w:st="on">es a la</st1😛ersonName> gran paradoja: cada vez que tengo un nuevo reloj es como si le quitara algo a todos los demás: “tocan a menos”. A veces pasan dos meses y no me he puesto un reloj concreto. Si lo piensas en términos económicos es peor: gastas una cantidad respetable en algo que te pones a lo mejor una vez al mes.
La mayoría de la gente no se gasta 1000, 2000, 3000, 4000… euros en un reloj. Si eres capaz de hacerlo es que te gustan mucho los relojes, y desarrollas cierta “relación especial” con tu reloj. Pero si te gustan tanto los relojes como para gastarte esa cantidad, te van a seguir gustando y vas a comprar más, con lo cual la relación especial se va diluyendo
Mi suegro se compró un reloj en 1963 y es el que lleva hoy. Jamás ha tenido otro y no creo que se le haya parado nunca. Está orgulloso de él y yo lo entiendo. Lo curioso es que yo soy el aficionado a los relojes pero yo posiblemente nunca desarrolle ese apego.
Me gusta ver mis relojes, todos colocaditos en sus rotores “caseros”, y me gusta elegir cada día uno, pero a veces reconozco que me planteo vender todos menos los “especiales”, deshacerme de la parafernalia y con lo que saque comprarme un Portofino y olvidarme del tema. Así al menos reparto la muñeca sólo entre siete.
Pero claro, una persona que está dispuesta a pagar lo que vale el Portofino seguirá mirando escaparates…
Un saludo
El resto son relojes comprados casi todos por Internet, la mayoría vintages. Creo que he reunido varias piezas en buen estado, que me encanta poseer. Yo soy de los que cambio de reloj cada día. Incluso tengo uno “para estar en casa”, al que doy cuerda todas las tardes. A algunos les tengo más apego y a otros menos. He ido vendiendo varios cuando no me satisfacían.
A donde quiero llegar con todo este coñazo <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" /><st1😛ersonName ProductID="es a la" w:st="on">es a la</st1😛ersonName> gran paradoja: cada vez que tengo un nuevo reloj es como si le quitara algo a todos los demás: “tocan a menos”. A veces pasan dos meses y no me he puesto un reloj concreto. Si lo piensas en términos económicos es peor: gastas una cantidad respetable en algo que te pones a lo mejor una vez al mes.
La mayoría de la gente no se gasta 1000, 2000, 3000, 4000… euros en un reloj. Si eres capaz de hacerlo es que te gustan mucho los relojes, y desarrollas cierta “relación especial” con tu reloj. Pero si te gustan tanto los relojes como para gastarte esa cantidad, te van a seguir gustando y vas a comprar más, con lo cual la relación especial se va diluyendo
Mi suegro se compró un reloj en 1963 y es el que lleva hoy. Jamás ha tenido otro y no creo que se le haya parado nunca. Está orgulloso de él y yo lo entiendo. Lo curioso es que yo soy el aficionado a los relojes pero yo posiblemente nunca desarrolle ese apego.
Me gusta ver mis relojes, todos colocaditos en sus rotores “caseros”, y me gusta elegir cada día uno, pero a veces reconozco que me planteo vender todos menos los “especiales”, deshacerme de la parafernalia y con lo que saque comprarme un Portofino y olvidarme del tema. Así al menos reparto la muñeca sólo entre siete.
Pero claro, una persona que está dispuesta a pagar lo que vale el Portofino seguirá mirando escaparates…
Un saludo