Iniciado por labalina
Si es en respuesta a mi comentario inicial, creo que te lo has tomado por donde no es, y si lo lees otra vez creo que de el no se desprenden términos absolutistas.
No, en absoluto quería decir eso, y puede que estemos más de acuerdo de lo que parece. Precisamente lo que trataba de argumentar es, por un lado, que en materia de juicios estéticos no podemos reclamar la aceptación universal de nuestros gustos, porque se pueden ofrecer argumentos tanto a favor como en contra de la elegancia estética de las plumas chinas, y al fin y al cabo no estarán en posesión absoluta ni el que denigre de ellas ni el que las adore. Me parece muy bien que trates de distanciarte de esa tentación que ofrecen sus precios y estimo muy razonable también el reparo de comprar copias descaradas de otros modelos, porque en esto también puede haber matices. No es lo mismo el "homenaje" a las líneas clásicas de una Montblanc que podemos encontrar en una Sailor o en una Platinum (en las que, ciertamente, se reproduce el diseño en forma de uso, pero se trabajan de forma inconfundible y propia elementos como el plumín y el alimentador), que el plagio vergonzoso de las Lamy Safari que está haciendo ahora una firma china. En el hecho de comprar una pluma hay implicito un gesto de recompensa a la creatividad estética y al sello personal del diseñador de la pluma, y recompensar la indecencia no es, desde luego, algo que yo recomiende.
Y en cuanto a los problemas de tipo ético, desde luego que un consumidor responsable no debe pasar por alto el contexto socio-económico de los fabricantes de estilográficas, pero creo que no debemos tener ningún cargo de conciencia si adquirimos de vez en cuando una pluma china, porque nuestro coeficiente de responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos del régimen político y del sistema económico chinos sería insignificante (a menos que comprásemos un contenedor de 25 toneladas de Jinghao 159). Pero es que tampoco me parecen mal los gestos éticos de repulsa y de no colaboracionismo o complicidad, porque tienen sentido, pretender remover las conciencias y hacernos reflexionar sobre una situación injusta; de la misma manera que me hubiera parecido plausible un boicot masivo a los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008, aunque la repercusión internacional del gesto de los atletas no hubiera cambiado un ápice la actitud de los mandatarios chinos.
En definitiva, que cada cual compre las plumas que quiera, siempre que no ponga en peligro su economía ni el sustento de los suyos, y que cada uno sea feliz con las plumas que le gusten, porque no creo que sea otro el objetivo de este hobby que compartimos: ratos placenteros escribiendo a mano con instrumentos bellos (y que cada cual elija libremente su criterio parar discernir lo bello de lo que no lo es).