D
Delfos
Quasi-forer@
Sin verificar
Hola a todos,
Recién me encontré este sitio dedicado a los buscadores del instante sólido, y me ha encantado. Estoy lejos de ser un conocedor de relojes, pero desde muy chico he aprendido a apreciar la calidad en estas maquinitas. Eso me lo heredó mi padre, quien desde que tengo uso de razón usó un Rolex Submariner de acero, al grado que siempre que veo uno de esos Rolex me viene de inmediato a la mente mi padre.
Y, por cierto, ese reloj tiene historias muy buenas. Cierta vez, mi padre -con su pésima costumbre de quitarse el reloj para lavar algo o lavarse las manos-, mientras lavaba el auto dejó el reloj sobre el toldo, y repentinamente tuvo que mover el coche. Minutos después recordó el reloj, y volvió al sitio. Lo encontró incrustado sobre el asfalto, debido a un trailes cargado de troncos que acababa de pasarle encima. Lo increíble es que fuera del extensible doblado y algunos rayones en el cristal, el reloj estaba intacto y duró 18 años más.
Es por cosas como esa, por los actos y los hechos, que mi padre nos enseñó a mis hermanos y a mí a apreciar la calidad no sólo en los relojes, sino en muchas cosas.
Y, por cierto, puesto que mi cumpleaños se aproxima, quiero regalarme una buena pieza, aunque sea de cuarzo. Estoy todavía por decidirme...
Saludos desde la tierra del tequila y las mujeres de ojos grandes
Recién me encontré este sitio dedicado a los buscadores del instante sólido, y me ha encantado. Estoy lejos de ser un conocedor de relojes, pero desde muy chico he aprendido a apreciar la calidad en estas maquinitas. Eso me lo heredó mi padre, quien desde que tengo uso de razón usó un Rolex Submariner de acero, al grado que siempre que veo uno de esos Rolex me viene de inmediato a la mente mi padre.
Y, por cierto, ese reloj tiene historias muy buenas. Cierta vez, mi padre -con su pésima costumbre de quitarse el reloj para lavar algo o lavarse las manos-, mientras lavaba el auto dejó el reloj sobre el toldo, y repentinamente tuvo que mover el coche. Minutos después recordó el reloj, y volvió al sitio. Lo encontró incrustado sobre el asfalto, debido a un trailes cargado de troncos que acababa de pasarle encima. Lo increíble es que fuera del extensible doblado y algunos rayones en el cristal, el reloj estaba intacto y duró 18 años más.
Es por cosas como esa, por los actos y los hechos, que mi padre nos enseñó a mis hermanos y a mí a apreciar la calidad no sólo en los relojes, sino en muchas cosas.
Y, por cierto, puesto que mi cumpleaños se aproxima, quiero regalarme una buena pieza, aunque sea de cuarzo. Estoy todavía por decidirme...
Saludos desde la tierra del tequila y las mujeres de ojos grandes