Antoniolopez
Habitual
Sin verificar
Mi viejita Chucha, se ha ido al cielo.
Ayer, día de los Santos Inocentes, nuestra viejita Chucha nos dejo después de 18 años de convivir día a día con mi mujer y conmigo.
Una gata común seguntina.
Limpia –como todos los micifuces-, elegante, caprichosa, silenciosa y cariñosa.
Siempre durmió en nuestra cama, abrazada a mi pierna. Y también nos acompaño en nuestros viajes, para lo que teníamos que seleccionar hoteles civilizados que admitan mascotas.
Hace unos 20 días, comenzó a desganarse. La lleve a su medico. Un buen reconocimiento, radiografías, análisis… Y la peor noticia. No tiene solución. La pleura, comienza a encharcarse. El pequeño tumor que tenia en el Páncreas, se había desarrollado y la metástasis había producido otros dos más.
Le inyecto algo, le receto Seguril para controlar el agua de la pleura.
Esto la tranquilizo y respiraba razonablemente bien. A los tres días, la lleve nuevamente a la clínica. Y “su medico”, me miraba como diciendo que no podía hacer nada, fundamentalmente por la gravedad y por su avanzada edad. Le volvió a inyectar y nos comento que en un par de días seria necesaria la inyección letal para evitarle sufrimientos.
A los dos días, bebía algo de agua, por lo que la lleve nuevamente –sin cita previa- pero en realidad era una falsa mejoría.
El martes, empeoro y le refrescabamos la boca con un jeringuilla. El miércoles ya no admitía ni la mínima cantidad de agua, hacia dos días que no orinaba. Ayer jueves no se sujetaba .
Tome una decisión dura pero inevitable. Llame al veterinario de Sigüenza y le comente el asunto. Se ofreció a ir a casa en cuanto le avisara. Con el estado de animo por los pies, no era capaz de conducir hasta Sigüenza. Y menos de volver por la tarde. Un familiar y amigo, se ofrecio a acompañarme y mi vecino y tambien amigo, nos llevo a Sigüenza.
Cuando llegamos a medio día, vino inmediatamente Julio –el veterinario-. Chucha había salido de la cesta y estaba tumbada en la hierba al sol, adormilada.
Y en el jardín -su jardín-, con un sol de invierno, donde Chucha había dado sus primeros pasos y cada verano disfrutaba en la hierba y aligustres, la recogí y entre mis brazos se durmió para siempre.
Nos queda la satisfacción de haberle dado una buena y larga vida Y un final muy digno.
Chucha, esta enterrada en su jardín, al lado de Cuca, nuestra anterior gatita.
Ahora Chucha, ya esta en el cielo, donde se habrá encontrado con Cuca, Mina, Cleopatra, Princesa, Pedrito, Crispin, Negrillo, el can Boby. Y tantos y tantos buenos amigos que han pasado por nuestra casa y han compartido una parte de nuestra vida.
Y estará saludando a Old Morn –la vieja gata de los hermanos Wright-, que sin su compañia, quizá no hubieran volado aquel 17 de diciembre de 1903. Y al negro minino de Domenico Escarlati. La blanca y gris de J. S. Bach, los pequeños canes malteses –Lulú y Black- de Verdi. Los inseparables e incondicionales de Wagner o el lanudo de Rachmaninov. Y cuando se encuentre con el terrier
“Niper”, inmortalizado por Francis Barraud, le contara que su amo le enseño su imagen en los discos de “La voz de su amo”.
Tambien participara en las tertulias literarias que organizan los micifuces de Colett, Mark Twain, Bernard Shaw, Victor Hugo, Hemingway...
Y vera pasar a la pequeña oveja del Principito. Conocerá a Argo, el paciente can del aqueo Ulises.
Y con su inmensa curiosidad observara como retozan Bucéfalo, Babieca, Platero…
Tanta era su curiosidad, que siempre la tenia subida en mi mesa, observando lo que hacia en cada momento.
El día uno de enero, no estará a mi lado escuchando el concierto de Año Nuevo como siempre hacia. Yo le contaba que los directores tenían gatos. Casi seguro que Franz Wesser-Most, que repite el proximo concierto, tiene un micifu que le acompaña mientras revisa los pentagramas.
Rusito, la busca por toda la casa y esta desconcertado. Pero casi seguro, que Rusito no se tumbara en el sofá durante este espectacular concierto, ya que de momento, parece que no le interesa demasiado la gran música.
Descansa en paz mi vieja Chucha.
Y quiero agradecer las atenciones medicas que siempre ha recibido en Madrid –clinica Mediterraneo- por parte del Dr. Grau. Y en alguna ocasión por el Dr. Cecilia.
Y en Sigüenza, por el Dr. Julio Gonzalez Aisa, que en verano siempre esta dispuesto a atender a nuestras mascotas y que con una gran humanidad, ayudo a que Chucha nos dejara de una manera relajada y tranquila.
Ayer, día de los Santos Inocentes, nuestra viejita Chucha nos dejo después de 18 años de convivir día a día con mi mujer y conmigo.
Una gata común seguntina.
Limpia –como todos los micifuces-, elegante, caprichosa, silenciosa y cariñosa.
Siempre durmió en nuestra cama, abrazada a mi pierna. Y también nos acompaño en nuestros viajes, para lo que teníamos que seleccionar hoteles civilizados que admitan mascotas.
Hace unos 20 días, comenzó a desganarse. La lleve a su medico. Un buen reconocimiento, radiografías, análisis… Y la peor noticia. No tiene solución. La pleura, comienza a encharcarse. El pequeño tumor que tenia en el Páncreas, se había desarrollado y la metástasis había producido otros dos más.
Le inyecto algo, le receto Seguril para controlar el agua de la pleura.
Esto la tranquilizo y respiraba razonablemente bien. A los tres días, la lleve nuevamente a la clínica. Y “su medico”, me miraba como diciendo que no podía hacer nada, fundamentalmente por la gravedad y por su avanzada edad. Le volvió a inyectar y nos comento que en un par de días seria necesaria la inyección letal para evitarle sufrimientos.
A los dos días, bebía algo de agua, por lo que la lleve nuevamente –sin cita previa- pero en realidad era una falsa mejoría.
El martes, empeoro y le refrescabamos la boca con un jeringuilla. El miércoles ya no admitía ni la mínima cantidad de agua, hacia dos días que no orinaba. Ayer jueves no se sujetaba .
Tome una decisión dura pero inevitable. Llame al veterinario de Sigüenza y le comente el asunto. Se ofreció a ir a casa en cuanto le avisara. Con el estado de animo por los pies, no era capaz de conducir hasta Sigüenza. Y menos de volver por la tarde. Un familiar y amigo, se ofrecio a acompañarme y mi vecino y tambien amigo, nos llevo a Sigüenza.
Cuando llegamos a medio día, vino inmediatamente Julio –el veterinario-. Chucha había salido de la cesta y estaba tumbada en la hierba al sol, adormilada.
Y en el jardín -su jardín-, con un sol de invierno, donde Chucha había dado sus primeros pasos y cada verano disfrutaba en la hierba y aligustres, la recogí y entre mis brazos se durmió para siempre.
Nos queda la satisfacción de haberle dado una buena y larga vida Y un final muy digno.
Chucha, esta enterrada en su jardín, al lado de Cuca, nuestra anterior gatita.
Ahora Chucha, ya esta en el cielo, donde se habrá encontrado con Cuca, Mina, Cleopatra, Princesa, Pedrito, Crispin, Negrillo, el can Boby. Y tantos y tantos buenos amigos que han pasado por nuestra casa y han compartido una parte de nuestra vida.
Y estará saludando a Old Morn –la vieja gata de los hermanos Wright-, que sin su compañia, quizá no hubieran volado aquel 17 de diciembre de 1903. Y al negro minino de Domenico Escarlati. La blanca y gris de J. S. Bach, los pequeños canes malteses –Lulú y Black- de Verdi. Los inseparables e incondicionales de Wagner o el lanudo de Rachmaninov. Y cuando se encuentre con el terrier
“Niper”, inmortalizado por Francis Barraud, le contara que su amo le enseño su imagen en los discos de “La voz de su amo”.
Tambien participara en las tertulias literarias que organizan los micifuces de Colett, Mark Twain, Bernard Shaw, Victor Hugo, Hemingway...
Y vera pasar a la pequeña oveja del Principito. Conocerá a Argo, el paciente can del aqueo Ulises.
Y con su inmensa curiosidad observara como retozan Bucéfalo, Babieca, Platero…
Tanta era su curiosidad, que siempre la tenia subida en mi mesa, observando lo que hacia en cada momento.
El día uno de enero, no estará a mi lado escuchando el concierto de Año Nuevo como siempre hacia. Yo le contaba que los directores tenían gatos. Casi seguro que Franz Wesser-Most, que repite el proximo concierto, tiene un micifu que le acompaña mientras revisa los pentagramas.
Rusito, la busca por toda la casa y esta desconcertado. Pero casi seguro, que Rusito no se tumbara en el sofá durante este espectacular concierto, ya que de momento, parece que no le interesa demasiado la gran música.
Descansa en paz mi vieja Chucha.
Y quiero agradecer las atenciones medicas que siempre ha recibido en Madrid –clinica Mediterraneo- por parte del Dr. Grau. Y en alguna ocasión por el Dr. Cecilia.
Y en Sigüenza, por el Dr. Julio Gonzalez Aisa, que en verano siempre esta dispuesto a atender a nuestras mascotas y que con una gran humanidad, ayudo a que Chucha nos dejara de una manera relajada y tranquila.
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