santi
De la casa
Sin verificar
Hola amigos, os contare una pequeña historia, algo triste pero así es la vida.
Hace ya casi trece años mi padre, mi mejor amigo a mis 28 años por aquel entonces, ya superadas todas las tonterías de la adolescencia, pasamos el mejor verano de nuestra vida en la casita que tenemos en Galicia, cerca de Ribadeo.
Fue en verano limpio y brillante en todos los sentidos, con muchos días de sol, cosa muy rara como bien sabéis por esos lares y que mis padres y yo disfrutamos maravillosamente en la intimidad de una casa que está literalmente enclavada en un enorme bosque, con vistas a la ría y al fondo el Mar Cantábrico.
Días de playa apacibles, por aquel entonces la playa de Benquerencia que tiene unos seis kilómetros, tenia aproximadamente un promedio de unas ochenta o cien personas al día, imaginaros la apacible soledad que da eso.
Por las tardes, después de la preceptiva siesta, dábamos un paseo por el bosque mientras mi padre y yo charlábamos de filosofía, Derecho, Mozart ( su preferido) y demás cosas que iban entrando y saliendo de la conversación con fluidez, era una gozada, tardé tiempo, mucho tiempo en empezar a entender a mi padre y ese verano fue pleno y único.
Al volver de las vacaciones en Septiembre un cáncer de páncreas fulminante se lo llevo en un mes, después de varios días de hospital en coma, yo presentí cual iba a ser la ultima noche y pedí quedarme yo solo con el esa noche, mi madre me relevaría a las 8 de la mañana.
Serian las cuatro de la madrugada, cuando sentí que su pulso se iba debilitando, lo se porque tenia cogida su mano y percibí perfectamente la lentitud del pulso, hasta que finalmente se detuvo.
Llame al medico de guardia que certifico la muerte y todas esas cosa siniestras que hay que hacer…
Mi madre llego a los 15 minutos y muy seria le quito suavemente el reloj de la muñeca que se negó a quitarse en el hospital y lo puso en la mía.
Así paso a ser el reloj más especial que haya tenido jamás y por eso queria contaros esta pequeña historia y poneros unas imágenes del reloj en cuestión.
Un abrazo amigos míos.
Y ya sabeis, "Carpe Diem"
Hace ya casi trece años mi padre, mi mejor amigo a mis 28 años por aquel entonces, ya superadas todas las tonterías de la adolescencia, pasamos el mejor verano de nuestra vida en la casita que tenemos en Galicia, cerca de Ribadeo.
Fue en verano limpio y brillante en todos los sentidos, con muchos días de sol, cosa muy rara como bien sabéis por esos lares y que mis padres y yo disfrutamos maravillosamente en la intimidad de una casa que está literalmente enclavada en un enorme bosque, con vistas a la ría y al fondo el Mar Cantábrico.
Días de playa apacibles, por aquel entonces la playa de Benquerencia que tiene unos seis kilómetros, tenia aproximadamente un promedio de unas ochenta o cien personas al día, imaginaros la apacible soledad que da eso.
Por las tardes, después de la preceptiva siesta, dábamos un paseo por el bosque mientras mi padre y yo charlábamos de filosofía, Derecho, Mozart ( su preferido) y demás cosas que iban entrando y saliendo de la conversación con fluidez, era una gozada, tardé tiempo, mucho tiempo en empezar a entender a mi padre y ese verano fue pleno y único.
Al volver de las vacaciones en Septiembre un cáncer de páncreas fulminante se lo llevo en un mes, después de varios días de hospital en coma, yo presentí cual iba a ser la ultima noche y pedí quedarme yo solo con el esa noche, mi madre me relevaría a las 8 de la mañana.
Serian las cuatro de la madrugada, cuando sentí que su pulso se iba debilitando, lo se porque tenia cogida su mano y percibí perfectamente la lentitud del pulso, hasta que finalmente se detuvo.
Llame al medico de guardia que certifico la muerte y todas esas cosa siniestras que hay que hacer…
Mi madre llego a los 15 minutos y muy seria le quito suavemente el reloj de la muñeca que se negó a quitarse en el hospital y lo puso en la mía.
Así paso a ser el reloj más especial que haya tenido jamás y por eso queria contaros esta pequeña historia y poneros unas imágenes del reloj en cuestión.
Un abrazo amigos míos.
Y ya sabeis, "Carpe Diem"
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