Pulpware
Habitual
Sin verificar
Era un día nublado de verano en Palma de Mallorca, yo conducia mi Kawasaki por el centro de la ciudad, el calor era sofocante, de repente
empezó a llover con fuerza, tormenta de verano, no me gusta que mi moto se moje, pero ese día decidí seguir conduciendo, llevaba una camiseta y
unas bermudas, así que pensé, que diablos !, esto y un chapuzón en la playa es casi lo mismo, llego a un semáforo en rojo, me paro y junto a mi
un conductor me observa desde el interior de su coche, es fácil imaginar lo que pasó por su cabeza.
Las gotas de agua generaban vapor al contactar con el potente y caliente motor japonés, es una de esas kawas sin carenado, con el motor a la vista.
Miro mi reloj, empapado, golpeado por las enormes gotas de agua, difuminado por el vapor, puedo escuchar su susurro: (sigo aqui, contigo, son las
tres y media).
El semáforo se pone verde, arranco y el coche que estaba a mi lado hace un extraño y me tira al suelo!!
Maldita sea!! rápidamente me levanto, el conductor del coche se acerca a mi interesándose por mi estado físico, dejo la moto en el suelo y empiezo
a inspeccionar mi reloj, me lo saco de la muñeca, busco daños en la caja... en la cadena de acero... en su cristal zafiro.... puedo ver su aguja
segundera, moviéndose fluidamente, distorsionada por las gotas que permanecian en el cristal, como siempre... otra vez... me susurra...
Gabriel, vas a llegar tarde.
Descanso tranquilo, mi reloj no ha sufrido daños, lo deslizo por mi muñeca y me abraza de nuevo con su frio acero, tal como lo ha hecho durante tantos años.
Mi fiel compañero, un Rolex Submariner, indestructible !!, inseparable!!
Aver que le ha pasado a la moto....
PD
El conductor del coche flipaba gambas al ver que me interesaba primero por un reloj, abandonando la otra máquina que yacia en un charco a nuestros pies.
No comprendia que un reloj, que nisiquiera era de oro, significase más para mi
que esa moto.
empezó a llover con fuerza, tormenta de verano, no me gusta que mi moto se moje, pero ese día decidí seguir conduciendo, llevaba una camiseta y
unas bermudas, así que pensé, que diablos !, esto y un chapuzón en la playa es casi lo mismo, llego a un semáforo en rojo, me paro y junto a mi
un conductor me observa desde el interior de su coche, es fácil imaginar lo que pasó por su cabeza.
Las gotas de agua generaban vapor al contactar con el potente y caliente motor japonés, es una de esas kawas sin carenado, con el motor a la vista.
Miro mi reloj, empapado, golpeado por las enormes gotas de agua, difuminado por el vapor, puedo escuchar su susurro: (sigo aqui, contigo, son las
tres y media).
El semáforo se pone verde, arranco y el coche que estaba a mi lado hace un extraño y me tira al suelo!!
Maldita sea!! rápidamente me levanto, el conductor del coche se acerca a mi interesándose por mi estado físico, dejo la moto en el suelo y empiezo
a inspeccionar mi reloj, me lo saco de la muñeca, busco daños en la caja... en la cadena de acero... en su cristal zafiro.... puedo ver su aguja
segundera, moviéndose fluidamente, distorsionada por las gotas que permanecian en el cristal, como siempre... otra vez... me susurra...
Gabriel, vas a llegar tarde.
Descanso tranquilo, mi reloj no ha sufrido daños, lo deslizo por mi muñeca y me abraza de nuevo con su frio acero, tal como lo ha hecho durante tantos años.
Mi fiel compañero, un Rolex Submariner, indestructible !!, inseparable!!
Aver que le ha pasado a la moto....
PD
El conductor del coche flipaba gambas al ver que me interesaba primero por un reloj, abandonando la otra máquina que yacia en un charco a nuestros pies.
No comprendia que un reloj, que nisiquiera era de oro, significase más para mi
que esa moto.
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