El calibre 918 con el que se equipa, heredero del más antiguo 489 que en 1950 albergara el primer memovox, tiene un rancio abolengo y arrastra esa característica o, si lo prefieres, la falta de ella, como antaño ocurriera con prácticamente todos los calibres.
Desde luego no es cómodo, pero opino que es algo con lo que, no sólo se puede convivir sino que, además, se aprende a ello. Ese reloj y ese calibre merecen para mí tal pequeño "sacrificio", pero vamos, que si lo "tunean" un poco y lo actualizan en tal sentido, tampoco sería preocupante.
Es lo que en ocasiones tiene, paradójicamente, ser un clásico y con raza.
Saludos.