¿Puede una marca sumida en el olvido, o en la gama media-baja, intentar volver a auparse a la cumbre, y no morir en el intento?
Es una pregunta que me hago, y que no consigo respender de forma coherente. Quiero decir, una vez que el consumidor identifica una marca con un determinado rango de productos (más bien normalito ese rango...) ¿Puede su cerebro aceptar que esa marca le pretenda colocar productos de lujo?
El caso más reciente que me viene a la cabeza es Volkswagen con su Phaeton, y el leñazo que se han pegado. ¿Pasará lo mismo con Maurice Lacroix?
Ojo, que no hablo de grandes casas relojeras lanzándose a la manufactura después del susto de Hayek. No hablo de Chopard desarrollando sus maravillosos L.U.C. o de Ulisse Nardyn empezando a desarrollar movimientos In House. Eran grandes marcas, y lo serán aún más ahora que son manufacturas. No, no me refiero a eso. Hablo de una marca de gama media, que se lanza a la aventura de la manufactura y el mundo Premium.
¿Qué opináis?