Sanza
Habitual
En realidad sigo opinando sobre la famosa foto, como también lei por algún sitio...
Una mujer inteligente, preparada -signifique lo que signifique- y brutalmente deseable. Y rubia. Condenada a reinventarse como Marilyn 2ª parte, por algún aspecto no cuantificable -el ingrediente secreto del mito-que no puede copiarse para el febril público.
Pero la indiscrección del fotógrafo revela la indiscrección de la Loren, absorta en sus celos en el escote de los escotes, al limite de la admiración y la envidia, más divertido aún viniendo de otro excelso busto, aunque en la instantanea su recatado vestido le haga un flaco favor a la diosa italiana.
Me encantan las mujeres que gustan a las mujeres, las que hacen en la calle, en un spa (homenaje a la modernidad), en una tienda, volver la cabeza a otras féminas que admirativamente o por pelusilla se fijan varonilmente en rasgos, cuerpo, y/o vestimenta. Y si más me seduce ver ese gesto, más provocador sería sonreirnos en ese instante.Al momento, hay más entendimiento y complicidad con los hombres que tras unas velas y una botella de vino.
No son las que hacen silbar a esos hombres, son las que vuelven los ojos de otras mujeres las inequívocas bellezas.Y, dejando rubores al margen...los gustos coinciden.
Jayne, la arrebatadora despreocupación mientras te radiografía otra de las más grandes, te deja en el lugar que te corresponde: el bestiario de las maravillas.
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