Robespierre
Milpostista
Verificad@ con 2FA
Inaudito para el que aquí les escribe el pasado viernes en la Capital del Reino.
Por un amigo, se hace lo que sea, pero si el plan es AVE, bares, comer en Casa Alberto, gin tonic en el Círculo de Bellas Artes y tirar para el Wanda, pues oigan, ¿mal no suena, no?
Pues eso mismo hicieron uno aquí con su buen amigo del instituto, renunciando a Sant Joan (que los que seáis de la Ciudad Condal me entenderéis) para ir a ver los teutones Rammstein, en medio para más inri de una polémica de la que no voy a entrar más allá de que la ley actúe con su peso a quien la haya incumplido.
Con hora y media de retraso, varias copas ya y el Wanda casi al borde de la desesperación, apareció el cantante des de la parte superior de una especie de infraestructura industrial con artifico y fue artificiales. No soy experto en el grupo por lo que poco os podré aportar, pero después del estallido y con toda la banda encima del escenario, la descarga matelica, electrónica, marcial o lo que demonios sea fue demoledora. Cada video, cada acción, cada performance, todo cuidado al milímetro y con un sentido que se me escapa en la mayoría de casos, pero del que estoy convencido que ahí está. Sin duda su propuesta es muy elaborada y avanzada.
A pesar de no conocerlos mucho, pues cayeron un buen puñado de temas archiconocidos como Links, Sehnsucht, Mein Tail, Sonne, Du Hast, Ich Will o un Engel con la banda en un escenario artificial en medio del Wanda y con dos pianistas del cual volvieron al escenario principal en barca navegando por encima de nosotros.
Una fiesta continua, pero también os diré que con cierto aroma a nostalgia, mucha melancolía y, lo mismo me equivoco, pero muchos aires de despedida. El abrazo final en el que su fundió el grupo y su marcha subiendo por el elevador de donde descendió el cantante al inicio, dieron esa sensación. Pero a saber, lo mismo es su juego.
Al salir, pues de juerga y vuelta para nuestra querida Barcelona con una sonrisa de oreja a oreja. No será mi rollo, pero oigan, si a uno le gustan Kraftwerk, New Order, Depeche Mode o Black Sabbath, no es ninguna locura que Rammstein me volaran la cabeza una bonita noche de verano.
Os dejo una foto de la espera, un servidor, a la izquierda, con Hydro en muñeca jeje
Por un amigo, se hace lo que sea, pero si el plan es AVE, bares, comer en Casa Alberto, gin tonic en el Círculo de Bellas Artes y tirar para el Wanda, pues oigan, ¿mal no suena, no?
Pues eso mismo hicieron uno aquí con su buen amigo del instituto, renunciando a Sant Joan (que los que seáis de la Ciudad Condal me entenderéis) para ir a ver los teutones Rammstein, en medio para más inri de una polémica de la que no voy a entrar más allá de que la ley actúe con su peso a quien la haya incumplido.
Con hora y media de retraso, varias copas ya y el Wanda casi al borde de la desesperación, apareció el cantante des de la parte superior de una especie de infraestructura industrial con artifico y fue artificiales. No soy experto en el grupo por lo que poco os podré aportar, pero después del estallido y con toda la banda encima del escenario, la descarga matelica, electrónica, marcial o lo que demonios sea fue demoledora. Cada video, cada acción, cada performance, todo cuidado al milímetro y con un sentido que se me escapa en la mayoría de casos, pero del que estoy convencido que ahí está. Sin duda su propuesta es muy elaborada y avanzada.
A pesar de no conocerlos mucho, pues cayeron un buen puñado de temas archiconocidos como Links, Sehnsucht, Mein Tail, Sonne, Du Hast, Ich Will o un Engel con la banda en un escenario artificial en medio del Wanda y con dos pianistas del cual volvieron al escenario principal en barca navegando por encima de nosotros.
Una fiesta continua, pero también os diré que con cierto aroma a nostalgia, mucha melancolía y, lo mismo me equivoco, pero muchos aires de despedida. El abrazo final en el que su fundió el grupo y su marcha subiendo por el elevador de donde descendió el cantante al inicio, dieron esa sensación. Pero a saber, lo mismo es su juego.
Al salir, pues de juerga y vuelta para nuestra querida Barcelona con una sonrisa de oreja a oreja. No será mi rollo, pero oigan, si a uno le gustan Kraftwerk, New Order, Depeche Mode o Black Sabbath, no es ninguna locura que Rammstein me volaran la cabeza una bonita noche de verano.
Os dejo una foto de la espera, un servidor, a la izquierda, con Hydro en muñeca jeje