Un día cenamos al lado del hotel (estuvimos en el Marriott por siquieres ubicarte) pero no está cerca del centro. No era un sitio de turistas, así que muy bien y muy económico. Se llamaba
Carvoeiro de Palma.
Otro día cenamos en un restaurante llamado
San Miguel d'Alfama y ese sí que no te lo recomiendo. Nos sentaron en una mesa de 8 donde había 6 sitios libres. Hemos viajado bastante y eso es típico en muchos países, así que no nos sorprendió. El problema fue que le pedimos sentarnos en otros dos distintos a los que nos había asignado y el tío se empeñó en que no. Como estaban ya con la actuación de fado, y para no dar la nota, nos sentamos donde él decía. En la carta faltaban bastantes cosas, el vino blanco no estaba suficientemente frío y no tenía nada para enfriarlo, entre el aperitivo y la comida tardaron una vida, el camarero era borde y un desastre... Y para remate nos clavaron 6 euros por una botella de agua, además de un suplemento (del cual no te avisan de antemano) por los fados. En Alfama en casi todos los restaurantes cantaban fado por las noches, así que seguro que es fácil encontrar alguno mejor.
Otro día cenamos en un restaurante llamado
Martinho de Arcada, un clásico en Lisboa. Está en los soportales de la Plaza del Comercio, segun sales por debajo del Arco de la Victoria desde la Rua Augusta a mano izquierda. Es un local muy típico y acogedor, frecuentado por escritores e intelectuales. No es ni barato ni caro; yo diría que el precio es justo por la calidad y cantidad que ofrecen. Los camareros muy atentos. Yo tomé
bacalhau grelhado con aceite y ajo y mi chico lo tomó sin nada, y ambos estaban para chuparse hasta los codos. Como fuimos a cenar relativamente tarde, estaba muy tranquilo. Cuando vayáis por allí echadle un vistazo a la carta y, si os convencen los precios, ni os lo penséis: la calidad es de primera.
El último día fuimos de excursión a Sintra y cenamos en Cascais, pero nada del otro mundo. De hecho, no me acuerdo ni como se llamaba el sitio.
La
pastelería está al lado del monasterio de los Jerónimos, en la misma acera y justo frente a la parada de los tranvías de regreso a Lisboa. Se llama Pastéis de Belém, tiene toldos azules y el nombre en la acera y, si váis en "hora punta" la encontraréis muy fácil buscando la cola, jeje.
Nosotros probamos en una pastelería cercana otros pasteles que nos recomendó una señora portuguesa y, si bien son muy parecidos, la textura y sabor de los originales es incomparable. Eso sí, si queréis traer a España para vuestra gente tenéis que comprarlos el último día; de un día para otro la crema empapa el hojaldre y pierden bastante gracia. La pastelería es gigante y tiene un montón de salones donde también os podréis sentar a degustarlos con un café, que en Portugal es buenísimo. Si os los lleváis, no olvidéis echarles por encima un poco de canela y azúcar que os darán allí en sobrecitos.
Para ir a Belém la mejor opción es el tranvía 15, muy rápido y moderno. Si no compráis la Lisboa Card o alguna otra tarjeta de transporte, el billete sencillo cuesta 2,85 EUR y hay que pagarlo dentro del tranvía en una máquina de monedas que no admite billetes. A nosotros nos pilló sin cambio y, como el conductor no cobra, o nos hacíamos un
sinpa o nos bajábamos...
Si me voy acordando de más cosas, te cuento. Y si tienes más preguntas, ya sabes