rmrelojes
Mr. Tiranio
Sin verificar
El pasado miércoles murió mi abuela. 3 dias de entierro en los que me han caido diez años encima.
99 años, viuda de guardia civil, "La Generala" de Fernando Poo.
De niño disfruté, gracias a ella, la suerte de tener dos madres.
De joven y adulto, también gracias a ella y a su caracter, sufrí algunas durísimas discusiones que me hicieron, sin duda, madurar en lo que soy.
Entre el jueves y viernes pasado, durante su incineración y entierro, comprobé lo cainitas, egoistas, avariciosos e hijos de la gran puta que podemos ser.
Aún no tenía tierra la pobre y ya peleaban por lo poco que tenía.
Un longines de oro, bueno para nada, tenía.
Me lo ofrecieron, que saben que me gustan los relojes. No lo quise para mí ni para mi hija.
Preferí un mantón de Manila para que mi hija lo luzca con alegría. Y tres platos de cerámica del Puente del Arzobispo, de los 20, para mis ensaladas de verano.
Al parecer el oro luce más y da más alegría. Cuestión de gustos, supongo.
Tampoco es que quisiera nada. Lo que de ella de verdad quería ya lo tengo. Unas fotos del verano pasado junto con mi niña jugando las dos. Y ni aún. De lo malo nada recuerdo ya. Y de lo bueno, los que me conoceis un poco, a ella se lo debeis.
También me he propuesto ser más egoista, pensar más en mí. No sé si podré, pero de verdad, de esa de la buena, que lo intentaré.
Con un par, María. Con un par...
Un saludo
99 años, viuda de guardia civil, "La Generala" de Fernando Poo.
De niño disfruté, gracias a ella, la suerte de tener dos madres.
De joven y adulto, también gracias a ella y a su caracter, sufrí algunas durísimas discusiones que me hicieron, sin duda, madurar en lo que soy.
Entre el jueves y viernes pasado, durante su incineración y entierro, comprobé lo cainitas, egoistas, avariciosos e hijos de la gran puta que podemos ser.
Aún no tenía tierra la pobre y ya peleaban por lo poco que tenía.
Un longines de oro, bueno para nada, tenía.
Me lo ofrecieron, que saben que me gustan los relojes. No lo quise para mí ni para mi hija.
Preferí un mantón de Manila para que mi hija lo luzca con alegría. Y tres platos de cerámica del Puente del Arzobispo, de los 20, para mis ensaladas de verano.
Al parecer el oro luce más y da más alegría. Cuestión de gustos, supongo.
Tampoco es que quisiera nada. Lo que de ella de verdad quería ya lo tengo. Unas fotos del verano pasado junto con mi niña jugando las dos. Y ni aún. De lo malo nada recuerdo ya. Y de lo bueno, los que me conoceis un poco, a ella se lo debeis.
También me he propuesto ser más egoista, pensar más en mí. No sé si podré, pero de verdad, de esa de la buena, que lo intentaré.
Con un par, María. Con un par...
Un saludo