P
PET
Habitual
Sin verificar
En el apasionante mundo de los aficionados a la relojería, un reloj complicado implica un reloj con muchas funciones, y capacidades sorprendentes. Incluimos calendarios perpetuos, sonerías, tourbillones, grandes fechas, ratrapantes, grandes reservas de cuerda y varias más probablemente.
Nadie imagina sin embargo en que ciertos relojes la complicación reside en la extrema dificultad para concebirlo, construir sus minúsculas piezas, montarlo y que funcione con unos requisitos mínimos de eficacia y solidez.
1.- Resulta difícil entender lo delicados que pueden ser estos relojes exquisitos, ahora un poco olvidados por culpa de la moda de los relojes de gran tamaño. Lo cierto es que durante mucho tiempo, las manufacturas competían por construir el reloj más plano y elegante del mundo, y en esa carrera competían los jugadores más aventajados de la época: Vacheron Constantin, Audemars Piguet, Jaeger LeCoultre y Patek Philippe.
Hay muchas otras que fabricaron relojes extraordinariamente delgados, y así se cita el basculante de Cartier:
Este precioso reloj monta el calibre 6.10 Frederic Piguet. Se trata de un calibre extremadamente pequeño del que hablan sus medidas: 6.5 líneas; 15,2 milímetros de diámetro; 2,1 milímetros de grosor, con 21 rubíes y 21.600 a/h.
La siguiente fotografía ilustra a la perfección los acabados y decoración del calibre referido:
Sin embargo adviértase que el calibre es redondo, y en cambio la caja del Cartier Basculante es rectangular, lo que resulta un tanto desafortunado cuando se rata de este tipo de relojes.
2.- Patek Philippe siempre ha contado en su oferta con relojes ultraplanos. En la actualidad existe un reloj para hombre que es el modelo 3520D y que lleva en sus entrañas el precioso pero antiguo calibre 177, y que obviamente es manufactura de la casa ginebrina:
El calibre 177 es manual, tiene un grosor de 1,77 milímetros, lo que es un auténtico reto físico y mecánico, y tiene un diámetro total de 20,8 milímetros, lo que resulta algo pequeño, bien es cierto que la caja el modelo para el que va destinada mide 32,2 milímetros de diámetro.
3.- Dentro de las grandes manufacturas existe una por excelencia que merece ese nombre. No sólo porque fabrica a mano sus relojes, lógicamente con ayuda de modernas máquinas y de microscopios como hacen todas las grandes casas relojeras, sino porque siempre ha fabricado mecanismos de alta relojería para Audemars Piguet, para Vacheron Constantin y para Patek Philippe. Se trata indudablemente de la Jaeger LeCoultre.
Los calibres ultraplanos Vacheron Constantin 1003, 1120, los calibres Audemars Piguet 2003, 2120 o el Calibre Patek Philippe 28-255 tienen en común un mismo noble origen: Jaeger LeCoultre.
La siguiente fotografía corresponde al calibre 2003 de Audemars Piguet, construido por Jaeger LeCoultre:
Existe un reloj sorprendentemente delgado (menos de 1 milímetro de grosor y 20 milímetros de diámetro) y que está fabricado por Lassale 1200:
Aquí podéis ver un listado de calibres de relojes ultra planos de distintas marcas relojeras:
Durante muchos años JLC no tuvo rival en la construcción de calibres únicos, exquisitamente decorados, perfectos. Un ejemplo de esto es su nuevo Master Ultra Thin.
El Master Ultra Thin (MUT) de la Jaeger LeCoultre.
El reloj supone la expresión del arte relojero miniaturizado, con unas capacidades y aptitudes como no reúne reloj alguno que pretenda compararse a el.
Hoy se fabrica en dos versiones: manual y automático, de 38 y 40 milímetros de diámetro respectivamente. Su aspecto habla de sí mismo:
LA CAJA.
En acero, oro o platino (unidades limitadas desde el año 2001) permite afirmar que se trata de un reloj de vestir por excelencia, convergiendo el finísimo bisel con la carrura y la tapa trasera, todos ellos debidamente atornillados, que han sabido dar respuesta al problema de falta de rigidez del que adolecían relojes semejantes de otras marcas, y en consecuencia a una debilidad congénita. El aspecto del MUT es ciertamente delicado, pero su robustez es incuestionable. Debido a su excelente construcción, permite sumergirlo a 30 metros.
Su perfil lo dice todo:
LA ESFERA.
La esfera es limpia, clásica, absolutamente legible, ajena a modas, manecillas Dauphine perfectamente acabadas incluso lateralmente a la vista de una lupa de 10 aumentos, e índices en relieve del mismo material que la caja biselados a dos lados para que nunca se genere un reflejo que impide ver la indicación, y con el sencillo logo de la marca bajo el doble índice de las 12.
EL MECANISMO.
En el año 1975 la JLC creó el calibre 839 que fue el precedente inmediato del formidable calibre 849 que comenzó a comercializarse en el año 1994.
En la última planta del enorme edificio que la “manufactura de las manufacturadotas” tiene en Le Sentier se monta el mecanismo extraordinario 849 de la JLC.
La imagen del calibre 849 explica “per se” por qué razón JLC representa todos los valores de las manufacturas suizas:
El mecanismo tiene 4 puentes debidamente ajustados con tornillos pavonados, encastrados en huecos debidamente achaflanados, tal y como se ha hecho siempre en la alta relojería. El pulido es realizado a mano y revisado con microscopios por parte de las profesionales –muchas mujeres- de la JLC en la segunda planta del edificio de la JLC. El mecanismo va dotado de 19 rubíes y tiene un grosor de 1,85 milímetros, batiendo a 21.600 alternancias-hora, lo que a mi juicio le hace preferible sobre otros nuevos que ha incorporado la competencia. Consta de 123 piezas y la reserva de marcha es de 35 horas.
Un curioso sistema de seguridad se prevé para cuando se ejercen fuerzas que pudieran comprimir o flexionar la caja o la tapa trasera del reloj y dañar el mecanismo. En estos casos, dos tornillos altos, actuando a modo de pilares de seguridad a cada lado del volante detendrían su movimiento.
El acabado de las superficies visibles de la platina (de poco más de 1 milímetro de grosor) se acerca a la perfección, si bien es cierto que las partes no visibles no llevan una decoración tan exquisita. La decoración ha optado por el perlado, como suele ser habitual en este tipo de relojes. Sobre la platina aparece dibujada la zona donde se ha de colocar el barrilete, adoptando su forma con un micro-relieve, lo que evita dar la sensación de que el barrilete cayó allí por casualidad como podrían haber caído en otro lugar. El barrilete que monta el mecanismo es flotante, y no lleva rubí en su eje, lo que supone desde luego una solución no muy convencional, pero sí muy elegante.
Quizá la parte del mecanismo donde mejor se observa la miniaturización sea en el regulador y su volante, que aloja una espiral NIVAROX 1. Lleva antichoques KIF (coo el cal.889 de JLC) adaptado para procurar un menor grosor. Para los que somos profanos, resulta difícil de entender por qué razón el diámetro del volante tiene 8,4 milímetros, lo que representa más de un tercio del diámetro del mecanismo, que en su totalidad tiene 21,15 milímetros.
Los puentes llevan decoración con Cotes de Geneve. En la nueva versión del MUT automático la decoración del rotor es la de gusanillo (cotes de geneve semicirculares).
CONCLUSIONES
Se trata de un reloj único que, sorprendentemente ha reunido todos los elogios de los coleccionistas especializados tanto por las soluciones de rigidez de la caja como por su estética, e indudablemente por el excepcional mecanismo que lleva en su interior. Es un reloj que pocos relojeros se atreven a abrir, básicamente porque su delgadez lo hace extremadamente delicado a la hora de su manipulación, a pesar de que una vez en su caja y funcionando, se trata de un reloj muy sólido y resistente. Dice Walt Oddets que probablemente ninguna otra relojera fuera de Jaeger LeCoultre sería capaz hoy en día de fabricar un reloj así. El conjunto del reloj es muy superior a los que frece la competencia, y ello a pesar de que estamos hablando de Patek Philippe, Vacheron o Audemars Piguet.
Se podrá decir que el mecanismo es excesivamente pequeño en relación a la caja, pero no se trata de una razón de ahorro de costes sino de que el mecanismo tan delgado no debe ser mayor, aunque la propia JLC tenga un calibre (el 145) con un grosor de 1,38 milímetros de grosor y 39 milímetros de diámetro, que se supone que se ideó para un reloj de bolsillo.
Mi agradecimiento a TonySC por su colaboración, información y ayuda, y también a los compañeros Niven, Augusto y Luis por las magníficas fotos del nuevo MUT.
Nadie imagina sin embargo en que ciertos relojes la complicación reside en la extrema dificultad para concebirlo, construir sus minúsculas piezas, montarlo y que funcione con unos requisitos mínimos de eficacia y solidez.
1.- Resulta difícil entender lo delicados que pueden ser estos relojes exquisitos, ahora un poco olvidados por culpa de la moda de los relojes de gran tamaño. Lo cierto es que durante mucho tiempo, las manufacturas competían por construir el reloj más plano y elegante del mundo, y en esa carrera competían los jugadores más aventajados de la época: Vacheron Constantin, Audemars Piguet, Jaeger LeCoultre y Patek Philippe.
Hay muchas otras que fabricaron relojes extraordinariamente delgados, y así se cita el basculante de Cartier:
Este precioso reloj monta el calibre 6.10 Frederic Piguet. Se trata de un calibre extremadamente pequeño del que hablan sus medidas: 6.5 líneas; 15,2 milímetros de diámetro; 2,1 milímetros de grosor, con 21 rubíes y 21.600 a/h.
La siguiente fotografía ilustra a la perfección los acabados y decoración del calibre referido:
Sin embargo adviértase que el calibre es redondo, y en cambio la caja del Cartier Basculante es rectangular, lo que resulta un tanto desafortunado cuando se rata de este tipo de relojes.
2.- Patek Philippe siempre ha contado en su oferta con relojes ultraplanos. En la actualidad existe un reloj para hombre que es el modelo 3520D y que lleva en sus entrañas el precioso pero antiguo calibre 177, y que obviamente es manufactura de la casa ginebrina:
El calibre 177 es manual, tiene un grosor de 1,77 milímetros, lo que es un auténtico reto físico y mecánico, y tiene un diámetro total de 20,8 milímetros, lo que resulta algo pequeño, bien es cierto que la caja el modelo para el que va destinada mide 32,2 milímetros de diámetro.
3.- Dentro de las grandes manufacturas existe una por excelencia que merece ese nombre. No sólo porque fabrica a mano sus relojes, lógicamente con ayuda de modernas máquinas y de microscopios como hacen todas las grandes casas relojeras, sino porque siempre ha fabricado mecanismos de alta relojería para Audemars Piguet, para Vacheron Constantin y para Patek Philippe. Se trata indudablemente de la Jaeger LeCoultre.
Los calibres ultraplanos Vacheron Constantin 1003, 1120, los calibres Audemars Piguet 2003, 2120 o el Calibre Patek Philippe 28-255 tienen en común un mismo noble origen: Jaeger LeCoultre.
La siguiente fotografía corresponde al calibre 2003 de Audemars Piguet, construido por Jaeger LeCoultre:
Existe un reloj sorprendentemente delgado (menos de 1 milímetro de grosor y 20 milímetros de diámetro) y que está fabricado por Lassale 1200:
Aquí podéis ver un listado de calibres de relojes ultra planos de distintas marcas relojeras:
Durante muchos años JLC no tuvo rival en la construcción de calibres únicos, exquisitamente decorados, perfectos. Un ejemplo de esto es su nuevo Master Ultra Thin.
El Master Ultra Thin (MUT) de la Jaeger LeCoultre.
El reloj supone la expresión del arte relojero miniaturizado, con unas capacidades y aptitudes como no reúne reloj alguno que pretenda compararse a el.
Hoy se fabrica en dos versiones: manual y automático, de 38 y 40 milímetros de diámetro respectivamente. Su aspecto habla de sí mismo:
LA CAJA.
En acero, oro o platino (unidades limitadas desde el año 2001) permite afirmar que se trata de un reloj de vestir por excelencia, convergiendo el finísimo bisel con la carrura y la tapa trasera, todos ellos debidamente atornillados, que han sabido dar respuesta al problema de falta de rigidez del que adolecían relojes semejantes de otras marcas, y en consecuencia a una debilidad congénita. El aspecto del MUT es ciertamente delicado, pero su robustez es incuestionable. Debido a su excelente construcción, permite sumergirlo a 30 metros.
Su perfil lo dice todo:
LA ESFERA.
La esfera es limpia, clásica, absolutamente legible, ajena a modas, manecillas Dauphine perfectamente acabadas incluso lateralmente a la vista de una lupa de 10 aumentos, e índices en relieve del mismo material que la caja biselados a dos lados para que nunca se genere un reflejo que impide ver la indicación, y con el sencillo logo de la marca bajo el doble índice de las 12.
EL MECANISMO.
En el año 1975 la JLC creó el calibre 839 que fue el precedente inmediato del formidable calibre 849 que comenzó a comercializarse en el año 1994.
En la última planta del enorme edificio que la “manufactura de las manufacturadotas” tiene en Le Sentier se monta el mecanismo extraordinario 849 de la JLC.
La imagen del calibre 849 explica “per se” por qué razón JLC representa todos los valores de las manufacturas suizas:
El mecanismo tiene 4 puentes debidamente ajustados con tornillos pavonados, encastrados en huecos debidamente achaflanados, tal y como se ha hecho siempre en la alta relojería. El pulido es realizado a mano y revisado con microscopios por parte de las profesionales –muchas mujeres- de la JLC en la segunda planta del edificio de la JLC. El mecanismo va dotado de 19 rubíes y tiene un grosor de 1,85 milímetros, batiendo a 21.600 alternancias-hora, lo que a mi juicio le hace preferible sobre otros nuevos que ha incorporado la competencia. Consta de 123 piezas y la reserva de marcha es de 35 horas.
Un curioso sistema de seguridad se prevé para cuando se ejercen fuerzas que pudieran comprimir o flexionar la caja o la tapa trasera del reloj y dañar el mecanismo. En estos casos, dos tornillos altos, actuando a modo de pilares de seguridad a cada lado del volante detendrían su movimiento.
El acabado de las superficies visibles de la platina (de poco más de 1 milímetro de grosor) se acerca a la perfección, si bien es cierto que las partes no visibles no llevan una decoración tan exquisita. La decoración ha optado por el perlado, como suele ser habitual en este tipo de relojes. Sobre la platina aparece dibujada la zona donde se ha de colocar el barrilete, adoptando su forma con un micro-relieve, lo que evita dar la sensación de que el barrilete cayó allí por casualidad como podrían haber caído en otro lugar. El barrilete que monta el mecanismo es flotante, y no lleva rubí en su eje, lo que supone desde luego una solución no muy convencional, pero sí muy elegante.
Quizá la parte del mecanismo donde mejor se observa la miniaturización sea en el regulador y su volante, que aloja una espiral NIVAROX 1. Lleva antichoques KIF (coo el cal.889 de JLC) adaptado para procurar un menor grosor. Para los que somos profanos, resulta difícil de entender por qué razón el diámetro del volante tiene 8,4 milímetros, lo que representa más de un tercio del diámetro del mecanismo, que en su totalidad tiene 21,15 milímetros.
Los puentes llevan decoración con Cotes de Geneve. En la nueva versión del MUT automático la decoración del rotor es la de gusanillo (cotes de geneve semicirculares).
CONCLUSIONES
Se trata de un reloj único que, sorprendentemente ha reunido todos los elogios de los coleccionistas especializados tanto por las soluciones de rigidez de la caja como por su estética, e indudablemente por el excepcional mecanismo que lleva en su interior. Es un reloj que pocos relojeros se atreven a abrir, básicamente porque su delgadez lo hace extremadamente delicado a la hora de su manipulación, a pesar de que una vez en su caja y funcionando, se trata de un reloj muy sólido y resistente. Dice Walt Oddets que probablemente ninguna otra relojera fuera de Jaeger LeCoultre sería capaz hoy en día de fabricar un reloj así. El conjunto del reloj es muy superior a los que frece la competencia, y ello a pesar de que estamos hablando de Patek Philippe, Vacheron o Audemars Piguet.
Se podrá decir que el mecanismo es excesivamente pequeño en relación a la caja, pero no se trata de una razón de ahorro de costes sino de que el mecanismo tan delgado no debe ser mayor, aunque la propia JLC tenga un calibre (el 145) con un grosor de 1,38 milímetros de grosor y 39 milímetros de diámetro, que se supone que se ideó para un reloj de bolsillo.
Mi agradecimiento a TonySC por su colaboración, información y ayuda, y también a los compañeros Niven, Augusto y Luis por las magníficas fotos del nuevo MUT.