PedroA
Habitual
Sin verificar
Tras la presentación el otro día en el hilo diario, llega el momento de explicar las interioridades de este proyecto.
Siguiendo con mi norma, hace ya bastante tiempo compré un movimiento JLC 476 casi completo, y como en la mayoría de los casos, fue a parar a un cajón en espera de poder ser reparado.
Hará cosa de un año, y tras conseguir lo que me faltaba me puse manos a la obra. Empecemos por el final, o lo que es lo mismo, el despiece y limpieza de la máquina.
Vista del remontuar.
Rodaje y cubo
Puente del cubo, con la rueda de corona roscada en el.
Vista del movimiento sin el sistema automático.
El curioso sistema automático sin el puente.
Listo para meter en la caja.
Y ahora empezamos por el principio, que no es otra cosa que la caja. Tras mucho tiempo esperando y ante la imposibilidad de encontrar una, (ya que viendo el tipo de masa que lleva cualquier caja no sirve), decidí embarcarme en mi segundo proyecto. En el anterior la caja fue fabricada en plástico y fundida en latón. Aunque el resultado final fue muy convincente, no me termino de convencer por la cantidad de poros que quedan tras la fundición. En este caso, y aprovechando la experiencia con el torno me decidí por esta otra opción.
Empezamos por la bata.
Seguidamente torneamos la caja.
Y por último la tapa.
Primera prueba
El resultado final.
Las patas, pegadas inicialmente con ciano para realizar el fresado. Como puede verse, a falta de herramientas hay que recurrir al ingenio.
Llegado el momento de soldar no encuentro una manera que me convenza, así que el proyecto vuelve a un cajón hasta que veo en instagram una idea que me gusta.
Caja y patas listas para soldar.
Pero está claro que la inexperiencia es un grado, así que siempre estamos expuestos a que algo salga mal, y en este caso pasó. Tuve la feliz idea de sujetar la parte superior de la caja con una pequeña placa de cobre, que para mi desgracia no cubría todo el diámetro.
El resultado.
Lo que marca la experiencia. Mejor joderla del todo para no perder el tiempo en intentar reparar lo irreparable.
Torneamos una nueva caja.
Por fin soldadas, en este caso con unas patas rectas para no complicarme más la vida, y con el cañón para la corona.
Y aquí el reloj que muchos de vosotros ya conoceis, tras chapar la caja.
Siguiendo con mi norma, hace ya bastante tiempo compré un movimiento JLC 476 casi completo, y como en la mayoría de los casos, fue a parar a un cajón en espera de poder ser reparado.
Hará cosa de un año, y tras conseguir lo que me faltaba me puse manos a la obra. Empecemos por el final, o lo que es lo mismo, el despiece y limpieza de la máquina.
Vista del remontuar.
Rodaje y cubo
Puente del cubo, con la rueda de corona roscada en el.
Vista del movimiento sin el sistema automático.
El curioso sistema automático sin el puente.
Listo para meter en la caja.
Y ahora empezamos por el principio, que no es otra cosa que la caja. Tras mucho tiempo esperando y ante la imposibilidad de encontrar una, (ya que viendo el tipo de masa que lleva cualquier caja no sirve), decidí embarcarme en mi segundo proyecto. En el anterior la caja fue fabricada en plástico y fundida en latón. Aunque el resultado final fue muy convincente, no me termino de convencer por la cantidad de poros que quedan tras la fundición. En este caso, y aprovechando la experiencia con el torno me decidí por esta otra opción.
Empezamos por la bata.
Seguidamente torneamos la caja.
Y por último la tapa.
Primera prueba
El resultado final.
Las patas, pegadas inicialmente con ciano para realizar el fresado. Como puede verse, a falta de herramientas hay que recurrir al ingenio.
Llegado el momento de soldar no encuentro una manera que me convenza, así que el proyecto vuelve a un cajón hasta que veo en instagram una idea que me gusta.
Caja y patas listas para soldar.
Pero está claro que la inexperiencia es un grado, así que siempre estamos expuestos a que algo salga mal, y en este caso pasó. Tuve la feliz idea de sujetar la parte superior de la caja con una pequeña placa de cobre, que para mi desgracia no cubría todo el diámetro.
El resultado.
Lo que marca la experiencia. Mejor joderla del todo para no perder el tiempo en intentar reparar lo irreparable.
Torneamos una nueva caja.
Por fin soldadas, en este caso con unas patas rectas para no complicarme más la vida, y con el cañón para la corona.
Y aquí el reloj que muchos de vosotros ya conoceis, tras chapar la caja.
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