AbderramanII
Reina Mora
Sin verificar
Ayer tuve el placer, por primera vez, de conocer en persona a un compi de este foro. En realidad es una compi, ya que se trata de VALIRA, una adorable catalana perteneciente al Comando Moritz que, aunque visita y ocasionalmente deja mensajes en nuestro rinconcito, donde realmente está en su salsa es en el otro sótano de RE: el de estilográficas. Como imagino que si ella lo comparte lo hará allí, yo os lo comparto aquí.
Su hijo participa hoy en el maratón de montaña Zegama-Aizkorri (¡ánimo chavalote!) y, estando alojados a una horita de distancia del Botxo, tuvieron a bien acercarse toda la familia para saludarnos y conocernos en persona. Ya nos conocíamos bastante de email y teléfono, así que nuestro encuentro fue una prolongación de nuestras charlas… pero cara a cara y mejor.
Después de los saludos y sorpresas iniciales (aclaro que no todas las vascas llevamos un flequillo como la de “8 apellidos vascos”) nos acercamos hasta mi pueblo, para visitar el Puente Colgante. El día (fresquete y húmedo) no nos acompañó mucho y para colmo había una avería en el ascensor que nos impidió subir a la parte alta de la estructura y disfrutar de las magníficas vistas que desde allí hay del pueblo y el Abra. Tuvimos que conformarnos con verlo desde abajo (lo siento Casiná, esta torcido) y dar un pequeño paseo hasta la playita...
Ya de vuelta en el Botxo, se había hecho hora de comer, así que buscamos un sitio para calmar el hambre (Eucra, va por ti)
Los postres relojeros y una preciosa rosa de San Jordi liofilizada que me dejaron de recuerdo: tiene la misma frescura y tacto que las naturales, pero podré conservarla tal cual sin que se seque o estropee (no como el fuet, que desaparecerá pronto, jajajaja).
Una vez satisfechas las necesidades básicas, nos dirigimos a Artxanda, una bonita zona de esparcimiento de nuestra ciudad, desde donde se tiene una estupenda vista del Botxo. Lo ideal es acceder hasta allí mediante un funicular, que se toma frente a las torres de Isozaki, tras atravesar el puente de Calatrava, similar al que nos mostró el compañero Eucratides en un reciente hilo en puerto de Valparaiso. Sin embargo, en esta ocasión para abreviar (¡el tiempo pasa volando!) subimos en coche.
Luego visitamos la Alhóndiga, el antiguo almacén de vinos de la ciudad. Es un bello edificio industrial modernista, cuyo interior ha sido reconvertido por Philippe Stark en un centro cultural que aloja, además de un estupendo restaurante y una agradable terraza, una mediateca y un centro de actividad física. Lo más llamativo son sus 43 columnas diferentes, pero os dejo un enlace por si lo queréis ver (
)ya que aquí, por desgracia, mis dotes fotográficas quedaron especialmente de manifiesto
Por último, una paradita en casa para que los chavales descansaran, escribir algunas postales y compartir algún relojito. Nos pusimos guapas de tinta, pero por fin tuve un Seiko en la muñeca (modelo 'Surprise', en el que el datario está en árabe y no se sabe la fecha)
¡Pues eso fue todo! Alguno tal vez eche en falta el titanio del Guggenheim y las flores de Puppy, pero es que no era la primera visita al Botxo de esta familia y esa parte ya la conocían un poco. Además, el tiempo no nos dio para más. Si eso, cuando vuelvan…
Para mí fue un sábado estupendo, aunque se nos escapó de las manos más rápido de lo que me habría gustado. Tal y como imaginaba, fue un gustazo conocer a Valira… y no solo a ella, sino también a tu encantador marido (hay que hacerle forero ¡ya!) y a sus comprensivos hijos que aguantaron estoicamente la jornada forestal derrochando paciencia y buen humor para conocer a otra “florera”
Muchas gracias por llegar hasta aquí. Me apetecía compartir con vosotros lo mucho que disfruté; espero que os hayáis hecho una mínima idea...
Su hijo participa hoy en el maratón de montaña Zegama-Aizkorri (¡ánimo chavalote!) y, estando alojados a una horita de distancia del Botxo, tuvieron a bien acercarse toda la familia para saludarnos y conocernos en persona. Ya nos conocíamos bastante de email y teléfono, así que nuestro encuentro fue una prolongación de nuestras charlas… pero cara a cara y mejor.
Después de los saludos y sorpresas iniciales (aclaro que no todas las vascas llevamos un flequillo como la de “8 apellidos vascos”) nos acercamos hasta mi pueblo, para visitar el Puente Colgante. El día (fresquete y húmedo) no nos acompañó mucho y para colmo había una avería en el ascensor que nos impidió subir a la parte alta de la estructura y disfrutar de las magníficas vistas que desde allí hay del pueblo y el Abra. Tuvimos que conformarnos con verlo desde abajo (lo siento Casiná, esta torcido) y dar un pequeño paseo hasta la playita...
Ya de vuelta en el Botxo, se había hecho hora de comer, así que buscamos un sitio para calmar el hambre (Eucra, va por ti)
Los postres relojeros y una preciosa rosa de San Jordi liofilizada que me dejaron de recuerdo: tiene la misma frescura y tacto que las naturales, pero podré conservarla tal cual sin que se seque o estropee (no como el fuet, que desaparecerá pronto, jajajaja).
Una vez satisfechas las necesidades básicas, nos dirigimos a Artxanda, una bonita zona de esparcimiento de nuestra ciudad, desde donde se tiene una estupenda vista del Botxo. Lo ideal es acceder hasta allí mediante un funicular, que se toma frente a las torres de Isozaki, tras atravesar el puente de Calatrava, similar al que nos mostró el compañero Eucratides en un reciente hilo en puerto de Valparaiso. Sin embargo, en esta ocasión para abreviar (¡el tiempo pasa volando!) subimos en coche.
Luego visitamos la Alhóndiga, el antiguo almacén de vinos de la ciudad. Es un bello edificio industrial modernista, cuyo interior ha sido reconvertido por Philippe Stark en un centro cultural que aloja, además de un estupendo restaurante y una agradable terraza, una mediateca y un centro de actividad física. Lo más llamativo son sus 43 columnas diferentes, pero os dejo un enlace por si lo queréis ver (
Por último, una paradita en casa para que los chavales descansaran, escribir algunas postales y compartir algún relojito. Nos pusimos guapas de tinta, pero por fin tuve un Seiko en la muñeca (modelo 'Surprise', en el que el datario está en árabe y no se sabe la fecha)
¡Pues eso fue todo! Alguno tal vez eche en falta el titanio del Guggenheim y las flores de Puppy, pero es que no era la primera visita al Botxo de esta familia y esa parte ya la conocían un poco. Además, el tiempo no nos dio para más. Si eso, cuando vuelvan…
Para mí fue un sábado estupendo, aunque se nos escapó de las manos más rápido de lo que me habría gustado. Tal y como imaginaba, fue un gustazo conocer a Valira… y no solo a ella, sino también a tu encantador marido (hay que hacerle forero ¡ya!) y a sus comprensivos hijos que aguantaron estoicamente la jornada forestal derrochando paciencia y buen humor para conocer a otra “florera”
Muchas gracias por llegar hasta aquí. Me apetecía compartir con vosotros lo mucho que disfruté; espero que os hayáis hecho una mínima idea...
Archivos adjuntos
Última edición: