C
crislealo
Quasi-forer@
Sin verificar
Buenas a todos!
Comparto por aquí mi pequeña colección, tres relojes muy distintos entre sí pero que, por alguna razón, conviven bastante bien en la caja.
Arranco con el Farer Carnegie Chronograph en titanio. Es de esos que sorprenden al ponérselos: casi no pesa, queda cómodo todo el día y el juego de colores en la esfera le da mucha vida sin volverse estridente. Lleva el Sellita SW510M manual, que va sólido y le da ese encanto del cronógrafo a cuerda que siempre engancha.
Luego viene el Patek Philippe 5000J, en oro amarillo, con su deployante. Dentro está el calibre 240PS con microrrotor, finísimo y muy suave. Es un reloj que no hace ruido, literalmente ni figurado, pero cada vez que lo llevo me recuerda por qué la marca tiene la fama que tiene: proporciones perfectas, discreción absoluta y un nivel de acabado que se nota aunque no lo estés buscando.
Y remato con el Omega CK 2287-1, el más veterano del grupo. Caja de acero, estética totalmente de época y, lo mejor, el calibre 27 CHRO C12 T1 PC (abuelo del famoso 321), un cronógrafo que representa muy bien la mecánica de los años 40. Tiene ese toque histórico que hace que cada uso se sienta especial. No compite con los otros dos en “lujo” ni falta que le hace: aporta alma y carácter.
Tres relojes que no se parecen en nada, pero que al final cuentan una historia curiosa juntos: titanio moderno, oro clásico y acero vintage.
Encantado de leer opiniones, críticas o sugerencias para ver hacia dónde seguir.
¡Un saludo!
Cris
Comparto por aquí mi pequeña colección, tres relojes muy distintos entre sí pero que, por alguna razón, conviven bastante bien en la caja.
Arranco con el Farer Carnegie Chronograph en titanio. Es de esos que sorprenden al ponérselos: casi no pesa, queda cómodo todo el día y el juego de colores en la esfera le da mucha vida sin volverse estridente. Lleva el Sellita SW510M manual, que va sólido y le da ese encanto del cronógrafo a cuerda que siempre engancha.
Luego viene el Patek Philippe 5000J, en oro amarillo, con su deployante. Dentro está el calibre 240PS con microrrotor, finísimo y muy suave. Es un reloj que no hace ruido, literalmente ni figurado, pero cada vez que lo llevo me recuerda por qué la marca tiene la fama que tiene: proporciones perfectas, discreción absoluta y un nivel de acabado que se nota aunque no lo estés buscando.
Y remato con el Omega CK 2287-1, el más veterano del grupo. Caja de acero, estética totalmente de época y, lo mejor, el calibre 27 CHRO C12 T1 PC (abuelo del famoso 321), un cronógrafo que representa muy bien la mecánica de los años 40. Tiene ese toque histórico que hace que cada uso se sienta especial. No compite con los otros dos en “lujo” ni falta que le hace: aporta alma y carácter.
Tres relojes que no se parecen en nada, pero que al final cuentan una historia curiosa juntos: titanio moderno, oro clásico y acero vintage.
Encantado de leer opiniones, críticas o sugerencias para ver hacia dónde seguir.
¡Un saludo!
Cris
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